Los tiempos que corren están siendo complicados para todos, pero quienes somos padres contamos con algunas particularidades que a veces dificultan aún más organizarse teniendo en cuenta la utópica "conciliación familiar".
Por eso no es de extrañar que nos notemos con el ánimo crispado -más que antes-, con el cansancio a flor de piel y con la lista de tareas pendientes creciendo al mismo ritmo que los contagios de coronavirus. Todos, tanto niños como adultos estamos viviendo una época muy estresante, así que es vital hacer de casa un refugio en el que podamos sentirnos mejor, por el bienestar de la familia y por nuestra salud mental.
Respira (y enséñales a respirar)
La respiración consciente es una de las mejores herramientas que tenemos los seres humanos para calmarnos (independientemente de nuestra edad). Existen técnicas muy efectivas para ayudar a los niños a rebajar la ansiedad (doy fe), así que si notas que en casa los ánimos están alterados, respira profunda y tranquilamente y anima a los niños a que lo hagan contigo.
Organiza las prioridades
Cuando has soltado un poco de estrés a través de la respiración, piensa en el motivo que te ha llevado a esa situación. Probablemente sea una suma de muchas cosas: tienes que entregar trabajo antes de que acabe el día, tu pareja también, no tienes nada en la nevera para hacer la cena, la casa está patas arriba y los niños parecen recién levantados porque no paran quietos un segundo. ¿Te suena?
Si el panorama se acerca un poco a lo que acabo de describir, lo primero que hay que hacer es organizar el tema desde arriba: divide el trabajo para que tú tengas una hora (luego otra tu pareja), y que uno de los dos se ocupe con los niños de la cena. A la hora se hace el relevo para que los dos puedan cumplir con las tareas del día sin alterar los horarios de los niños.
Sé que en la práctica es un poco más complicado de como suena, pero nuestras circunstancias han hecho que aprendamos a organizarnos de esta manera y funciona muy bien. Os asombraríais lo mucho que cunde esa hora cuando sabes que terminará de una forma tajante.
Desconecta de todo y conecta con tus hijos
Siguiendo con el ejemplo, siempre intento aprovechar al máximo esa hora que tengo con las niñas cuando hay "momentos de crisis". Dejar de pensar en lo pendiente y dedicarme a jugar, o a cocinar con ellas, también me ayuda a recuperar el equilibrio, así que esa terapia de puzzles, juegos, muñecas y disfraces, también es efectiva para mi. Compartir actividades divertidas es necesario para mantenernos unidos y liberar las tensiones del día a día.
Haced estiramientos
Desde que sois padres, ¿no notáis una carga que antes era desconocida en el cuello y la espalda? (y no me refiero a la responsabilidad de la crianza).
Lo que ocurre es que cuando nos estresamos, tensamos de forma automática e inconsciente los músculos de la mandíbula, así como los del cuello y la espalda para preparar el cuerpo para reaccionar en caso de emergencia. Por eso ante una situación en la que nos vemos superados, es recomendable hacer estiramientos para relajarnos de una forma más rápida y efectiva. También es algo que puedes hacer con los niños y que les resultará muy provechoso (incluso si son muy pequeños porque se lo tomarán como un juego).
Pon música
A veces olvidamos el maravilloso poder que tiene la música para alegrar la vida. Reconozco que el género musical que triunfa en mi casa desde hace casi tres meses son los villancicos (sí, estando a mediados de enero lo seguimos en modo navideño), pero a ellas les gusta cantarlos y a mi escucharles, así que todos ganamos.
Para terminar, un apunte final: creo que es necesario liberarnos un poco de la culpa. No somos perfectos y nunca lo seremos, así que es bueno relajarnos un poco. De nosotros y de nuestra actitud parte el clima que se respira en casa, así que ¿por qué tomarnos todo tan a pecho?
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