La alimentación de nuestros hijos es uno de los aspectos que más preocupa a los padres. Cuando los niños pasan por periodos de inapetencia, el temor a que puedan tener alguna carencia nutricional nos puede llevar a cometer ciertos errores en su alimentación, como forzarlos a comer o utilizar premios como aliciente.
María Marqués, dietista-nutricionista materno infantil, asesora de lactancia y fundadora de Mamá Nutrición y Lactancia, nos aconseja qué recursos respetuosos podemos utilizar los padres para garantizar una alimentación equilibrada cuando nuestros hijos son "poco comedores", y por el contrario, qué prácticas debemos evitar.
Qué debes tener en cuenta si tu hijo come poco y/o mal
Todos los padres deseamos que nuestros hijos coman perfectamente y tengan una dieta variada y saludable. Pero sabemos que no siempre sucede así. De hecho, en mayor o menor medida la mayoría de niños atraviesa por rachas de inapetencia o "mal comer".
"Muchos niños atraviesan etapas en las que se vuelven más selectivos con la comida, es decir comen menos cantidad y aceptan menos alimentos. Se trata de periodos fisiológicos y transitorios que salvo que afecten al crecimiento y desarrollo del niño (algo muy poco habitual), no tienen mayor trascendencia", explica la nutricionista.
No existen fórmulas mágicas para revertir esta situación, salvo la paciencia y el acompañamiento respetuoso. No obstante, María incide en una serie de aspectos que los padres deberíamos tener muy en cuenta si nuestro hijo está atravesando esta etapa:
Rebaja tus expectativas
Para empezar, la nutricionista recomienda a los padres rebajar las expectativas, no colgar la etiqueta de "mal comedor" y no comparar a nuestro hijo. Y es que, como en cualquier otro aspecto de la crianza, habrá niños que coman más cantidad o que devoren la verdura y el pescado, mientras que a otros les cueste más trabajo.
Por otro lado, "comer mucho" o "poco" es una cuestión bastante subjetiva: "la experiencia profesional me dice que generalmente, los padres consideran que sus hijos comen poco cuando en realidad no es así".
Respeta la decisión del niño sobre cuánto comer
Cuando nuestro hijo sufre inapetencia, forzarlo a comer no es la solución, además de resultar contraproducente.
En este sentido, María anima a los padres a liberarse de la sensación de culpa que nos invade si no hacemos nada cuando nuestro hijo no come.
"Recordemos siempre que es nuestro hijo quien decide no comer. En ningún caso somos los padres los que le dejamos sin comer. Nosotros le ofrecemos el alimento, pero hay que respetar su decisión". Y es que según la nutricionista, muchos de los errores que cometemos los padres en torno a la alimentación de los hijos se deben principalmente a la necesidad de "tener que hacer algo" (¡lo que sea!) para que el niño coma.
No ofrezcas alternativas: el niño debería comer lo que hay en el plato
María Marqués es tajante: "debemos preparar un único menú para toda la familia y no ofrecer alternativas al niño si no quiere comer lo que hay en la mesa". Porque si los padres preparamos al niño otro plato diferente o le damos un alimento que sabemos que sí que se tomará, estaríamos cayendo en los siguientes errores:
- Por un lado, estaríamos cubriendo nuestra necesidad de saber que el niño está comiendo, pero sin respetar la decisión de nuestro hijo ni educándolo para tener una relación saludable con la comida.
"Si cuando un niño no quiere comer lo que hay en el plato le ofrecemos otras alternativas que le gustan, no aprenderá la importancia de comer variado, sino únicamente las cosas que le gustan y le apetecen" - explica la nutricionista. "Esto nos lleva a entrar en una espiral difícil de salir, pues el niño se volverá cada vez se más selectivo con la comida, aceptará menos alimentos y la calidad de su dieta será cada vez más pobre"
- Otro error habitual es el de ofrecer al niño cualquier alimento con tal de que coma algo, sin importar si se trata de grasas saturadas, productos azucarados o ultraprocesados.
"La desesperación de los padres porque su hijo coma, puede llevarles a ofrecerle alimentos que no siempre son los más saludables. Y todo porque no conciben que se vaya a la cama sin cenar o al cole sin desayunar".
María Marqués explica que en contra de lo que podamos creer, cuando hacemos esto no estamos cuidando la salud de nuestro hijo: "nuestra responsabilidad es ofrecerle alimentos variados y saludables, pero no alimentarle con cualquier cosa por el simple hecho de que coma"
La importancia de comer en familia
Por otro lado, la nutricionista nos recuerda que "comer" es un proceso que requiere de una educación y los padres somos los mejores maestros. En este sentido, es muy importante que comamos siempre en familia, disfrutando del momento y educando en el ejemplo.
Involucra al niño en su alimentación
María Marqués también considera imprescindible involucrar al niño en todo el proceso de alimentación. Esto es, elaborar el menú en familia, ir juntos a comprar al supermercado y pedirle que nos ayude a preparar la comida.
"Este tipo de actividades despiertan el interés del niño por los alimentos. Además, suponen una maravillosa oportunidad de disfrutar en familia de la alimentación y todo su proceso".
¿Cómo aumentar la densidad nutricional de los platos cuando el niño come poco?
Ahora bien, una vez que hemos puesto en practica los consejos mencionados por la nutricionista, debemos procurar aumentar la ingesta calórica del plato sin que esto suponga aumentar la cantidad de comida. Esto se consigue ofreciendo alimentos con la mayor cantidad posible de nutrientes y calorías, y evitando alimentos con un alto efecto saciante.
Estos alimentos son:
- Frutos secos y semillas: podemos tomar un puñadito como snack entre comidas, o bien incorporarlo a otros platos como ensaladas, cremas de verduras o yogures.
- Lácteos enteros (leche y derivados): podemos incorporarlos a otros platos como por ejemplo crema de verduras con un chorrito de leche o nata, ensalada con queso rallado...
- Pasta, arroz y patata son una excelente guarnición para acompañar otros platos y elevar su ingesta calórica.
- Proteína de calidad (carne, pescado, huevos)
- Grasas saludables (aceite de oliva, aguacate)
Lógicamente esto no significa que debamos dejar de lado otros alimentos importantísimos en la dieta del niño, como las verduras o las frutas. Es cierto que inicialmente, estos alimentos son los menos calorías aportan, pero son ricos en vitaminas, minerales, fibra y agua, por lo que no deben faltar en nuestro menú diario, enriquecidos con alguno de los alimentos que acabamos de mencionar.
Por otro lado, la experta en nutrición aconseja ofrecer al niño más comidas de menos cantidad a lo largo de toda la jornada: "En lugar de hacer únicamente tres comidas contundentes al día, es preferible ofrecer cinco o seis tomas de menos cantidad a lo largo de toda la jornada. De este modo, el niño no se saciará y llegará con hambre a la siguiente comida".
Además, María también recomienda no llenar el plato del niño, sino ofrecerle poca cantidad y repetir si se quedara con hambre: "Muchas veces los padres tendemos a llenar el plato, pensando que así comerá más, pero justamente provocamos el efecto contrario. El niño se agobia por todo lo que tiene que comer y acaba comiendo menos cantidad".
"Los jarabes para abrir el apetito no solucionan el problema"
Mención especial merecen los suplementos alimentarios y jarabes para abrir el apetito que podemos comprar en las farmacias. La experta en nutrición aconseja evitarlos, salvo casos muy específicos recomendados por el pediatra.
"Como he mencionado, hay que tener en cuenta los periodos fisiológicos del niño, que son normales en la mayoría de los casos. Aún así, si tenemos dudas o estamos preocupados debemos acudir al pediatra para que valore si el desarrollo y crecimiento del niño está siendo adecuado. Si no es así, habrá que tomar medidas necesarias, tanto a nivel médico como dietético", sentencia la nutricionista.