El verano ha comenzado, y lamentablemente, empezamos a oír noticias relacionadas con ahogamientos de niños pequeños, la mayoría de ellos en piscinas particulares.
El ahogamiento es la segunda causa de fallecimiento accidental en menores, y se calcula que cada año mueren ahogados unos 30 niños en España. Un accidente casi siempre evitable si extremamos la prevención.
Por ello, es muy importante que, aunque sepan nadar o tengan puestos los manguitos o el chaleco salvavidas, los tengamos siempre vigilados de cerca.
Cómo prevenir ahogamientos en la piscina
Supervisión de un adulto
Un adulto debe ser el responsable de vigilar al niño cuando esté en la piscina o en el bordillo. No podemos dejar esta responsabilidad en manos de un hermano mayor o de un adolescente.
Manguitos y salvavidas pueden fallar
Que el niño los lleve puestos puede dar una falta sensación de seguridad, pero cualquiera de ellos puede fallar. Los manguitos o cualquier artilugio hinchable puede pincharse o perder aire y poner en riesgo al niño.
También se les pueden salir, desabrochar o quitárselos sin querer, dejando al niño desprotegido cuando creemos que está a salvo.
No les quites ojo
Por eso, dado que hay elementos que pueden fallar, e incluso aunque sepa nadar, puede ocurrir cualquier imprevisto: que se canse de nadar, que otro niño se le tire encima, etc. La mejor prevención es no quitarles los ojos de encima.
Y como decíamos antes, no solo cuando están dentro del agua, que también, sino de igual modo cuando están jugando en el bordillo o se acercan al mismo. Las caídas accidentales son mucho más frecuentes de lo que pensamos.
Enseñarles a nadar
La AAP recomienda que la mayoría de los niños aprendan a nadar a partir de su primer año, para prevenir ahogamientos. Sin dudas, es una tranquilidad, pero aún así siempre hay que vigilar al niño cuando está en el agua.
No podemos relajarnos porque haya aprendido a flotar y a aguantar la respiración. Tienen que tener práctica para poder llegar al borde. Aún así, no dejar de vigilarlos
Barreras en la piscina
Por supuesto, la medida básica de seguridad de una piscina es que cuente con vallas de seguridad que los niños no puedan abrir, y mantenerla cerrada, ya que de otro modo no tiene sentido.
También existen alarmas perimetrales, que avisan cuando el niño se acerca a la piscina, o de inmersión, cuando se ha caído.
A un brazo de distancia
Además de la vigilancia, la cercanía también es importante. "La distancia a la que debemos estar de un niño/a cuando esté en el agua es tan solo de un brazo", señala la Dra. Teresa Cenarro, pediatra y vicepresidenta de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
Por ello y especialmente con los niños pequeños, "hay que vigilarlos siempre, pero no solo en las piscinas grandes sino también en las habilitadas para los niños e incluso en las típicas piscinas hinchables que podamos poner en un patio o una terraza, aunque sean piletas muy pequeñas".
"Los niños necesitan sólo dos minutos para ahogarse, incluso menos. Ni tampoco es necesaria además de mucha profundidad, especialmente los bebés, con unos seis centímetros de profundidad de agua ya es suficiente", añade.
Cuidado con los juguetes
Una de las causas de accidente más frecuente es que queden juguetes flotando en el agua y el niño quiera ir a por ellos pudiendo caer al agua en un descuido.
Así que, al salir de la piscina retira siempre todos los juguetes que hayan quedado flotando.
Cualquier pequeña distracción puede ser fatal cuando hay una piscina cerca. La supervisión es la medida más efectiva que tenemos a nuestro alcance para prevenir los ahogamientos infantiles.