Hace cuatro días compartimos una imagen que ha dado la vuelta al mundo generando una gran polémica, la de una madre sentada en el asiento de un aeropuerto y su bebé tumbado en el suelo, mientras ella mira el teléfono móvil.
Una imagen que da lugar a muchas interpretaciones y que hace que mucha gente (y me incluyo) haya caído en la trampa de interpretar según lo que se ve. Y es que lo increíble de una foto es que aporta muchísima información y da pie a muchas opiniones, pero a la vez aporta solo un instante de un suceso que podría ser muy diferente a lo primero que nos viene a la cabeza.
Ahora, por fin, sabemos qué pasó y os podemos explicar por qué dejó a su bebé en el suelo para mirar el teléfono móvil.
La historia de Molly Lensing
Lo explican en un diario de Brasil llamado Bhaz, donde cuentan que la compañía aérea Delta Airlines se responsabiliza de este y otros sucesos.
Al parecer, un fallo en el sistema informático hizo que varios pasajeros tuvieran que esperar demasiado tiempo para volar. Fue el caso de Molly Lensing, una mujer que viajaba sola con su bebé. Volvía de visitar a su hermano, en Colorado, y se quedó esperando en el aeropuerto internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta, donde tenía que hacer una conexión entre vuelos para proseguir su camino hacia casa.
Su primer vuelo, el inicial, tenía que salir el lunes, pero se canceló. Se pospuso al martes, pero salió con un retraso de seis horas y Molly y su bebé perdieron así el vuelo que debían coger en Atlanta. Le dijeron que el siguiente vuelo saldría a medianoche, pero también se canceló.
Estuvo hasta cerca de las cuatro de la mañana con su teléfono, tratando de resolver el problema con la línea aérea. Desde Delta le dijeron que no había posibilidad de pasar la noche en un hotel y que tendría que dormir en el aeropuerto con el bebé. Al día siguiente algunos periodistas entrevistaron a varias personas afectadas, entre ellas Molly, que en ese momento estaba cambiando el pañal a su bebé, sentada en el suelo. Habían dormido allí mismo, tumbadas en el suelo del aeropuerto, y esa mañana del miércoles, pensando que todo se arreglaría, le informaron de que su vuelo saldría al día siguiente, el jueves.
Molly estaba cansada, obviamente, y al enterarse se sentó para tratar de hablar con sus padres y ver cómo podían hacerlo. Quizás podrían ir a buscarla en coche o había otro modo de evitar que ella y su hija tuvieran que pasar otro día más en el aeropuerto, y otra noche más en el suelo, esperando a un avión que en principio saldría el jueves, pero que podría ser nuevamente cancelado.
En ese instante, alguien le hizo una foto y a partir de ahí empezó todo el revuelo y lo que ya conocéis, el mundo diciendo que un bebé jamás tendría que estar en el suelo (yo fui uno de ellos y desde aquí pido disculpas a Molly Lensing por mis palabras) y muchos imaginando lo que les parecía peor y más obvio, que acababa de llegar o como mucho llevaría un ratito ahí y que agobiada de su bebé la dejó en el suelo para ella poder estar tranquila diciendo cualquier cosa intrascendente por el móvil.
Y sin embargo, llevaba ya más de un día en el aeropuerto, después de dormir en el suelo, con su bebé de menos de tres meses: normal que no sintiera la necesidad de cogerla en brazos inmediatamente... llevaba horas ahí en el suelo, con ella.
Quién sabe qué
De esta historia me llevo una lección, una que nos han dado una y mil veces: no caigas en el error de juzgar por las apariencias; no todo es como crees que es; quién sabe qué hay detrás de esa imagen. En un momento en el que todo va muy deprisa, tanto que muchas personas se dedican ya a comentar las noticias sin leer su contenido (basándose solo en el titular), sucede lo mismo con las imágenes: corremos el riesgo de dictar sentencia antes de tener todos los datos.
Pues quizás tengamos que reflexionar sobre ello y aplicarnos el consejo: cuidado, no todo es lo que parece.
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