Una alimentación correcta y equilibrada es esencial para el sano desarrollo y crecimiento de los niños, y por ello es una de las mayores preocupaciones de los padres desde que nacen nuestros hijos.
¿Come mucho, come poco, qué le doy, qué debo tener en cuenta para que crezca sano, qué alimentos son mejores, cuáles restringir...? En fin, las dudas son muchísimas, por eso hoy os queremos dar sintetizado en un artículo cuáles son las claves más importantes que tienes que conocer para alimentar a tus hijos de forma saludable.
1) La lactancia materna, el mejor comienzo
Si se puede elegir, la lactancia materna es lo mejor que puedes ofrecerle a tu bebé para comenzar su alimentación. No solo protege frente a enfermedades, sino que aporta los nutrientes que necesita en cada etapa de crecimiento y previene la obesidad infantil, ya que ofrece el beneficio de regular el peso del bebé. Además, el movimiento que realiza para succionar el pecho de la madre prepara al niño para la masticación y para la introducción de los alimentos sólidos.
La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y luego complementada con alimentos sólidos hasta al menos los dos años.
2) Alimentación complementaria, a partir de los seis meses
Introducir alimentos sólidos antes de los seis meses no tiene ningún beneficio para el bebé, ya que sus sistema digestivo es aún inmaduro para procesar ciertos alimentos. Por eso, la introducción de la alimentación complementaria se establece a partir de los seis meses.
Los bebés que son amamantados seguirán tomado leche materna, y los que no leche artificial, y se irán incorporando sólidos a la dieta del bebé para que empiecen a probar nuevos alimentos, nuevos sabores y nuevas texturas. La idea es que se vaya familiarizando con ellos.
Antes se recomendaba retrasar los alimentos más alergénicos, pero se ha demostrado que la introducción tardía de alimentos en la dieta del bebé podría predisponer a desarrollar alergias alimentarias, por lo que si no hay recomendación médica para ello, lo ideal es introducir prácticamente todos los alimentos a los seis meses.
3) A los seis meses, prácticamente de todo
Hace algunos años, el calendario de incorporación de alimentos en los niños era mucho más pautado, pero las últimas recomendaciones para la primera infancia es ahora mucho menos restrictiva. Prácticamente se pueden introducir todos los alimentos a partir de los seis meses, incluyendo algunos para los que antes se esperaba más tiempo como el pescado azul o el huevo.
A los seis meses están preparados para empezar a probar todo tipo de alimentos, a excepción de algunos que pueden ser peligrosos en bebés menores de un año, y siempre vigilando si surge alguna reacción alérgica a algún alimento a la hora de ofrecerlo.
En cuanto a los frutos secos, se pueden ofrecer a partir de los seis meses pero siempre molidos y nunca enteros hasta los cinco seis años por el riesgo de asfixia.
4) La alimentación es a demanda
Así como la lactancia, ya sea materna o artificial, debe ser a demanda, la alimentación complementaria sigue el mismo objetivo. La idea es que el bebé se empiece a familiarizar con los alimentos, pero el principal alimento del bebé sigue siendo la leche por lo que no se deben sustituir tomas de pecho por comida. En cuanto a las cantidades, a demanda. Hay que ofrecerles alimentos variados y saludables para que prueben, pero ellos deciden qué y cuánto quieren comer.
5) Déjalo comer con las manos
El Baby Led Weaning, o la introducción de alimentos guiada por el niño, defiende que los niños comiencen a comer con las manos los alimentos cortados en trozos. De esta forma, comienzan una relación con los alimentos mucho más natural que con las papillas que se ofrecen trituradas, de forma dirigida, y camuflan el sabor de los alimentos. Al comer ellos con sus manos, experimentan con los sabores de los alimentos y eligen lo que comen.
6) Alimentos imprescindibles y a evitar
La clave es una alimentación variada y saludable, con prioridad a los alimentos más sanos que no pueden faltar en la dieta de los más pequeños como son los cereales, las verduras y hortalizas, las frutas y las proteínas (presentes en la carne, el pescado, los huevos, la leche y sus derivados, las leguminosas y los frutos secos). Las proteínas recomendadas deberían de ser un 65% de origen animal y un 35% de origen vegetal, por lo que hay que compensar las primeras, restringir huevos, carnes y pescados y ofrecer también legumbres o cereales con alto contenido proteico como las lentejas, soja, la quinoa.
En cambio, aunque no hay alimentos prohibidos, hay que evitar todo lo posible los superfluos, como los dulces, el azúcar, la bollería, las galletas y otros alimentos que parecen saludables pero no lo son como las papillas de cereales, los cereales de desayuno, bebidas vegetales, y yogures infantiles, todos ellos con un alto contenido de azúcar añadido.
7) Cinco raciones de fruta y verdura al día
La recomendación de "5 al día", como mínimo, va también para los más pequeños. El consumo de frutas y verduras ayudan a tener un adecuado aporte de vitaminas, nutrientes, minerales, fibra, así como a prevenir enfermedades crónicas como las cardiopatías, el cáncer, la diabetes o la obesidad.
8) Prefiere comida casera a procesados
Es un poco obvio decirlo, pero la comida hecha en casa es siempre más saludable que la que podemos comprar ya hecha. Es una gran diferencia para la salud de nuestros hijos, ya que ayuda a prevenir la obesidad, así como enfermedades crónicas que están relacionadas con una alimentación deficiente.
Ofrece a tus hijos recetas variadas y saludables hechas en casa que animen al niño a consumir una amplia diversidad de alimentos.
9) Cocina con los niños
Además de divertido, meter a los niños en la cocina y conseguir que entren en contacto con los alimentos, los manipulen y los preparen, también contribuye a una alimentación más saludable.
10) Cocina bien los alimentos
Nunca ofrecer estos alimentos crudos o cocinados (especialmente carnes, pescado y huevos) a menos de 70º, temperatura en que los microorganismos patógenos son destruidos, para evitar la presencia de bacterias como la salmonela, la listeria o la Escherichia coli.
11) Si come poco
Para los padres es muy agotador tener "niños malos comedores", pero ante todo tranquilidad y sentido común. Siempre que en la revisión pediátrica se compruebe que el niño está sano y aumenta de peso, la clave es la paciencia. Hay niños que pasan por etapas en las que tienen más apetito que otras y en las que sus necesidades energéticas varían.
12) Evitar los zumos de frutas
Aunque sean zumos de fruta caseros, es preferible ofrecer la pieza de fruta en trozos o triturada. Los zumos aumentan el riesgo de caries y aportan calorías "no nutritivas" contribuyendo a una ganancia inadecuada de peso, además de desplazar el consumo de leche.
13) Para beber, agua
Como decimos arriba, evita los zumos tanto caseros como procesados, así como los refrescos, las bebidas artificiales y por supuesto, las energéticas. El agua es lo más saludable para saciar la sed, así como para acompañar las comidas.
14) Ojo con la sal
Se habla mucho del azúcar, pero no tanto de peligro de la sal. Antes del año, no añadas sal a las comidas de tu bebé, ya que no es adecuada para sus riñones en pleno proceso de maduración y aumenta el riesgo de obesidad al animar a comer más cantidad. El sodio es necesario, pero en su justa medida.
A partir del año, si queremos añadir un poco de sal a sus comidas (siempre en poca cantidad y cuanto más tarde mejor) que sea yodada. No son recomendables tampoco verduras en vinagre y determinadas conservas, carnes saladas y embutidos, dados de caldo o sopas en polvo.
Cuidado con los alimentos aparentemente inofensivos que les damos a los bebés, como los fiambres de pollo o pavo. No son un alimento recomendado para ellos, primero porque es carne procesada y segundo, porque suelen llevar mucha sal.
15) No forzar, engañar, ni chantajear
Forzar a los niños a comer es contraproducente, así como recurrir a estrategias par engañar como hacer el avión o como camuflar los sabores de los alimentos. Si tu hijo rechaza probar nuevos alimentos, no lo presiones; se cree que tras probar un nuevo alimento unas 10 o 15 veces, recién ahí un niño puede llegar a aceptarlo. O sea que paciencia.
16) Comer en familia sin pantallas
Compartir la mesa en familia es fundamental para una alimentación saludable y para que la hora de comer no se convierta en un acto mecánico. El momento de la comida debe ser agradable, sin prisas y sin pantallas. Bien sentados en la mesa, los padres enseñaremos a los niños a comer despacio, masticar bien y disfrutar de la comida. Además, fomenta la comunicación en familia haciendo de la comida o de la cena un momento de encuentro.
17) No usar alimentos como premios, ni castigos
Si damos un premio por comer algo que no les gusta, o al contrario, les castigamos obligándoles a comer algo que no les gusta, el niño asociará inconscientemente la ingesta de determinados alimentos a algo sacrificado, feo y desagradable. Además, está el peligro nutricional de usar alimentos poco saludables como chucherías o dulces como recompensa o premio.
En Bebés y más | Alimentación complementaria: recomendaciones de la AEP sobre la introducción de alimentos en la dieta del bebé, Calendario de incorporación de alimentos: cuándo debe el bebé empezar a comer cada uno