Seguramente en esta época estival algún juguete se haya sumado a la colección que tenemos en casa. Muchos juguetes son estimulantes para los niños y desarrollan sus capacidades al tiempo que los entretienen. No obstante, hay ciertas preguntas que deberíamos hacernos antes de comprar un juguete.
A menudo se nos olvida que el juego libre, sin juguetes, o empleando como juguete cualquier objeto que no suponga un peligro para ellos, es tanto o más divertido y educativo que los tradicionales (o modernos) juguetes. También podemos caer en el error de comprar sin plantearnos ciertas cuestiones.
Por ello os presentamos estas diez preguntas, un decálogo más o menos relevante según quien lo mire, y no con el objetivo de que comprar un juguete se convierta en cuestión de Estado, sino con el fin de hacernos reflexionar sobre los juguetes, su función y necesidad.
¿El niño quiere el juguete o lo compramos por gusto? Si el niño no ha pedido el juguete puede que no le interese o no le haga falta. No significa que solo le compremos los juguetes que pida, ni que le compremos continuamente juguetes sin pedirlos: enseguida se acostumbrará a tenerlo todo. El equilibrio, la dosificación, el ahorro, son valores importantes en los tiempos que corren. Y no nos olvidemos del juego libre y el simbólico que no necesitan de juguetes.
¿Es adecuado el juguete para su edad? No todos los juguetes valen para todos los niños, sino que hay juguetes recomendados para cada edad. Si no hacemos caso a las recomendaciones que vienen en los envases, podemos estar poniendo en peligro a los niños, o podemos provocar que no demuestren ningún interés por él.
¿Cumple los requisitos de calidad y seguridad necesarios? Asegurémonos de que el juguete está homologado, lleva el sello de CE que indica que dicho juguete cumple las normativas europeas de seguridad. No obstante, a pesar de los controles establecidos en la Unión Europea y la mayoría de países, sigue siendo posible que lleguen al mercado juguetes peligrosos. Estemos atentos a cualquier irregularidad o peligro y comprobemos el estado del juguete antes de dárselo al niño. Siempre hay que tener presentes las recomendaciones de seguridad.
¿Lo utilizará frecuentemente o de manera esporádica? No somos adivinos, pero en este tema a menudo la intuición funciona. No tiene demasiado sentido si pensamos, desde el principio, que tal vez no le guste ese juguete o que lo va a dejar arrinconado en poco tiempo. También es importante ver si lo puede utilizar en cualquier momento y lugar o tiene unas necesidades específicas de montaje o volumen que dificulte ese uso habitual. En este sentido, también podemos preguntarnos: ¿Tiene algún juguete similar? ¿Le divierte? No probemos juguetes demasiado similares, menos aún si no es del todo del agrado del niño. Acumular juguetes inservibles no es económico, ecológico ni solidario.
¿Qué habilidades favorece, físicas, motoras y/o psíquicas? Cualquier juguete estimula los sentidos y la creatividad de los niños, pero si estamos buscando que predomine una u otra habilidad, existen juguetes más o menos adecuados (siempre teniendo en cuenta que no pondremos a un bebé a unir piezas de puzzle). Aunque tal vez este sea un punto menos importante, pues no nos tenemos que olvidar de la diversión.
¿Su precio es razonable? Consumir por consumir no afecta positivamente a los bolsillos ni al mensaje que transmitimos a nuestros hijos. Las marcas o las modas pueden ser factores que incrementen el precio de un juguete. Podemos escoger entre "marcas blancas" juguetes con las mismas características. Podemos comparar precios entre tiendas para comprobar que el precio no es excesivo.
En el caso de elementos para jugar en grupo, ¿favorecen la cooperación o la competitividad? ¿Es posible darles un matiz de colaboración? Los juguetes para grupos son excelentes para potenciar las habilidades sociales, pero hay que estar pendientes de la competitividad insana e intentar que desde pequeños, los niños muestren el gusto por jugar, el respeto por los otros jugadores y la deportividad si pierden.
¿Fomenta el desarrollo de sus capacidades intelectuales, emocionales, relacionales y su creatividad? Este tema nos interesa si estamos buscando algo en concreto para nuestros hijos. Lo ideal es un juguete que facilite todos esos elementos, pero tampoco hemos de ceñirnos a ellos. Puede que el juguete nos guste porque nos ha hecho gracia. Adelante, no esperemos a leer las exposiciones de los envases sobre las cualidades (a veces, en mi opinión, exageradas) de cada juguete. Los juguetes no crean genios ni superpoderes, y sus beneficios podemos lograrlos con otros elementos distintos.
¿Reproducen estereotipos sexistas? Son habituales los juguetes para niños y los juguetes para niñas, cuando en realidad, y probablemente lo hayáis comprobado, muchas veces ellos mismos se interesan indistintamente por los juguetes "adjudicados" al otro género si están a su alcance. No es natural que el rosa o las cocinas sean para niñas y el azul o los coches para niños (aunque puede que haya cierta predisposición genética para algunos juguetes, pero no es determinante). Facilitando juegos y juguetes "unisex" estamos contribuyendo a no perpetuar los estereotipos sexistas en próximas generaciones.
¿Es un juguete bélico? Los juguetes bélicos tienen bastante éxito tradicionalmente (sobre todo, orientado a niños), aunque en algunos lugares están prohibidos. Tengamos en cuenta que una pistola, una espada, una bomba, normalizan un mensaje de violencia. Y sí, las armas están muy presentes cada día en estos tiempos, pero no por eso dejan de hacer daño.
Como conclusión, recordamos que los juguetes son un medio estupendo para desarrollar habilidades, establecer relaciones y afianzar vínculos, pero no vale cualquier juguete ni a cualquier precio. En este sentido es importante adoptar una actitud crítica ante la publicidad de juguetes, o no quedar pasivos ante las irregularidades que observemos.
Fotos | meddygarnet y carlosfpardo en Flickr-CC En Bebés y más | Los pediatras recomiendan no regalar más de tres juguetes, Evitar el consumo excesivo el día de Reyes