La cesárea es una práctica muy discutida. Teóricamente, debería practicarse únicamente en el caso de una decisión médica ante la inviabilidad de un parto vaginal, pero se sabe que no siempre es así.
Ya hemos hablado en el blog sobre el abuso de partos por cesárea en España y en Iberoamérica, con una tasa muy por encima del 10-15%, porcentaje considerado como moderado por la OMS.
Ya de por sí la cesárea supone mayores riesgos que los de un parto normal tanto para la madre como para el bebé, por lo que es una inconsciencia tomarlo como una elección arbitraria de la madre por miedo al dolor del parto o por cualquier otro tipo de conveniencia.
Un estudio británico publicado en British Medical Journal en base a casi 100.000 nacimientos en Latinoamérica demostró que en los casos de cesáreas que no se realizan por emergencia sino por elección de la madre se duplica el riesgo de morir de la madre y de desarrollar complicaciones graves como histerectomías, transfusiones sanguíneas o ingreso a terapia intensiva.
También incrementan las posibilidades de que el bebé ingrese en cuidados intensivos, además del riesgo de muerte un 70% mayor que supone una cesárea en comparación con el parto vaginal.
No significa esto que las cesáreas sean malas, por el contrario son la mejor opción ante ciertas situaciones, ya que de hecho salvan la vida de muchos bebés, pero únicamente deberían realizarse cuando el parto natural no puede darse y por expresa decisión médica.
Vía | Reuters
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