Noa es de Tarragona, nació prematura y tiene problemas pulmonares. En abril, cumplió su primer año, después de un mes hospitalizada muy grave, tras contraer el coronavirus. Hablamos con sus padres, quienes nos aseguran que la experiencia ha sido horrible pero que miran el futuro con optimismo.
Tras recibir el alta, Víctor Blanch quiso dirigirse a otros padres que puedan estar pasando por un momento igual de duro con algún hijo enfermo: "Hay esperanza. Si Noa lo superó con sus problemas pulmonares, los demás niños también pueden vencerlo. Todo va a salir bien".
"Una auténtica pesadilla"
Noa ya está en casa con sus padres. Aseguran que aún queda mucho trabajo por delante, pero enfocan el futuro con mucho optimismo. Atrás quedaron momentos muy duros, cuando estaban lejos de su hija.
"Cuando eres padre de un bebé con problemas pulmonares y te dicen que tiene Covid-19 nadie se puede imaginar lo que se siente. Todo mi mundo se venía abajo. Noa tenía coronavirus, mi mujer con síntomas y mis otros dos hijos estaban con su madre y tampoco podía verlos... Era una auténtica pesadilla".
Así recordaba Víctor el momento en el que su pequeña dio positivo.
Eso sucedió en marzo, cuando él y su mujer Gina Bou, llevaron a su bebé de 11 meses a urgencias del Hospital Joan XXIII de Tarragona. Según explica Gina, Noa llevaba unos días con mucha tos, pero se complicó. "Solo lloraba, porque la tos no la dejaba ni dormir", así que decidieron ingresarla.
Allí estuvo unos días, hasta que su madre comenzó con síntomas fuertes que parecían de coronavirus y se fue a casa, porque como ella misma explica "sabía que lo mejor para su salud era que yo me alejara".
Víctor se quedó junto a su hija hasta que empeoró y tuvieron que ingresarla en la UCI y confirmaron el positivo en coronavirus. Como no mejoraba, la trasladaron a la UCI del Hospital de la Vall d’Hebron, en Barcelona. Tuvo que estar allí dos semanas sola mientras sus padres pasaban la cuarentena en su domicilio de Amposta, Tarragona, a 175 kilómetros de distancia. Gina explica que la situación era realmente angustiosa:
"Estábamos los dos en la misma casa, sabiendo que Noa estaba sola en Barcelona. Es una situación de impotencia terrible, y no podíamos abrazarnos ni dormir en la misma habitación. Solo esperábamos a que sonara el teléfono".
Afortunadamente la semana pasada pudieron ir a Barcelona a buscarla para que terminara de recuperarse de nuevo en el hospital Joan XXIII. Pero según señala su madre también fue difícil: "Por la sedación casi no nos conocía y estaba siempre durmiendo". Hasta que le dieron el alta a mediados de abril y pudieron marcharse a casa.
Optimismo y mucho trabajo por delante
Los padres de Noa aseguran que aún les queda un largo trabajo por delante "para recuperar la fuerza y los hábitos de comida sólida", pero siguiendo los ejercicios para las piernas y las articulaciones que los pediatras le han pautado, confían en que la niña pueda volver al punto donde estaban antes de que contrajera el coronavirus.
Víctor reconoce que va a seguir protegiendo a su hija:
"Todos los padres protegemos a nuestros hijos, porque les queremos. Pero en los tiempos que corren no está de más sobreprotegerlos. El enemigo puede estar en la calle, en todos lados y no lo vemos".
Foto | Cedida por los padres de Noa
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