La cifra de niños y adolescentes obesos en el mundo se ha multiplicado por 10 en los últimos 40 años, y la OMS viene alertando de este grave problema desde hace ya tiempo. Según la Organización de Consumidores (OCU), en España uno de cada cuatro niños tiene sobrepeso, y aunque detrás de muchos casos se esconden hábitos de vida sedentarios, en otros se debe a una mala alimentación y un consumo elevado de azúcar.
La OCU ha realizado un estudio sobre la publicidad de los alimentos infantiles y cómo ésta puede afectar en la decisión de compra de las familias. Por eso, exige una ley que regule este tipo de publicidad, de manera que aquellos alimentos poco saludables y que no cumplan con los criterios de la OMS no puedan anunciarse en los medios.
Publicidad de alimentos infantiles regulada
La OCU ha realizado una encuesta a 634 personas sobre la influencia de la publicidad entre los menores, y los resultados son realmente preocupantes pues el 59% de los padres encuestados reconoce que sus hijos influyen en las decisiones de compra de los hogares.
El tipo de publicidad, los dibujos de los envases y los regalos que se ofertan con algunos productos llaman mucho la atención de los niños que, sin ser conscientes de si el alimento que están viendo es saludable o no, piden a sus padres que se lo compren.
Es por ello, que la OCU ha exigido una regulación específica para la publicidad de alimentos infantiles basada en las recomendaciones de la OMS, y pide a las autoridades lo siguiente:
Que se establezca una normativa que impida la publicidad infantil en productos con perfiles nutricionales inadecuados.
Que los criterios de estos perfiles nutricionales sean exigentes en línea con las recomendaciones de la OMS.
Que se impida que las marcas con productos cuyo perfil nutricional sea poco sano realicen campañas de promoción de hábitos saludables.
La OCU considera que si hubiera una ley que obligara a cumplir una serie de parámetros mínimos para anunciarse, la mayoría de los productos dirigidos a los niños no podría anunciarse en los medios ya que superan los parámteros nutricionales aconsejados por la OMS.
En España no hay leyes que regulen la publicidad infantil, por eso la organización de consumidores considera que "ha llegado el momento de establecer una legislación que limite claramente los mensajes publicitarios de productos que no tienen el perfil nutricional adecuado".
Pero la publicidad no lo es todo
No cabe duda de que la publicidad nos infuye a todos a la hora de comprar, pero especialmente a los niños, a los que resulta fácil atraer con pegadizas canciones, divertidos dibujos o regalos originales.
Sin embargo, los padres somos quienes tenemos la última palabra y un niño no debería influir jamás en la cesta de la compra, y mucho menos cuando se trata de su alimentación y su salud.
Por eso, con independencia de la publicidad, los adutos debemos tener claro cómo llenar nuestra despensa y qué podemos hacer para evitar el consumo excesivo de azúcar en la dieta de nuestros hijos y en la nuestra propia:
- En primer lugar, es muy importante predicar con el ejemplo. De nada sirve hablar a los niños de las bondades de la fruta y la verdura, por ejemplo, si nosotros no las comemos.
Optar siempre, o en la medida de lo posible, por los productos frescos ya que cuanto más procesado esté un alimento, más probabilidades hay de que contenga grasas saturadas, aceites y exceso de azúcar o sal.
El tipo de cocina también es importante. Optemos por la cocción al vapor, al horno o a la plancha y dejemos los fritos para ocasiones muy puntuales.
Intentemos hacer siempre nosotros la comida, en lugar de comprarla ya hecha. Los purés para los bebés, las papillas de cereales o la repostería resultan más sanos si los elaboramos en casa en lugar de comprarlos.
Pongamos especial atención a los desayunos, meriendas y almuerzos que nuestros hijos llevan al colegio.
En este tipo de comidas suele ser más fácil y rápido caer en alimentos procesados o con exceso de azúcar o grasas. Eliminemos los zumos envasados, cereales y yogures con alto contenido en azúcar o bollería industrial, y sustituyamoslo por fruta fresca, bocadillos o snacks saludables.
Implicar a los niños en la cocina ya que según los estudios, los niños que ven a sus padres cocinar durante más tiempo en casa toman decisiones más saludables a la hora de escoger sus propios alimentos.
Comer en familia también es muy importante ya que nos permite no sólo compartir el tiempo y ponernos al día de nuestra jornada, sino disfrutar de la comida, educar con el ejemplo y olvidarnos de las prisas, que tanta influencia negativa tienen a la hora de alimentarmos de forma saludable.
- Y no olvidemos lo importante que es moverse, jugar, hacer deporte y evitar hábitos de vida sedentarios y poco saludables.
Vía OCU-Diciembre
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