La alimentación ideal del lactante es la leche materna: durante los primeros seis meses de vida en exclusiva y, posteriormente complementada con otros alimentos hasta los dos años o más, siempre que la madre y el bebé lo deseen.
Sin embargo, hay madres que no pueden o no quieren amamantar a sus bebés. En este caso, ¿qué fórmula elegir? ¿Son todas iguales? ¿Son aptas para bebés? ¿Aporta algún beneficio la leche de cabra o la de yegua frente a la de vaca?
¿Qué son las fórmulas para lactantes?
Las fórmulas para lactantes se definen como un alimento adecuado para sustituir parcial o totalmente a la leche humana, cubriendo los requerimientos nutricionales del lactante durante los primeros meses de vida.
En nuestro país se denominan de inicio las que se administran hasta los seis meses y de continuación a partir de entonces. Sin embargo, en otros países se emplea una única fórmula durante todo el primer año de vida.
¿Cómo se elaboran las fórmulas de lactantes?
Tradicionalmente las fórmulas infantiles se han desarrollado a base de proteínas de leche de vaca. La leche de vaca es sometida a numerosos procedimientos (se extraen algunos componentes, otros se reconstituyen y se añaden vitaminas, minerales y otros nutrientes), a fin de hacerla lo más parecida posible a la leche materna.
La regulación de las fórmulas para lactantes
Como os imaginareis, todo esto está estrechamente regulado. Fue en 1977 cuando comenzaron las primeras recomendaciones de expertos sobre la elaboración de estas fórmulas para lactantes.
Desde entonces se han ido modificando hasta el último reglamento europeo en septiembre de 2015. En él se establece cuántas calorías deben tener las fórmulas, los rangos de hidratos de carbono, lípidos y proteínas así como de vitaminas, minerales y otros nutrientes.
¿Cuáles son las diferencias entre la leche de vaca, la materna y las fórmulas?
Como hemos comentado en otras ocasiones, la leche de vaca no debe ofrecerse antes de los 12 meses de vida, ya que es una fuente pobre de hierro y de ácidos grasos esenciales y aporta una excesiva carga de solutos que puede dañar el riñón.
A continuación os muestro una tabla donde podéis ver las principales diferencias entre estas leches. Tal vez os llame la atención, entre otras cosas, la pequeña cantidad de hierro que contiene la leche materna. Sin embargo, éste hierro tiene una elevada biodisponibilidad (es decir, se absorbe muy bien, un 70% frente al 30% de hierro de la leche de vaca).
¿Es la leche de cabra una alternativa para los lactantes?
Recientemente han aparecido en Europa diferentes preparados infantiles a base de leche de cabra. Varias cooperativas de leches de cabra de Nueva Zelanda se unieron en los años 80 y comenzaron a fabricar y comercializar fórmulas infantiles a base de leche de cabra. En 2012, tras revisar una serie de estudios, la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) determinó que la leche de cabra era una buena fuente proteica para las fórmulas infantiles y en 2013 se autorizó la comercialización de estos preparados en Europa.
La Unión Europea, en su último reglamento sobre fórmulas infantiles publicado en 2015 especificó que dichos preparados pueden ser elaborados también a base de leche de cabra.
¿Aportan algún beneficio las fórmulas de cabra frente a las fórmulas infantiles a base de leche de vaca?
Hay estudios que apuntan a una mejor digestión de las grasas en lactantes que toman fórmula a base de leche de cabra, asimilándose sus deposiciones a las de los niños amamantados, y realizando mayor número de éstas y sin dolor. Además no parece haber diferencias significativas en cuanto al crecimiento de los lactantes.
Los autores de un reciente artículo concluyen que estas fórmulas podrían ser una opción en lactantes con el denominado "malestar intestinal" (estreñimiento, regurgitaciones, cólicos, meteorismo) o una alternativa para la nutrición del lactante sano, pero aún son necesarios futuros estudios.
¿Podrían beneficiarse los niños alérgicos a la proteína de la leche de vaca de estas otras fórmulas?
No, y es muy importante subrayarlo: los niños con alergia a las proteínas de leche de vaca pueden tener reactividad cruzada con proteínas de otros mamíferos: cabra, oveja o yegua. Si bien ésta última parece tener menor reactividad, por el momento se prefieren las fórmulas hidrolizadas de leche de vaca o a base de proteínas vegetales (soja, arroz).
¿Qué hay de la leche de yegua?
El consumo de leche de yegua no es novedad. Hay datos que indican que ya se consumía en el año 3500 aC y ha sido tradicionalmente empleada para tratar determinadas dolencias y como producto cosmético (Cleopatra, Nefertiti o Sissi se bañaban en leche de yegua). Se ha consumido tradicionalmente en las estepas rusas de Mongolia y los pueblos nómadas del Sáhara, y más recientemente ha comenzado a consumirse en países de nuestro entorno.
Existe incluso en el mercado una formulación de leche de yegua en polvo. Cuando analizamos su composición vemos que no cumple con los requisitos de calorías y nutrientes establecidos por las autoridades para fórmulas para lactantes. De igual manera, no se contempla en dicho reglamento la proteína de leche de yegua como base para las fórmulas infantiles.
Esta leche de yegua contiene menos calorías de las recomendadas para lactantes(205 KJ/100ml frente al mínimo recomendado de 250KJ/100ml). Además, es una leche con un bajo contenido en ácidos grasos esenciales así como de hierro y vitamina D. Por ello, no parece a día de hoy una alternativa válida para los lactantes menores de 1 año. Además hay que sumar el inconveniente de su elevado precio.
Y a partir del año de vida, ¿pueden tomar leche diferente a la de vaca?
A pesar de los mitos que la rodean, a partir del año la leche de vaca constituye una importante fuente de calcio y fósforo, elementos fundamentales para el crecimiento de los niños. Sin embargo, no es imprescindible y podríamos obtener estos nutrientes de otros alimentos, entre ellos otras leches.
A continuación os muestro una tabla comparativa de diferentes tipos de leches de mamíferos. Como veis son bastante similares unas de otras. La de oveja tiene un más grasa y más proteína, algo que no necesitan nuestros niños. La de yegua en cambio, es menos calórica y menos proteica.
Muchos padres preguntan también por leches vegetales. En realidad se trata de bebidas vegetales, que poco tienen que ver nutricionalmente hablando con la leche, pero que podrían formar parte de la dieta de los niños teniendo en cuenta ciertas consideraciones.
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