Ha nacido el bebé y es un gran acontecimiento para toda la familia y para los amigos. Pero especialmente lo es para los padres y hay que tener en cuenta sus deseos y necesidades, porque pueden desear estar solos los primeros días conociendo al nuevo miembro de la familia y la madre recuperándose del parto.
Si no quieres ser de esas visitas incómodas ni de compromiso, no te pierdas este decálogo para las visitas a los recién nacidos. Seguro que los padres te agradecerán que te hayas convertido en un invitado de lo más cortés y pendiente de su situación tan especial.
No vayas al hospital, espera a que el bebé esté en casa. Cada vez son más los profesionales que recomiendan que los recién nacidos no reciban visitas y es que el bebé y la madre necesitan intimidad en el postparto, sobre todo las primeras 12 horas del bebé está en un periodo muy sensitivo para reconocer a su madre, iniciar la lactancia materna... Un entorno acogedor facilita el vínculo con la madre y facilita la lactancia, pero si la habitación del hospital es un trasiego de gente (y no digamos si es gente ruidosa) se está olvidando las necesidades de madre y bebé.
Sé un verdadero invitado, es decir, consulta a los padres cuándo desean que los visites, que sean ellos quienes te inviten a ir a ver al bebé. Por supuesto, nada de visitas sorpresas en estos momentos tan delicados. Aun así, las cosas se pueden torcer con un recién nacido en un momento dado (porque no duerma, esté llorando, la madre no se encuentre bien...), por lo que siempre conviene llamar antes de acudir a la cita, para ver si realmente sigue en pie o es mejor posponerla.
No visites a un recién nacido por la tarde-noche, que es un momento crítico en el que la familia se prepara para "la recogida" (aunque en los primeros días esto sea una utopía, ya que no tardarán mucho en volver a estar todos despiertos). Con la llegada de la tarde se intentan establecer unas rutinas para favorecer el descanso del bebé y de la madre y es mejor que no se vean interrumpidas ni alteradas por las visitas.
Procura mantener ciertas normas de higiene y salud antes de ver al bebé. No visites al bebé si estás enfermo o crees que podrías estarlo, ya que es una etapa muy delicada y hay que evitar en la medida de lo posible que el recién nacido o sus padres se contagien. No fumes anteved la visita (y mucho menos en su presencia), no lleves gran cantidad de colonia o perfume que pueda molestar al bebé y ten las manos limpias por si lo tocas o lo coges.
Las flores no hacen bien en la pequeña habitación del hospital ni en la habitación donde duerma el bebé, escoge otro detalle para la madre porque lo más probable es que saquen el ramo a la galería. Lo mejor también es preguntar para no equivocarse, pero en estos casos la ropa de bebé, pañales o productos de higiene suelen ser bienvenidos. ¿Y qué le gusta a la madre? ¿Bombones, jamón...? Ella también merece un detalle.
Todos sabemos que son de lo más "achuchables" y adorables, pero no insistas en coger al bebé, mejor preguntar porque puede que los padres prefieran que los "extraños" para el bebé no lo toquen de momento. Si está durmiendo, abandona la idea porque lo más probable es que se despierte si lo movemos y seguro que está siendo un momento de descanso muy apreciado, tanto por el bebé como por sus progenitores.
Intenta evitar los comentarios que puedan molestar a la madre y los consejos no solicitados: no compares al bebé con otros, no critiques el modo de parto, el tipo de alimentación escogida o el aspecto de la madre. Se trata de comentarios que resultan ofensivos en otras ocasiones, pero que en una etapa tan sensible para la madre pueden provocar sentimientos indeseados, acrecentar su tensión, su tristeza...
Las buenas visitas ofrece ayuda sincera en casa, para cualquier tarea (desde limpiar a preparar algo de comida, hacer la compra...) y para cuidar a los hermanos si los hay, atendiéndolos en unos momentos complicados también para ellos, los "príncipes destronados".
La madre y el bebé necesitan estar tranquilos para dar y tomar el pecho, mejor si es en silencio los primeros días, cuando el bebé llega de un entorno muy acogedor y tranquilo y lo que desea es sentir la cercanía de su madre, su olor, su sabor, sin interferencias. Algunas madres se ponen nerviosas si hay alguien mirándolas amamantar en estos momentos, ya que se sienten inseguras, pude que el bebé aún no se agarre bien, tengan algún tipo de dolor...
Las visitas al recién nacido han de ser cortas, no eternizarse para no alterar al recién nacido y dejar descansar a la madre. Pensad que seguramente antes que vosotros han estado otros amigos o familiares y que después tal vez vengan más "invitados" (de ahí la importancia de llamar antes de acudir a una de estas visitas), de modo que hay que aligerar el encuentro. Esto, excepto si los padres os pidan expresamente que os quedéis (suele ser a las personas de más confianza) para ayudarles en alguna cuestión doméstica, para la cual además podréis pasar bastante "desapercibidos", es decir, que no será necesario estar encima de la madre y el bebé.
Recordad que, como padres recientes, lo mejor es seguir vuestro corazón, vuestros instintos, en estos momentos tan especiales y haced saber vuestros deseos a las personas cercanas que os quieran visitar para que el encuentro con el bebé no sea una molestia sino más bien una gran ayuda.
¿Qué os parecen estos consejos para ser el invitado perfecto de visita al recién nacido? ¿Intentáis seguirlos habitualmente? ¿Los respetaron cuando tuvisteis vuestro bebé? Tal vez puedan pareceros exagerados, pero seguro que a muchas familias les hubiera encantado tener más de una visita como estas...
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