El curso acaba de comenzar y con él llegan también los deberes escolares. Muchos padres se quejan de que este momento resulta un tanto 'conflictivo' y tenso, pues sus hijos no aceptan de buen grado hacer sus tareas del cole y ellos no saben cómo actuar al respecto.
"¿Debería obligarle a hacer sus deberes?" o por el contrario, "¿se trata de un tema propio de mi hijo que debe afrontar y solucionar por sí mismo?"
Sin entrar en el polémico debate sobre si 'deberes sí o no', te ofrecemos algunas claves para ayudar a tu hijo de manera positiva y respetuosa, y evitar que este momento afecte al clima familiar.
Empatiza con tu hijo
En primer lugar, es fundamental empatizar con los niños, pues a veces les exigimos demasiado sin pararnos a pensar en lo que este momento puede suponer para ellos. Y si no, pensemos por un momento en cómo nos sentiríamos nosotros si después de nuestra jornada laboral nos tocara llevarnos trabajo a casa y seguir preparando informes o clasificando historias de clientes.
Por tanto, dale tiempo, entiende su falta de ganas y anímale a expresar cómo se siente.
Buscad soluciones que ayuden a afrontar el momento de la mejor forma posible
Una vez entendidas las causas que se esconden detrás del comportamiento del niño (cansancio, falta de energía, desmotivación, ganas de jugar...), vamos a intentar buscar soluciones de manera conjunta para afrontar el momento de la mejor forma posible.
Os proponemos realizar un brainstorming en familia e ir anotando todas las ideas que vayan surgiendo para luego elegir la más apropiada.
Por ejemplo: fraccionar los deberes para que no estar mucho tiempo seguido haciéndolos, tomar un baño relajante o dormir una breve siesta para recargar energía antes de ponerse a estudiar, hacer los deberes cuando acabe su programa de televisión favorito...
Es importante que el niño entienda que las soluciones aportadas deben ser lógicas y aceptables; es decir, no sirve proponer "no voy a hacer los deberes nunca", "quiero hacer los deberes a las 12 de la noche", "haré los deberes por la mañana, cinco minutos antes de ir al cole"...
Hazle ver que su compromiso es fundamental
Una vez que tu hijo haya elegido qué hará para que el 'momento deberes' será más llevadero, es importante que entienda que su compromiso es fundamental para que las cosas funciones.
Así, por ejemplo, si ha decidido salir a jugar con sus amigos antes de hacer los deberes, debe comprometerse a estar en casa a una hora determinada para cumplir con sus tareas.
No le fuerces
Es importante que el niño entienda que todos tenemos responsabilidades, y que aunque algunas cuestan o gustan menos que otras, debemos afrontarlas, porque eso nos hace crecer como personas y aprender habilidades importantes para la vida, como la capacidad de esfuerzo, la responsabilidad, el afán de superación...
Sin embargo, y volviendo al primer punto, también debemos entender que en un momento dado puedan aparecer circunstancias puntuales que hagan difícil acometer esa responsabilidad.
Por ejemplo, si tu hijo está muy cansado ese día porque no durmió bien la noche anterior o ha tenido un entrenamiento duro de fútbol, si le duele la cabeza, si está especialmente nervioso por alguna circunstancia y eso le impide concentrarse...
En estos casos es conveniente no forzar al niño, y que sea él quien explique a su profesor los motivos por los que ese día no lleva hechos los deberes.
No hagas los deberes por él
Ni qué decir tiene que en ningún caso debemos hacer los deberes por nuestro hijo.
Las tareas escolares son su responsabilidad, no la nuestra, y aunque está bien ofrecerle ayuda para aclarar dudas o enseñarle métodos de estudio que le faciliten el momento, los deberes no deben ser más importantes para los padres que para los propios niños.
Ni premios ni castigos
Hay padres que recurren a los premios e incentivos para que los niños hagan sus deberes. Pero aunque no lo creamos, este tipo de recompensas son muy dañinas, pues el niño acabará haciendo su tarea para obtener un privilegio a cambio, y no porque entienda que es una responsabilidad que debe acometer.
Los castigos son la otra cara de la misma moneda. En este caso no hay privilegios sino sanciones, así que el niño acaba haciendo sus deberes por miedo a sufrir las consecuencias desagradables que vayamos a imponerle.
Fuera etiquetas, juicios y comparaciones
Tu hijo no es un "vago" ni un "mal estudiante" por no querer hacer sus deberes. Tampoco debemos compararle con sus amigos, ni amenazarle o chantajearle con que les contaremos a todos lo holgazán que es.
Respeta a tu hijo y recuerda, las notas no le definen
Esta premisa también aplica en el caso de los hermanos. Y es que es frecuente que los padres comparemos a nuestros hijos en muchas cosas, siendo el plano académico uno de los aspectos más llamativos.
Así, puede que observemos que uno de nuestros hijos necesita más tiempo para hacer sus deberes mientras que otro los acaba en diez minutos, que a uno no le cuesta esfuerzo ponerse a estudiar mientras que a otro sí, o que uno es más detallista y tiene mejor letra que el otro.
En ningún caso debemos pensar -ni hacerles sentir a ellos- que uno es mejor que otro, y tampoco deben creer que las notas les definen o van a marcar su futuro. Lo importante es inculcarles la necesidad de mejorar cada día (tanto a nivel académico como en cualquier otra faceta de la vida), respetar la forma de ser de cada niño, ofrecer los estímulos adecuados y alentarle para asumir responsabilidades y crecer como persona.
Rutinas y espacios adaptados
Los expertos siempre insisten en la importancia de mantener unas rutinas en la vida de los niños, pues esto les aporta seguridad y confianza. Pero con el curso recién comenzado es normal que los horarios no estén todavía bien establecidos.
Sin embargo, en la medida de lo posible debemos procurar que los niños hagan sus deberes siempre a la misma hora y en el mismo lugar, acondicionando para ellos un espacio adaptado (con sillas ergonómicas, buena luz, sin distracciones...) y motivador.
Igualmente, es importante que se vayan a la cama pronto, para asegurarles un correcto descanso. Y es que si no duermen el número de horas recomendado se levantarán cansados e irascibles, lo que repercutirá en su comportamiento en el aula y después al llegar a casa.
Recargad energías cada día
Los niños necesitan jugar, experimentar en libertad y tener momentos de conexión diaria con sus padres para recargar pilas y crecer emocionalmente sanos y fuertes.
Y es que cuando un niño goza de esa 'buena energía', no solo mejora su comportamiento y su relación con nosotros, sino también la forma en la que afronta sus responsabilidades diarias.
A los adultos nos ocurre exactamente lo mismo, por eso es tan importante no saturar la agenda de nuestros hijos con extraescolares, darles tiempo para se aburran, jueguen e innoven, y sobre todo, buscar un ratito al día para hacer planes juntos que nos nutran emocionalmente.
Pide ayuda a los profesores
Si las recomendaciones que os hemos dado no os ayudan, si tu hijo se muestra especialmente irascible o desganado con este tema, o si los deberes escolares se convierten en foco de discusión continua en tu familia, no dejes de consultarlo con sus profesores.
Y es que a veces, detrás de este tipo de situaciones pueden encontrarse dificultades de aprendizaje no detectadas, altas capacidades que deriven en una falta de motivación, problemas de acoso escolar...
Fotos | IStock
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