Dejar llorar a los bebés para que se duerman no les afecta negativamente, dice un controvertido estudio

Dejar llorar a los bebés para que se duerman no les afecta negativamente, dice un controvertido estudio
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Parece que el debate sobre el sueño infantil es eterno, o a mí al menos me lo parece, porque llevo en medio de él los ocho años que tiene mi hijo el mayor, y aún sigo encontrando a madres, padres y profesionales defendiendo eso del "déjale llorar para que aprenda a dormir solo" que tanto me duele en el alma (o tanto dolerá en el alma a las víctimas de la desatención, que son los bebés).

Hace unas semanas se inició de nuevo el debate en algún grupo de Facebook en el que estoy (ni recuerdo dónde) y una madre explicó que había visto en varios sitios, y que su pediatra le había hablado de ello, un artículo en el que se decía que no estaba tan claro que eso de dejar llorar a los bebés fuera negativo porque había estudios que lo corroboraban. Le pedí la fuente, para hablaros de ella, y aquí estoy con ello. El mencionado y controvertido estudio dice que dejar llorar a los bebés para que se duerman y no se despierten de noche, lo que muchos conocemos como el método Estivill, o peor, lo que muchos conocen como "ya dejarás de llorar", no les afecta negativamente.

Datos del estudio

El estudio, que se publicó en Pediatrics en el año 2012, se realizó estudiando a 173 bebés de siete meses que se divieron en grupos. A los niños del grupo intervención se le realizaron métodos conductuales (manera bonita de decir que les dejaron llorar solos a ratos) que fueron explicados a los padres en de una a tres visitas entre los 8 y 10 meses de edad, con el fin de conseguir que se hiciera de manera correcta y aclarar dudas al respecto. A los niños del grupo control se les procuró la atención habitual.

A los 6 años se les realizaron varias pruebas y test, con el fin de obtener conclusiones al respecto. Los investigadores evaluaron cuál era la salud mental de cada niño, qué tal dormían, cómo eran las relaciones sociales con otros niños y adultos, cómo regulaban el estrés, qué tal era la relación con los padres, cuál era la salud mental de la madre y cuál era el estilo de crianza de los padres.

Los resultados no dijeron nada especial. En todo lo evaluado vieron que no había diferencias entre las familias donde se realizó la intervención y las familias donde los cuidados fueron los de siempre, los habituales. En base a eso, los investigadores concluyeron que las técnicas conductuales del sueño no tiene efectos negativos a medio plazo, pero tampoco efectos positivos. En consecuencia, declararon que tanto los padres como los profesionales pueden dejar llorar a sus bebés por la noche con confianza para reducir los problemas de sueño a corto y medio plazo y para prevenir la depresión materna.

El estudio que da fuerza a todos los que no tienen reparos en dejar llorar a sus bebés

Y eso es lo que dice el estudio, que no hay diferencia en dejarles llorar y no dejarles llorar. Así que algunas madres van al pediatra, dicen que el niño se despierta a menudo, siendo probablemente normal (porque ya sabemos que lo normal es que los bebés se despierten por la noche para comer, entre otras cosas) y en vez de recibir un "es que los bebés son así, el sueño es evolutivo, con el tiempo dormirá mejor", reciben un "pues déjale llorar, que ya se dormirá". Porque si la madre dice "uy, yo no podría hacer eso, pobrecito, seguro que tiene consecuencias", el pediatra bien puede decirle "no, tranquila, hay estudios que demuestran que no las hay".

Y tras estos pediatras, algunas madres tomarán sus palabras como verdad universal y de nuevo tendremos a un montón de padres convencidos, a un montón de pediatras con una solución rápida que dar y un montón de bebés sufriendo una o varias noches por verse solos y desatendidos en sus cunas.

Sin embargo, el estudio tiene sus carencias

Lo que pasa es que no es oro todo lo que reluce, y detrás de una madre convencida por un pediatra, y detrás de un pediatra convencido por un estudio, hay un método relativamente controvertido, y ahora me explico. El debate entre dejarles llorar y no dejarles llorar existe. Unos dicen que no pasa nada y otros decimos que sí puede pasar, pero que, de todas maneras, es una cuestión de aprecio y cariño, de no dejar sufrir a los bebés, sea cual sea la consecuencia: "pues no sé por qué no le dejas llorar, en dos días lo tienes durmiendo toda la noche", a lo que respondemos "porque a las personas que quieres no se les hace sufrir, y como un bebé que llora es un bebé pidiendo ayuda, no le dejo llorar". Así que unos defienden los métodos y otros defienden atender al niño, hacerle caso, cogerle, darle el pecho, meterlo en la cama, acurrucarle, darle cariño, dormirle activamente, etc.

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La duda entonces es: ¿cuáles son los métodos habituales? Porque en el estudio dicen que han comparado a un grupo de niños a los que les hicieron métodos conductuales de dejarles llorar con unos niños a los que se les hizo lo habitual, que debe ser algo así como nada, decirles que si los niños lloran por la noche no hay mucho que hacer, imagino. Pero entonces habría que saber qué hicieron los padres a los que nadie ayudó, porque lo que yo suelo ver en el día a día en la calle, lo que yo veo como habitual aquí en España es precisamente lo mismo que los del grupo intervención, o sea, dejarles llorar. Pregunta tú a cualquier madre y padre que no hayan leído mucho libro a ver qué piensan que hay que hacer si el bebé llora por la noche y sólo quiere brazos y estar en la cama. La mayoría dirá probablemente que eso no se recomienda y que hay que dejarles llorar en su cuna hasta que se duerman. Y si no son mayoría, un gran número.

Según el estudio, al evaluar a los seis años el estilo de crianza de los padres vieron que el estilo era autoritario en el 63% de los padres de un grupo y en el 59% de los padres del otro grupo. Esto quiere decir que, más o menos, los grupos eran bastante parecidos y, en consecuencia, es muy probable que los métodos también, pese a que a unos padres les instaron a dejarles llorar y a los otros no. Vamos, que lo más probable es que los segundos hicieran los mismos métodos.

¿Cómo van a ser resultados diferentes?

Entonces, si los del grupo intervención y los del grupo control hicieron seguramente lo mismo, ¿cómo van a salir resultados diferentes? Lo raro sería lo contrario.

Así que este estudio es poco útil y está mal diseñado. O haces dos grupos, uno de ellos dejando llorar a los niños y el otro con instrucciones claras de no dejar llorar, de atender al bebé e incluso de colechar, o haces tres grupos, uno al que no dices nada, de control, otro al que dices que les dejen llorar y el tercero al que no deben dejar llorar. Así sabríamos cuál es la diferencia cuando se insta a hacer los métodos del llanto, así sabríamos cuál es la diferencia cuando se insta a no dejar llorar y así podríamos los padres, madres y pediatras tener claro qué sucede cuando se hace una cosa y qué cuando se hace otra.

Mientras tanto, seguiremos en la duda y muchos, como yo, seguiremos con el mismo discurso: no se daña a quien se quiere, y del mismo modo que cuando sufrimos nos gusta que las persona que nos quieren se preocupen por nosotros, los bebés necesitan que lo hagamos con ellos cuando lloran, porque sufren.

Foto | Thinkstock
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