¿De dónde vienen los prejuicios que tanto hieren a los menores LGTB? ¿Por qué son el colectivo que más sufre el acoso escolar en las aulas?¿Qué están haciendo las administraciones al respecto y qué estamos haciendo los padres y madres para que nuestros hijos no formen parte jamás, ni como actores ni como espectadores, de cualquier tipo de acoso? Demasiadas preguntas con escasas respuestas contundentes.
A día de hoy, precisamente conmemorando el Día del Orgullo LGTB, seguimos sufriendo unas cifras que hieren: más de la mitad de los menores LGTB sufre acoso escolar en las aulas y más de un tercio de esos menores ha intentado suicidarse por culpa de ese acoso. Sería bueno que empezáramos a actuar todos cuanto antes.
Las cifras deberían habernos hecho reaccionar hace tiempo, cuando leímos por primera vez que más de la mitad de los menores LGTB han sufrido o sufren acoso escolar en las aulas.
Estamos hablando de varios miles de niños en todo el país que viven una vida cargada de miedo, de presión, de violencia y de prejuicios. Uno solo ya sería algo injustificado pero miles, es algo que escapa a la lógica de una sociedad que se supone lucha por la igualdad de sus miembros, de todos sus miembros.
La orientación sexual es la primera causa de ataques en los colegios según todos los estudios y las estadísticas. Hasta el punto de que muchos de esos niños, de esos menores acosados, terminan por quitarse la vida como le ocurría a Alan, un menor de 17 años, transexual, al que el acoso escolar que padecía le llevo a suicidarse el pasado 24 de Diciembre.
No hay cifras oficiales que relacionen el suicidio de los menores con su condición sexual, de hecho es en ocasiones la propia familia la que niega esa relación cuando se ha producido el suicidio por el tremendo dolor que supone enfrentarse a tanto sufrimiento sobrevenido.
Las asociaciones y los colectivos sí consiguen esos datos a través de amigos, vecinos y el entorno del menor que reconoce esa circunstancia. La Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales no tiene un informe único de acoso escolar sobre estos colectivos pero sí extrae conclusiones certeras a partir del análisis de distintos estudios.
Un entorno hostil
El entorno escolar para los menores LGTB puede ser muy hostil en cuanto se produce el acoso porque no reciben el apoyo necesario por parte del sistema educativo que según señalan todos los colectivos que abordan este tema, en sus actuaciones está muy por detrás de la sociedad en cuanto a integración se refiere.
No es fácil de detectar pero quizás no se esté haciendo todo lo que se podría o se debería hacer al respecto por parte de la administración, primero para prevenir estas situaciones y después para intervenir de forma eficaz cuando estas se producen.
Por ejemplo, se dan casos como el de una niña transexual en Málaga en la que fue el centro en el que estudiaba, un colegio concertado, el que ejerció la presión para que la niña abandonara el centro ya que no consideraba aceptable su condición. Son situaciones que no deberían darse en una sociedad que aboga y apuesta por la igualdad de todos sus miembros, de todos, sin distinción.
Es muy triste leer pensamientos cargados de dolor y sinceridad, como del que os hablábamos hace casi un año de un niño con problemas de autoestima y la sensación de sentirse rechazado por el hecho de ser homosexual
Desde la Federación Estatal y junto con otras asociaciones y colectivos, se está redactando un proyecto que sirva como marco para regular el trato que deben recibir desde su infancia las personas transexuales, el trato que necesitan para su desarrollo personal como miembros de una sociedad integradora, algo que ahora no están recibiendo y que a veces hace que hasta las propias familias no sepan cómo actuar.
Pequeños gestos para prevenir
Quizás esa normalización e introducción de personajes gays en productos de consumo masivo como son las películas infantiles, ayude a muchos niños a entender que no hay motivo para discriminar a nadie.
Quizás la lectura de libros y cuentos también sea una forma de normalizar desde pequeños tanto a los posibles menores agredidos como a aquellos que podrían convertirse en agresores o en espectadores pasivos.
Informarnos como padres y madres para informar a nuestros hijos cuando empiezan a darse los primeros síntomas de que nuestros hijo sufre acoso escolar o incluso que nuestro hijo ejerce o participa de ese acoso. Prevenir antes de que ocurra mediante la información y la tolerancia es lo mejor que podemos hacer por ellos mismos.
Y hablar, hablar con ellos, dialogar, escucharlos porque lo que puede ser una novedad ante la que pongan barreras y creen asperezas, nosotros como padres y madres, podemos hacer que sea nada más que una diferencia, como la del niño pelirrojo o la niña rubia, un rasgo más sin más significado para la convivencia fluida y positiva.
Vía | elpais.com
Fotos | iStockphoto
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