Unicef advierte sobre el “uso problemático” que hacen los adolescentes de Internet y las redes sociales
El uso de móviles y redes sociales por parte de los adolescentes es algo que ya se ha integrado por completo en su forma de relacionarse con su entorno. Sin embargo, un estudio que acaba de publicar Unicef llamado "Impacto de la tecnología en la adolescencia. Relaciones, riesgos y oportunidades", ha revelado algunos datos estremecedores sobre su actividad en el mundo digital que llaman muchísimo la atención y sobre los cuales deberíamos actuar con rapidez.
Dicho estudio se realizó con una muestra total de 41.509 adolescentes,
de entre 11 y 18 años de 265 centros educativos de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), tanto públicos como privados y/o concertados, de las 17 comunidades autónomas de nuestro país. En este se ha recogido y analizado las opiniones y percepción de los adolescentes sobre sus experiencias y relaciones en el entorno digital con el fin de tener una visión más clara de lo que allí sucede, para fortalecer acciones a nivel educativo y preventivo.
Cifras que estremecen
Una de las cosas más impactantes del estudio, son los números que refleja. Algunos de ellos son bastante más altos de lo que en principio cualquier padre o educador puede llegar a estimar:
- El 98,5% de las/los adolescentes está registrado en alguna red social y el 83% lo está en 3 ó mas RRSS. No estar presente en las redes es un hecho excepcional, así los jóvenes están allí y prácticamente todos de una forma activa, es decir, subiendo contenido que básicamente es su imagen a través de fotos o vídeos.
- El estudio constata una escasa supervisión parental: sólo el 29,1% de los
adolescentes señala que sus padres les ponen algún tipo de normas o límites sobre el uso de Internet y/o las pantallas; sólo el 23,9% limitan las horas de uso y el 13,2% los contenidos a los que pueden acceder. - La edad media del primer móvil es de 10,96 años. La edad en la que un niño empieza a utilizar un móvil con internet se está adelantando, con todas las consecuencias que implica
- El 57,5% de jóvenes lleva el móvil a clase casi todos los días.
- Un 42% de los adolescentes ha recibido contenido de carácter erótico y 1 de cada 10 ha recibido una proposición sexual en internet por parte de un adulto.
- Un 55% de los adolescentes han contactado con desconocidos a través de internet, chats o redes sociales.
- Un 21% de los adolescentes han quedado con personas que han conocido a través de internet y RRSS.
La cifras son alarmantes, pero lo son más las consecuencias que conllevan este uso indiscriminado. Muchos de ellos (y de nosotros, incluso), no sabemos con certeza los riesgos que entraña una sobreexposición en las redes sociales: en caso de no tomar precauciones, es fácil revelar la rutina diaria de una persona (lo que come, qué le gusta, dónde vive, dónde estudia, quienes son sus amigos, cuáles son sus extraescolares e incluso qué sitios suele visitar en sus momentos de ocio). Teniendo tanta información sobre una persona como punto de partida, es fácil hacerle blanco de cualquier tipo de ataque, tanto físico como emocional.
Las redes sociales como ecosistema de interacción y apoyo emocional
La necesidad de socializar es innnata en los seres humanos, y el entorno digital se está convirtiendo en el espacio en el que lo hacen los jóvenes: allí es donde se comunican con sus amigos para charlar y divertirse. Según el estudio, "los datos también indican que puede haber una falta de presencia y acompañamiento por parte de las familias en la vida de los adolescentes, lo cual les lleva a buscar compañía y apoyo en Internet y las redes sociales".
Con este panorama, también es muy fácil caer en una dependencia total al móvil: muchos padres también la sufrimos y además tenemos un ritmo de vida frenético en el que compartimos muy poco tiempo con nuestros hijos y el diálogo casi es un acto residual. El estudio muestra que el 31,5% de los adolescentes utilizan internet más de 5 horas al día entre semana, el 58,4% duermen con el móvil, y el 21,6% se conectan a partir de las 12 de la noche. Las familias hoy en día estamos hiperconectadas, pero solo a nivel digital.
Algoritmos que premian el exhibirse, sobrexposición y ciberacoso: una bola de nieve que no para de crecer
Las aplicaciones de redes sociales funcionan a través de algoritmos que "premian" cierto tipo de contenido dándole más visibilidad, entre los que se encuentran fotos y vídeos en el que se exponga piel y en el que se hagan bailes. Por eso ese precisamente es el tipo de contenido que tiene más repercusión en forma de "like".
Ese es uno de los puntos que hacen que internet se haya convertido en un medio en el que los adolescentes son especialmente vulnerables: ellos se encuentran en un proceso de definición de la personalidad en donde la imagen juega un papel fundamental. Si tu contenido genera mucha interacción, eres más popular. Las fotos y vídeos en el que te expones con poca ropa y bailando, es la que más respuesta genera, por lo tanto, el algoritmo puede llevar al adolescente a través de este estímulo a mostrarse más, y en situaciones que le pueden hacer más vulnerable de cara a sus relaciones en la vida real. Es una bola de nieve que no tiene fin y que afecta directamente su autoestima y su estabilidad emocional.
De ahí surge que los principales riesgos identificados por chicas y chicos a lo largo de su experiencia sea el ciberacoso, el contacto con extraños, sentirse discriminados o excluidos, el chantaje y la sextorsión, o el acceso a contenidos inadecuados para su edad.
Acoso escolar y ciberacoso
A pesar de los esfuerzos que centros educativos e instituciones han venido realizando en los últimos años, la realidad sigue siendo preocupante. La tasa de victimización de acoso escolar estimada se sitúa en el 33,6%. A simple vista parece que entre los adolescentes se está normalizando el acosar y ser acosado, y de hecho muy a menudo quienes lo sufren no son conscientes de ello o no tienden a interpretarlo en esos términos. Sólo el 3,3% de los adolescentes diría que está sufriendo acoso escolar y el 2,2% ciberacoso. Por “Mi físico”, “Ser diferente”, “Porque me tienen manía” o simplemente porque “era una broma”, son algunos de los principales motivos de acoso, señala el estudio.
Las redes sociales son, además, un caldo de cultivo perfecto para trasladar este problema al campo digital. El anonimato, la inmediatez, la facilidad para contactar con cualquier persona, la facilidad con la que se envían fotos o vídeos personales de carácter sexual o aceptar a desconocidos en una
red social, además de constituir un riesgo en sí mismo, aumentan la probabilidad de sufrir acoso escolar y ciberacoso.
El hecho de que los padres nos encontremos en esas mismas redes sociales nos puede dar una falsa sensación de seguridad. Por eso ser capaces de integrarlas de forma sana y responsable en su desarrollo personal es, sin duda, un enorme desafío en el que debemos participar todas las personas que contribuimos en su educación. No es cuestión de controlarles, sino de facilitar un entorno de confianza en donde los adolescentes puedan hablar abiertamente de su vida en el mundo digital, de lo que allí sucede, de sus miedos, de su percepción y a través de esto, fomentar en ellos un sentido de la precaución y de responsabilidad por las acciones que allí realizan.
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