Para algunas familias, las fiestas de pijama son consideradas una de esas actividades 'básicas' de la infancia, que da a los niños una experiencia divertida y memorable junto a sus mejores amigos. Pero para otras, son algo a evitar.
Hablamos con algunas madres que pertenecen a este segundo grupo y que nos explican los motivos por los que no permiten que sus hijos vayan a fiestas de pijamas ni duerman fuera de casa.
Fiestas de pijamas, ¿por qué no?
Hay personas que además de considerar las fiestas de pijamas como una de las experiencias más memorables de su infancia, las ven como algo que enriquece a los niños y les permite desarrollar ciertas habilidades sociales, al permitirles tener un espacio para ellos a solas con sus amigos cuando aún no son lo suficientemente mayores para salir a la calle solos.
Pero algunas madres consideran que, aunque pueden ser una experiencia divertida, no son realmente necesarias:
"Cuando yo era niña mis papás nunca me dejaron ir a una fiesta de pijamas, y la verdad es que no siento que me haya perdido de algo", nos cuenta Alissa. "Ahora que tengo a mis tres hijas entiendo que no se hayan sentido confiados o las hayan visto como algo innecesario, hay muchas otras formas de que los niños socialicen y fortalezcan sus amistades. Mis mejores amigas de la infancia y yo éramos muy unidas y no fue necesaria una fiesta de pijamas para lograrlo".
Para otras madres, no permitir que sus hijos asistan a fiestas de pijamas es algo que les da tranquilidad, puesto que nunca se termina de conocer a las familias:
"En mi caso en particular he escuchado casos en los que estas fiestas terminan mal y prefiero evitarle un rato amargo a mi hijo. Hay familias en las que hay problemas o no le prestan suficiente atención a los niños... al menos no como nosotros lo haríamos. Entiendo que no podemos protegerles todo el tiempo, pero mientras sea pequeño no me gustaría exponerlo a situaciones complejas que pude haber prevenido al decir que no", explica Mariana.
En el caso de Telma, las fiestas de pijamas no están a consideración por los posibles peligros que puede haber en las casas de otras familias:
"Sé que no es igual en otros países, pero donde yo vivo muchas familias tienen armas en casa y sinceramente no es un riesgo que esté dispuesta a correr. Además, en algunas casas no sólo viven padres e hijos, también hay primos, tíos y otras personas que no conocemos realmente ni sabemos qué hábitos tienen", explica.
Ana expresa un sentimiento de desconfianza similar, especificando que su negación a las fiestas de pijama puede ser un cuestión cultural y considera que es mejor prevenir que lamentar:
"Creo que como mamá latina, nuestras propias madres no nos dejaban ir a pijamas a casas de amigos por los múltiples peligros a los que se podrían exponer innecesariamente los niños, como abusos de parte de las personas que habitan aquella casa, que se presente algún incendio o fuga de gas y mis niños no puedan salir o alguna de las historias de terror que contaba mi madre. Escribiendo esto, me doy cuenta que todos estos miedos son transmitidos y puede que sean o no potenciales peligros, pero por si las dudas, no los dejo ir."
Por otro lado, uno de los principales motivos por los que muchos padres no permiten a sus hijos dormir fuera de casa son los casos de abuso infantil, que suelen ocurrir con mayor frecuencia de la que se espera durante una fiesta de pijamas :
"Sé que muchas personas tuvieron buenas experiencias al asistir a fiestas de pijamas, pero conozco familiares y personas cercanas que no tuvieron la misma suerte. Algunos fueron víctimas de abuso sexual e incluso con terapia siguen teniendo dificultades en su vida personal a causa de esto. Prefiero no correr riesgos, mi hija no duerme en casas ajenas", cuenta Julia.
La alternativa de algunas familias es permitir que los niños tengan una fiesta de pijamas pero sin quedarse a dormir, es decir, dejándoles que pasen la tarde haciendo lo que regularmente harían al estar en una reunión de este tipo, pero recogiéndolos antes de la hora de dormir:
"Decidimos buscar un punto medio y pasar por ellas alrededor de las 9 p.m. es lo que mejor nos ha funcionado... Nuestras hijas pueden vivir la experiencia de una tarde con sus amigas, pero quedarse a dormir no está permitido. Creo que de este modo todos tenemos lo que deseamos: nuestras hijas no se pierden esa experiencia con sus amigas y nosotros tenemos tranquilidad y prevenimos situaciones de riesgo o peligro", comparte Nora.
La tendencia de "no fiestas de pijamas"
La regla de no asistir a fiestas de pijamas es algo más frecuente de lo que se piensa. Hace algunos meses se viralizó el vídeo en TikTok de un psiquiatra infantil y padre de seis hijos, que explicaba que las fiestas de pijamas son una de las cinco cosas que nunca haría o permitiría hacer a sus hijos.
En un segundo vídeo, comparte más a fondo el por qué tiene una regla de "no fiestas de pijama" para sus hijos, explicando que muchas de las historias de abuso, trauma y exposición a situaciones o cosas inadecuadas suceden en las fiestas de pijamas, pues son momentos en los que los niños tienen menos supervisión adulta y están en grupo, dos factores que las hacen una oportunidad perfecta para que hagan cosas sin pensarlo o por presión de otros.
En los comentarios hubo quienes criticaron la postura del doctor, mencionando que las fiestas de pijama son uno de los mejores recuerdos de su infancia, pero también recibió apoyo de personas que pensaban como él, particularmente de maestros, trabajadores sociales y otros médicos que han atendido casos de fiestas de pijamas que dejaron algún efecto negativo en los niños.
Ésta no es la primera ocasión en la que vemos a un profesional tocar este tema. Hace algunos meses, compartimos el vídeo de detective de crímenes contra niños, que señalaba que tampoco permitía a sus hijos asistir a fiestas de pijamas, principalmente por los casos de abuso infantil en los que había trabajado.
¿Cuál es la decisión correcta?
La crianza de los hijos es algo tan complejo que en más de una ocasión nos preguntaremos si estamos haciendo las cosas bien o si hemos tomado las mejores decisiones. Y cuando se trata de la fiesta de pijamas, parece no haber un consenso.
Los padres que permiten que sus hijos asistan pueden sentirse mal si les dicen que no y les "quitan" una experiencia propia de la infancia, mientras que quienes les prohíben asistir se preguntan si no estarán sobreprotegiendo a sus hijos o se trata de una medida excesiva.
Al final, como en muchas otras cosas relacionadas con la crianza y cuidado de los hijos, la decisión final corresponderá al pensamiento y las circunstancias de cada familia.
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