Está claro que la llegada de un bebé no genera los mismos cambios fisiológicos en hombres y mujeres. Aunque cada día descubrimos algo nuevo sobre las increíbles consecuencias que trae la maternidad al organismo femenino, lo cierto es que también se producen en el masculino y principalmente en el cerebro... cambios que a su vez están íntimamente relacionados con el desarrollo psicológico de los niños.
Aunque en el cerebro de la mujer estos cambios empiezan a producirse en el momento de la concepción, las investigaciones apuntan a que en el del padre se producen a un ritmo distinto (más lento), y es necesaria una alta implicación con el bebé para que sean continuos y para que puedan llegar a equipararse con los de la madre.
Disminuyen sus niveles de testosterona
Cuando un hombres se convierte en padre, produce menos testosterona (la hormona sexual masculina). Esa disminución provoca un aumento de la sensibilidad y de la empatía, consecuencia que ayuda al padre a involucrarse de una forma más cercana con la crianza del bebé.
Otra ventaja que presenta esta disminución y que también tiene un efecto muy positivo en las relaciones con los hijos es que que niveles altos de testosterona bloquean los efectos positivos de la oxitocina y la dopamina, dos de las principales sustancias químicas involucradas en el vínculo con su bebé: a menor testosterona, mayor capacidad tendrá la oxitocina (la llamada "hormona del amor"), de hacer su trabajo.
Se produce un aumento en la oxitocina para generar apego
Cada vez que el padre interactúa con el bebé (a través del juego o calmándole cuando este lo necesita), se genera una especie de "explosión" de oxitocina en los dos, reacción que aumenta la sensación de apego del uno por el otro. Por eso es vital tener en cuenta la importancia que tiene el vínculo entre el bebé y sus padres, pues la forma en que los niños son criados o atendidos en los primeros años también influye en su funcionamiento cerebral durante el resto de su vida.
Puede sufrir depresión postparto
Hay una contracara de todas estas alteraciones hormonales, ya que la testosterona ayuda a mantener un buen estado del ánimo de forma más constante y a estimular las sensaciones de placer, así que una disminución en sus niveles podría desencadenar depresión postparto en el padre.
Por este motivo es muy importante informarnos sobre todos los cambios que experimenta nuestro cuerpo, ya que inciden directamente en nuestro bienestar emocional y por consiguiente en la de nuestros hijos.
Algunas zonas de su cerebro aumentan de tamaño
Uno de los estudios más comentados sobre cambios en el tamaño y densidad del cerebro es el que se llevó a cabo por las Universidades de Denver y Yale, ya que esta fue la primera vez en la que los investigadores documentaron cambios estructurales en el cerebro de los padres humanos.
Para llevarlo a cabo, se escanearon dos veces los cerebros de 16 nuevos padres. La primera tuvo lugar entre 2 y 4 semanas después del postparto y la segunda 12 a 16 semanas después. Al comparar el escaneo posterior con el primero, los investigadores encontraron un aumento en el volumen de materia gris en varias regiones del cerebro de los padres, zonas que ya se habían identificado como proclives al crecimiento en el caso de las madres, y que tienen un papel fundamental en los procesos de toma de decisiones, en el procesamiento emocional y en el apego.
Gozan de una mejor salud mental
Una investigación realizada por la Universidad Estatal de California sugiere que los padres que se involucran en la crianza de los hijos durante su primer año de vida, tienen una mejor salud mental. "Los padres que se sienten competentes como padres, por lo general pueden estar más satisfechos con sus roles y, como resultado, tener menos síntomas depresivos", sugieren los autores.
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