Hace unos días os hablamos de un estudio en el que se relacionaba el estrés materno con un aumento de probabilidades de tener niñas en vez de niños. Muchas lectoras respondieron, tanto en la entrada como en el grupo de Facebook de Bebés y más, que el estudio no tenía sentido porque el sexo del bebé lo determina el hombre, o bien Dios, o es más bien una cuestión de azar.
Como cada una dijo una cosa diferente y me pareció que no estaba muy claro quién o qué es responsable de ello, hoy vamos a comentarlo, para que mujeres y hombres sepan cómo se produce la selección del sexo del bebé. Para ello vamos a responder a la pregunta: ¿Quién determina el sexo del bebé: el azar, la madre, el padre, Dios...?
El azar y el hombre
Según se comenta, cuando una pareja consigue un embarazo, las probabilidades de tener niño o niña son del 50%. Bien, no es del todo así, puesto que el porcentaje se decanta un poco más hacia las niñas, por ser ellas las que en el futuro tendrán hijos y asegurarán la supervivencia de la especie.
Pero bueno, como redondeando queda cerca de ese 50%, lo lógico es pensar que el sexo del bebé es una cuestión de azar: o te toca uno, o te toca el otro. Sin embargo, no es así.
Como sabréis, todo humano tiene 23 pares de cromosomas en cada célula. Uno de los pares de cromosomas es el que lleva la información relativa al sexo, siendo XX en caso de que seas mujer y XY en caso de que seas hombre. Las células sexuales sólo tienen un cromosoma. En el caso de la mujer, al ser XX, los óvulos serán siempre "X". En el caso del hombre, pueden ser el uno o el otro, es decir, los espermatozoides pueden ser "X" o "Y".
Hasta aquí no he dicho nada revelador, porque lo normal es pensar que, por lo explicado, un bebé llevará la "X" o la "Y" según toque. Pero no puede ser así por una cuestión relevante: los espermatozoides con carga cromosómica diferente no tienen las mismas características físicas y químicas. Esto ya rompe con la teoría del azar. Para que el sexo se determinara por una cuestión de suerte los dos tipos de espermatozoides tendrían que ser iguales y hacer lo mismo.
Un estudio en el que se investigaron a 210 familias con tres hijos cada una lo demostró. Según la suerte, el azar, o el cálculo de probabilidades del 50% la probabilidad de que los tres hijos de una familia sean varones es de 1/8, es decir, un 12,5 %. La probabilidad de que los tres hijos de una familia sean niñas es también de 1/8 (12,5%). La probabilidad de que al menos uno de los tres niños de cada familia sea de sexo diferente a los otros dos es de 6/8, el 75 % restante.
Si el sexo del bebé fuera determinado por el azar, de las 210 familias, 26,25 (1/8) familias deberían tener tres varones, otras 26,25 (1/8) deberían tener tres niñas y 157,5 (6/8) deberían tener dos hijos de un sexo y uno del otro sexo. Vamos, que lo más lógico es que la mayoría de las familias con tres hijos tengan hijos de diferentes sexos.
Sin embargo, los resultados fueron muy diferentes: 73 familias tenían tres niños, 69 familias tenían tres niñas y sólo 68 familias pertenecían a la categoría en que había hijos de diferente sexo.
¿Cómo es posible?
Sé que parece raro, parece que no tiene sentido, porque que según la estadística es muy difícil que, cuando un resultado depende de un 50% de probabilidades, el resultado se repita 3 veces seguidas. Tira una moneda tres veces y mira qué sale. Es cierto que en alguna ocasión sucederá, pero seguro que a medida que lo vas repitiendo te vas dando cuenta de que lo más probable es que no suceda. Sin embargo, al ver a esas familias, al ver la mía, que tengo tres hijos, o la de Lola, que tiene tres niñas, o la de la Madre Tigre, que estuvo con nosotros un tiempo y tiene 5 hijas, parece claro que el azar no es el causante.
Pues venga, vamos a explicar cómo es posible. Hemos dicho que los espermatozoides son diferentes. El espermatozoide X es más grande, tiene mayor fuerza estática, es más lento, más resistente en condiciones adversas o ácidas y es más duradero y “paciente”. El espermatozoide Y es más pequeño, rápido y numeroso y requiere condiciones de mínima adversidad, alcalinas. Llega primero al objetivo pero muere rápidamente.
Esto quiere decir que, aunque el hombre es en cierto modo culpable primero del sexo del bebé, porque uno de sus espermatozoides lleva el segundo cromosoma, que será X o Y, tampoco puede ser él, solo él quien lo define, porque sus espermatozoides son diferentes y van todos juntos. Si las eyaculaciones fueran selectivas y en una salieran solo espermatozoides Y y en otra salieran solo espermatozoides X, entonces sí, todo dependería del hombre. Pero no es así, en una eyaculación hay espermatoizoides X y espermatozoides Y y lo que pase después depende de lo que encuentren, o no, en el cuerpo de la mujer.
Una mujer ovula en el día 14 de su ciclo menstrual, si las relaciones tienen lugar el día 12, para cuando ovule la mayoría de espermatozoides vivos serán X. Los Y habrán llegado antes, pero a falta de óvulo habrán muerto la mayoría y será más probable que el bebé sea niña. Si las relaciones tienen lugar el día 14, llegan antes los Y, y es más probable que el bebé sea niño.
Pero eso no es todo, según la alimentación de la mujer, según el estrés, sus costumbres, etc., parece que las condiciones que encuentran los espermatozoides pueden ser diferentes. Si la mucosa es más bien alcalina, ayuda a los Y. Si es más bien ácida, ayuda a los X.
El que decide es Dios
He querido comentarlo porque muchas también lo mencionaron: "qué tontería de estudio, es Dios quien decide el sexo de nuestro bebé". En lo personal, dudo mucho que Dios esté pendiente de escoger el sexo de todos los bebés que se fecundan en el mundo. Seguro que tiene cosas más importantes que hacer y, la verdad, como no lo veo presente ni siquiera en las cosas importantes, me cuesta creer que de verdad haya un Dios decidiendo el sexo de nadie. Casi me decantaría más por las otras opciones comentadas.
En resumen
Sólo nos queda hablar de la madre, y como habéis visto tiene mucho que ver. El padre es determinante, obviamente, porque lleva los dos cromosomas, pero la madre lo es también porque ella es la que ofrece el medio en el que la unión de los dos gametos se lleva a cabo. Según las condiciones que ofrezca y según cuándo sean, será más probable que el bebé sea niño o que sea niña.
Así que sí, me temo que el estudio que comentamos sobre el estrés tiene cierta lógica, si es que el estrés es capaz de hacer cambiar el estilo de vida de una mujer o las condiciones de su útero, que es posible y plausible.
Fotos | Thinkstock
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