La tecnología es parte imprescindible de nuestras vidas. Aunque algunos se resistan (o nos resistamos) a aceptar esta frase que acabo de escribir, lo cierto es que la tecnología está presente en la mayoría de nuestras actividades diarias. Poco a poco ha dejado de ser un accesorio o complemento, para convertirse en algo necesario en nuestras familias.
Pero como cualquier cosa, debemos cuidar el uso de tablets o móviles y poner límites, pues todo en exceso puede ocasionarnos más perjuicio que beneficio. Como padres, nos corresponde regular el uso que le den nuestros hijos. Pero, ¿sabemos realmente cómo afecta o qué tanto influye el uso de estos dispositivos en el desarrollo de los niños?
Tablets para los niños, ¿sí o no?
Antes de continuar a profundidad con el tópico que titula este artículo, me gustaría compartir mi opinión personal acerca del uso de las tablets o móviles por parte de los niños.
Aunque soy una mamá de la generación millennial, no comparto ese pensamiento de darle su propia tablet a los niños. Incluso hace algunos meses escribí un artículo en el que explicaba que no está en mis planes comprarle una a mi hija.
No soy enemiga de la tecnología, sino todo lo contrario. La utilizo en mi día a día en mi trabajo como editora, diseñadora y bloguera, es parte esencial en mi rutina y mis actividades de la semana. De vez en cuando caigo en prácticas de ocio en las que me encuentro viendo mi newsfeed de Facebook o Instagram, como cualquier persona con un smartphone en la mano.
Pero justamente porque sé de primera mano lo gran distracción que pueden ser los móviles o tablets, estoy en contra de que se les compre a los niños una tablet para su uso personal. Entiendo que cada día hay más aplicaciones que son útiles para que los niños aprendan y desarrollen ciertas habilidades, incluso de algunas me han contactado para que las probemos en casa, pero a todas les he dicho que no.
Reitero que no las veo como un enemigo, sino que considero que hay otras actividades o maneras de educar y jugar con los niños. Desde luego que en algún momento de desesperación o cuando la situación no me deja alternativa he recurrido y le he prestado a mi hija mi iPad para ver un capítulo de Daniel Tigre, por ejemplo. Pero son situaciones muy poco frecuentes y ella sabe que no es un juguete.
Todo esto que comento es para llegar nuevamente al tema de este artículo: me preocupa e importa mucho el impacto que puede tener el uso de estos dispositivos en el desarrollo de mi hija. ¿Qué tanto puede o no afectarles el usar una tablet a la hora de la comida, por ejemplo? ¿De qué manera puede influir en su desarrollo cerebral o sus habilidades de socialización?
Las tablets y el cerebro de los niños
En Bebés y más hemos compartido anteriormente algunos estudios que analizan los efectos del uso de estos dispositivos en el desarrollo de los niños. Uno de ellos, por ejemplo, decía que el uso de móviles y tablets antes de los dos años podría retrasar el desarrollo del habla en los niños, lo cual tiene sentido, pues aunque se trata de aplicaciones para niños, las tablets no ofrecen esa interacción al conversar como lo hacemos de persona a persona.
Otro estudio encontró que las tablets podrían estar afectando negativamente el desarrollo social y emocional de nuestros hijos, al mantenerse aislados dentro de ellas, en lugar de estar conviviendo con quienes le rodean. ¿Cómo entonces aprenderán los niños a socializar con otras personas si todo el tiempo están distraídos en sus tablets?
Muchas veces se le da una tablet a un niño porque nos dice que se aburre o le vemos enfadado sin hacer nada. Pero para ellos es muy importante aburrirse, ya que de esta manera ellos son capaces de desarrollar su creatividad y autonomía. Desde luego tenemos que estimular a nuestros niños para que aprendan, pero el aburrimiento también es parte necesaria de su desarrollo.
En entrevista para The New York Times, el Dr. Gary Small, comenta que: "No sabemos aún los efectos neurológicos completos de estas tecnologías. Los niños, como los adultos, varían mucho y algunos son más sensitivos que otros respecto a la cantidad de tiempo frente a las pantallas", por lo que en realidad, el impacto de éstos puede variar de persona a persona.
¿Son mejores otras alternativas?
No es raro que en los restaurantes se ofrezcan actividades para los niños mientras esperan la comida, que también suele ser uno de los momentos en los que los padres les permiten usar una tablet o móvil. Tras conocer los estudios acerca del impacto de éstos, probablemente pensemos que es mejor recurrir a lo tradicional: un libro y unos crayones.
Ozlem Ayduk, profesora del Laboratorio de Relaciones y Cognición Social de la Universidad de California, comenta que los niños que están entretenidos utilizando un libro y colores tampoco suelen socializar mucho con quienes les rodean. "No es realmente una cuestión de el iPad contra los objetos no electrónicos", comenta. En realidad, lo importante es la interacción que tengan los niños con los demás.
"Las conversaciones con otras personas son la manera en la que los niños aprenden a tener conversaciones con ellos mismos", comenta Sherry Tuckle, profesora de ciencia, tecnología y sociedad en el Instituto de Tecnología de Massachusetts. "Aprender acerca de la soledad y de estar solo es la base del desarrollo temprano, y no quieres que tus hijos se pierdan de eso solo porque estás tranquilizándolos con un dispositivo electrónico".
Y regresamos a lo mismo de que los niños necesitan aburrirse: "Ellos necesitan tener la oportunidad de explorar su imaginación. De ser capaces de reunirse y saber quiénes son. Así algún día podrán formar una relación con otra persona, sin sentir pánico de quedarse solos. Si no les enseñamos a nuestros niños a estar bien solos, solo sabrán cómo ser solitarios".
Menos tablets y vídeos, más espacio e interacción
Tras conocer los resultados de estudios y la opinión de profesionales, podemos resumir que el uso de tablets no solo puede provocar retrasos en ciertas áreas durante el desarrollo de nuestros niños, sino que además podría llegar a afectarles en la manera en cómo se sienten con ellos mismos.
Si es necesario recurrir a alguna actividad para calmarles o distraerles, acompañémosles y seamos parte de ella. Busquemos un equilibrio para que ellos puedan tener espacios de silencio y de soledad, pero también tengan conversaciones e interactúen con quienes les rodean.
Fotos | iStock
Vía | The New York Times
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