Suele asociarse el sobrepeso de los niños al consumo excesivo de grasas, azúcares y alimentos procesados, pero también es importante evitar el exceso de alimentos salados, ya que consumir demasiada sal también aumenta el riesgo de obesidad infantil.
La regla de tres es muy simple. El niño que toma alimentos salados siente sed, y para calmarla aumenta también el consumo de refrescos azucarados, los cuales tienen una clara relación con la obesidad infantil. Por otra parte, la sal refuerza el sabor de los alimentos, lo cual puede inducir al niño a comer más cantidad.
Según un estudio publicado en marzo del 2008 en la revista Hypertension, investigadores de la Universidad de Londres encontraron que si la cantidad de sal que toman los niños del Reino Unido se redujese a la mitad (unos 3 gramos diarios menos), dichos niños tomarían una media de 2-3 bebidas azucaradas menos a la semana.
Poca sal desde el comienzo
Es fundamental establecer una relación saludable desde el comienzo de la introducción de la alimentación complementaria. A los alimentos que les damos a los peques que empiezan a comer no es necesario añadirles nada de sal. Las carnes no lo necesitan, y a las verduras, basta con agregarles una cucharadita de aceite oliva.
Así el niño se acostumbrará al sabor que tienen los alimentos sin sal y a no relacionar el sabor de las comidas al sabor de la sal. Al consumir siempre los alimentos con sal su propio organismo va generando esa necesidad. Además, los riñones de un bebé todavía no son capaces de procesar grandes cantidades de ese mineral.
Hay ciertos errores que solemos cometer los padres a la hora de alimentar a nuestros hijos que pueden evitar la ingesta excesiva de sal y así prevenir enfermedades en el futuro. No sólo cardiovasculares, sino también como hemos visto la obesidad infantil.
Medidas para evitar el exceso de sal
- Es un error introducir alimentos sólidos antes de los seis meses.
- Una vez que empiezan con la alimentación complementaria evitar los potitos y productos industrializados que pueden llevar sal añadida.
- No añadir sal a los purés.
- No ofrecerles leche de vaca antes de los 12 meses para protegerles del exceso de sodio
- Consumir agua mineral baja en sodio
Ya de por sí menos sal es igual a más salud. Reduciendo su consumo evitamos el riesgo de hipertensión en la edad adulta, pero también el de obesidad infantil relacionada al consumo de refrescos azucarados para saciar la sed producida por el consumo de alimentos demasiado salados.
Vía | Consumer Foto | Kim Strømstad en Flickr En Bebés y más | Obesidad infantil: claves para prevenirla