Vuelta al colegio y para algunos niños, vuelta a los desayunos desequilibrados, los bollos en el recreo y las meriendas cargadas de azúcares añadidos, vuelta a galletas que realmente no son tan sanas como dice el paquete lleno de colores y dibujos, muy bonito pero quizás muy malo.
¿Somos conscientes nosotros, los padres y madres, de que los alimentos preparados dirigido a los niños, pueden ser los más bonitos pero tristemente también son los menos sanos? Porque los responsables de comprarlos y llevarlos a casa, somos nosotros, así que sí, deberíamos tenerlo muy en cuenta al meterlos en la bolsa de la compra.
Un estudio publicado en 2008 señalaba que el 89% de los alimentos dirigidos a niños que se analizaron, podrían calificarse de “baja calidad nutricional” al ir cargados en su composición de azúcar, sal o grasas.
Teniendo en cuenta que sólo se analizaron alimentos dirigidos a los niños pero fuera de la categoría de “comida chatarra” (bollos industriales, refrescos, aperitivos grasos o salados y “chuches”).
El 90% de los cereales para desayuno dirigidos a niños que se analizaron, tenían tal contenido de azúcar que nutricionalmente eran de baja calidad.
Sólo un 1% de los alimentos estudiados fueron frutas y verduras, concretamente manzana troceada y zanahorias pequeñas, porque este tipo de alimentos realmente saludables no solían dirigirse de forma atractiva a los niños.
Lo más indignante quizás sea que el 63% de los “alimentos divertidos” dirigidos a los niños, llevaban la coletilla de alguna declaración relacionada con la salud en el envoltorio, lo cual es lógico teniendo en cuenta que somos los adultos los que tranquilizamos nuestra conciencia al leer ese mensaje cuando les compramos este tipo de productos a nuestros hijos aunque en el fondo no estemos tan convencidos de sus supuestas bondades.
Según los expertos, es probable que entre 70 y 160 kilocalorías “de más” en la dieta diaria de nuestros hijos, estén implicadas en el origen de la obesidad que están padeciendo los menores.
Tomando medidas
Si nosotros los adultos somos los responsables de lo que entra en nuestra despensa, somos también los primeros que debemos tomar medidas. Los niños no pueden decidir qué se compra y qué se come en casa, no podemos educarle si lo permitimos ¿no os parece?
No nos olvidemos de que somos su ejemplo en todo y en la alimentación, también lo somos. No podemos recomendarles que coman sano si no nos ven a nosotros comer productos saludables.
El desayuno es muy importante y a veces las prisas y los nervios que hacen que no de tiempo de desayunar, se solucionan haciendo que suene el despertador diez minutos antes. Y una vez que tenemos tiempo para desayunar, es interesante introducir alimentos como por ejemplo la avena ¿la conocéis?¿la habéis probado alguna vez?
Por qué no volver al bocadillo de toda la vida para el desayuno del recreo de nuestros hijos o para la merienda de después del colegio, para reponer fuerzas de verdad y de forma mucho más saludable.
Monta un pequeño huerto en casa. Está claro que los niños (y los adultos) aprenden más cuando participan activamente de la experiencia. Aprenderán a comer sus propios productos frescos y naturales.
Para ver una película y picotear algo, quizás podríamos dejar a un lado los productos preparados y precocinados y permitir que ocupen su lugar productos sanos y snacks preparados en casa, entre todos.
Quizás "la vuelta al cole" sea el momento de que todos adoptemos nuevas y buenas pautas alimenticias y dejemos entrar más en nuestra despensa a alimentos frescos y naturales y menos, muchísimo menos, a alimentos procesados tan "atractivos" como negativos para la salud de nuestros propios hijos.
Fotos | iStockphoto
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