Algunos bebés crecen en familias donde el bilingüismo es una situación cotidiana. Es común que oigan a sus padres hablar distintos idiomas haciendo que el niño los incorpore de una forma natural, casi sin darse cuenta.
Aunque se pueda creer que se confunde a los pequeños hablándoles dos idiomas aún cuando todavía no son capaces de expresar palabras, no está comprobado que el bilingüismo cause trastornos del aprendizaje sino más bien todo lo contrario, los beneficios son notables.
Un estudio reciente ha demostrado que los niños de un año que proceden de familias bilingües desarrollan una mayor flexibilidad en el aprendizaje lingüístico. Son más dúctiles para reconocer las estructuras del discurso así como para controlar diferentes lenguas de forma simultánea.
Para comprobarlo, los investigadores enseñaban a los bebés palabras de tres sílabas seguidas por juguetes en el lado izquierdo o derecho de la pantalla, dependiendo de la estructura de la palabra. Después se les enseñó palabras que nunca habían oído pero que se correspondían con una de las dos estructuras y a las que no seguía ningún juguete.
A través de la dirección de su mirada cuando escuchaban una nueva palabra para encontrar el juguete en uno u otro lado descubrieron que los bebés habían sido capaces de aprender las estructuras de las palabras.
Diversas investigaciones han demostrado además que los niños bilingües son más comunicativos que los monolingües pues son capaces de crear frases más largas y complejas ampliando su capacidad comunicativa.
Parece claro que el escuchar dos idiomas desde que nacen provoca que los niños amplíen sus posibilidades lingüsiticas y se vuelvan más maleables al aprendizaje. Entre otras ventajas también resalta una mayor habilidad para concentrarse en detalles importantes y para la atención selectiva, sin contar el gran beneficio que supone dominar dos lenguas desde que son pequeñitos.
Vía | Europa Press
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