Hace poco os contaba que se puede subir a la Torre Eiffel con un bebé, aunque había que sortear varias colas, y vuelvo a mi viaje a París para comentaros cómo se puede ir a Versalles y disfrutar de sus jardines y del Palacio o Castillo con un bebé.
Para empezar, diré que en el interior de Palacio los carritos de bebés no pueden entrar, por lo que habremos de dejarlo en una gran consigna vigilada que existe junto a una de las entradas. Por ello, conviene llevar mochila portabebés si no queremos cansar a los pequeños ni a nosotros llevándolos al brazo durante el buen rato que dura la visita...
En el interior del Palacio existen asientos en casi todas las salas que iremos visitando por si necesitamos parar e incluso alimentar al bebé, en concreto tuve que sentarme en un banco, bastante tranquilo y discreto a pesar de la gran afluencia de gente, para dar pecho y biberón a mi bebé. En otra sala pude ver a otra mamá que amamantaba a su hijo.
Respecto a los Jardines de Versalles, están adecuados para caminar por ellos con el cochecito del bebé, lo cual recomiendo, ya que son inmensos y requieren una buena caminata para poder admirarlos en toda su extensión. Eso sí, hay pocos lugares asfaltados, por lo que, si ha llovido, en ciertos rincones menos concurridos y menos cuidados encontraremos barro o charcos.
Pero en la zona principal de los jardines, junto al Palacio, no hay problema para pasear con el carro, ya que el desnivel se salva con pendientes aparte de las escaleras.
También existen cochecitos eléctricos que se alquilan para recorrer los jardines, o un trenecito, aunque habría que confirmar si admiten subir los carricoches de bebés. Supongo que en los cochecitos eléctricos no habría problema, ya que los hay adaptados a personas minusválidas. La otra opción sería dejar el carricoche en la consigna antes y ver los jardines en el trenecito.
Existe una cafetería y aseos con cambiador en el interior del Palacio, nada más entrar, cerca de donde conseguimos las audioguías. En la parte exterior del edificio también hay lavabos. En los jardines, además, hay varias cafeterías y restaurantes con aseos. Desde este enlace podemos explorar cada una de las zonas de Versalles para planificar nuestra visita.
La verdad es que para mí fue un recorrido estupendo, tanto por los jardines (además, tuve la suerte de ver el espectáculo de las Grandes Aguas musicales; mi bebé, como siempre, embelesada con la música) como el interior del Castillo. Una visita inolvidable.
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