Estamos sufriendo los calores del verano y una buena medida para refrescarse y mantenerse hidratados son las bebidas frescas. El agua es nuestra principal aliada, pero a los niños les resultan muy atractivos los zumos, aunque no todos son tan saludables como podríamos pensar.
Existen múltiples variedades de zumos orientados al consumo infantil, los vemos en anuncios de televisión, en las tiendas con envases atractivos para los pequeños... y la mayoría se anuncian como zumos de frutas, con el "sello" de calidad que dan esos alimentos.
Sin embargo, hemos de saber que no todos los zumos son recomendables en grandes cantidades. Entonces, ¿qué zumos son los mejores para refrescarse? ¿Equivalen a comer fruta?
El zumo natural casero es el que hacemos nosotros mismos exprimiendo o licuando alguna fruta (o verdura) rica en agua, y este zumo aporta todos los nutrientes de la fruta y muchas de sus vitaminas, excepto la fibra. Este zumo que podemos preparar bien fresquito en verano es muy apetecible.
No obstante, recordemos que siempre será mejor comerse la fruta con pulpa y piel siempre que sea posible. Las frutas de verano son deliciosas y también son muy refrescantes si las conservamos en la nevera, y las podemos introducir en ensaladas y en muchas otras recetas.
Ya vimos hace un tiempo que de entre los zumos envasados los más saludables son los que se denominan zumo exprimido 100% o zumo 100% natural, que se aproximan al zumo casero del que acabamos de hablar.
La mayoría de zumos que están tan de moda entre las familias están fabricados a base de agua y concentrado de frutas. Estos son "falsos amigos" de la dieta infantil, es decir, no son tan buenos para la alimentación de los niños. Estos son algunos de los inconvenientes de estas bebidas:
Contienen mucha cantidad de azúcares, también los que declaran no tener azúcares añadidos. Esto hace que aumente el riesgo de desarrollar caries dental y también contribuyen a ganar peso en exceso.
Como hemos dicho con anterioridad, los zumos envasados no sustituyen a la fruta aunque se hagan con fruta: faltan muchas de las vitaminas (en el proceso de pasteurización se pierden) y la fibra.
Tras tomar un zumo, sube el azúcar en la sangre y por tanto disminuye el apetito. Eso aumenta el riesgo de que los niños coman menos de otros alimentos que son más necesarios para su crecimiento.
A muchos niños los zumos de concentrados y néctares les producen molestias abdominales y diarrea, debido a algunos de los azúcares o edulcorantes que contienen (sobre todo el sorbitol).
El consumo diario de zumos parece estar asociado al aumento de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 al cabo de los años.
Aunque algunos zumos contienen leche, es muy poca cantidad (el 10% aproximadamente). Los pediatras informan de que el pequeño beneficio de esos 33 ml de leche del envase de 300 no compensa la gran cantidad de azúcares que llevan.
En definitiva, la fruta fresca, a veces en forma de zumos, batidos o sorbetes caseros, es la mejor opción para refrescarse en verano, junto al agua, la verdura y otras recetas frescas que mantengan a los niños (y a toda la familia) bien hidratados.
Vía | En familia Foto | ilaria en Flickr-CC En Vitónica | Diferencias entre el zumo natural y el concentrado En Bebés y más | Errores más frecuentes en la alimentación infantil, Zumos, sus consecuencias en la salud de tu bebé, Las frutas en la alimentación infantil: la sandía, el melón, el melocotón y otras frutas de verano