En esta época de vuelta al cole solo hace falta poner la tele para ver qué es lo que más se anuncia: galletas, batidos, chocolatinas, bollería... todo lo que viene envasado y nos "solucionan" muchos desayunos y meriendas (entrecomillo porque de solución en realidad tiene más bien poco). Ya sea por el ritmo de vida que llevamos, por que nos cuesta negarles algo a nuestros hijos, porque en la tele dicen que tienen vitaminas y minerales, o por la razón que sea, los ultraprocesados están ganado demasiado terreno en la alimentación de nuestros hijos y es nuestra responsabilidad como padres hallar el equilibrio por el bien de su salud.
Dedica el tiempo suficiente para preparar la comida de la familia
Está claro que muchos de los problemas que sufren las sociedades modernas provienen de la falta de tiempo y eso incluye la planeación y la preparación de los alimentos. Comer "cualquier cosa" no es sano y mucho menos para un niño, porque necesita los nutrientes suficientes para crecer sano y fuerte.
Un truco muy útil, especialmente si no tenemos tiempo, es planear los menús de la semana (con la media mañana y meriendas incluidas). Por supuesto también es indispensable dedicar un poco de tiempo a cocinar (no hace falta que tengas una estrella michelín para pelar una fruta y cortarla en trozos en vez de coger un batido de la despensa), o para preparar una ensalada que les resulte apetitosa a los niños con un filete a la plancha. Hay muchos tutoriales y muchas recetas muy fáciles que podemos seguir para que el comer sano se convierta un hábito.
Haz la compra de una forma más consciente
En una sociedad como la nuestra, en la que hay exceso de información y falta de tiempo para asimilarla, es vital "tomar el toro por lo cuernos" e informarnos: aprende a diferenciar un alimento procesado (por ejemplo, el aceite de oliva), de un ultraprocesado (por ejemplo, unos nuggets de pescado). Lee las etiquetas de los alimentos que sueles comprar -te sorprenderías de la cantidad de sal, azúcar y grasa que poseen y ni te imaginas-, y no te creas todo lo que dicen los anuncios. Debemos empoderarnos como consumidores investigando sobre qué es lo que estamos comprando y dando de comer a nuestros hijos.
Una vez más, si no tienes tiempo, la directriz es muy sencilla: cuantos menos alimentos envasados compres y consuma la familia, mejor.
Aumenta la ingesta de fruta y verdura fresca
La dieta de la familia debe ser equilibrada, variada y debe incluir todos los grupos alimenticios. Sin embargo solo el 42,5 por ciento consume fruta fresca y el 22,6 por ciento toma verduras a diario, según los resultados de la ronda 4 de la 'Iniciativa Europea de Vigilancia de la Obesidad Infantil' ('COSI') de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que fue publicado en la revista Nutrients. Debemos velar porque los niños prioricen el consumo de esos alimentos sobre otros que son muy "pobres" nutricionalmente hablando.
Para facilitar el consumo de frutas, lo mejor que podemos hacer es ofrecérsela desde que empiezan la alimentación complementaria, variar su presentación (ya sea en piezas enteras, en macedonias o trituradas en el caso de los bebés), y tener siempre algún tupper listo en la nevera con alguna pieza pelada y en trozos para que los niños la puedan tomar cada vez que les apetezca.
Enseña a través del ejemplo
No hay duda de que la mejor manera de enseñar hábitos saludables es practicándolos nosotros mismos: si los niños desayunan en familia, ven que a sus padres les gustan las frutas y las verduras, que no comen golosinas y que no lo hacen por no engordar (porque del peso - del nuestro o del suyo- no deberíamos hablar delante de ellos), es lo que van a normalizar.
No utilices la comida como un premio o como castigo
Utilizar la comida como premio (o castigo, porque se da también el caso), es jugar con fuego porque seguramente conseguirás un objetivo a corto plazo: que se coma la verdura, que recoja su habitación, que haga los deberes a cambio de, seguramente, algún alimento que no es precisamente saludable. Con esta estrategia estás difuminando su sentido de la responsabilidad, y además estás reforzando el mensaje de que ese premio es algo bueno para él y por eso debe esforzarse para conseguirlo.
En mi caso prefiero recurrir a hablar de todo lo positivo que tiene el comer sano: que estarán más fuertes, que crecerán más rápido y que se pondrán menos malos.
El "de vez en cuando" no debe ser todos los días
Está claro que es prácticamente imposible evitar que los niños coman alimentos ultraprocesados en algún momento, pero ésta debería ser la excepción y no la regla. Seguramente todos hemos dicho (o escuchado) la frase, "esto lo come sólo de vez en cuando", pero si el niño consume ultraprocesados de distintos tipos a distinta hora (galletas en el desayuno, dulces en la comida, un helado en la tarde y una pizza en la noche), al final lo está haciendo de forma continua.