Hace unos días os hablaba de la película “Lo imposible" como un caso real que da cuenta de la fuerza que nos pueden dar nuestros hijos y lo fuertes que son. Volviendo a esta historia que pone los pelos de punta al pensar que se trata de la historia real de una familia, quería plantearos una situación complicada que aparece en el argumento.
Tras la llegada del tsunami que separa a la familia, el padre se ve en la tesitura de cuidar a sus dos hijos pequeños o separarse de ellos e ir a buscar al resto de su familia desaparecida: su mujer y su hijo mayor.
En el post anterior me centré en la relación de la madre con su hijo (ellos ocupan la mayor parte del metraje como protagonistas principales), pero también podemos fijarnos en el padre y su historia.
Una de nuestras lectoras en los comentarios al anterior post nos decía que se le ponían los pelos de punta al imaginarse esa situación: el padre decide dejar a los dos hijos pequeños en una camioneta, con otros adultos desconocidos, y quedarse a buscar al resto de la familia.
Para colmo de males, los adultos a los que había dejado a sus hijos los pierden, con lo cual los niños acaban en otra furgoneta con otros muchos niños sin padres tras la catástrofe.
No sé lo que habrá de ficción y de realidad en este episodio concreto de la historia de la familia, pero recuerdo que la verdadera madre, María Belón, comentó en sus entrevistas que habían tenido que quitar algunos elementos de la película porque parecían demasiado inverosímiles.
Habría que verse en esa situación (aunque esperemos no tener que hacerlo nunca), pero yo imagino que no dejaría a una de mis hijas sola para buscar a la otra. No sé cómo (y repito que habría que verse en esta tesitura), pero me las arreglaría para buscar junto a ella.
Es muy duro para el padre, desde luego, no creo que fuera una decisión fácil, pero los niños al verse solos no pueden dejar de llorar. Imaginaos dos pequeños indefensos de siete y cinco años, solos después de la experiencia traumáticas que acaban de pasar, y sin la figura de su padre.
En realidad, el padre cree que los deja a salvo (al menos mejor que en el entorno en ruinas del hotel devastado en la costa) y cree que enviarlos con la ayuda que ha llegado hacia el interior es lo mejor. Ninguno está herido (a diferencia de la otra mitad de la familia: la madre, que cree que su marido y otros hijos han muerto, no se plantea buscarlos).
Por supuesto, el padre en el momento de separarse de sus hijos les promete volver a reunirse con ellos y al final lo logra, aunque no sin ciertas vicisitudes y arrepintiéndose casi al momento de haberlos dejado marchar solos.
En fin, la realidad siempre supera a la ficción. ¿A vosotros qué os parece la decisión del padre? ¿Te separarías de una parte de tu familia? ¿Tendría que ver en esa decisión la edad o el estado de los niños, la alternativa de “acompañantes” para ellos?
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“Lo imposible”: la fuerza que nos dan los hijos y lo fuertes que son