En 2020 en España se produjeron 314 suicidios de menores de edad, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), y los intentos de suicidio en niños y adolescentes se han multiplicado por 25,9 en la última década, según datos de la Fundación ANAR.
También según ANAR, los colectivos más vulnerables son los menores de diez años, los adolescentes con discapacidad, los niños y adolescentes de familias migrantes y los niños y adolescentes del colectivo LGBTI+.
Es importante que sepamos que el suicidio en muchas ocasiones (aunque no siempre) se puede prevenir, estando atentos a sus señales, ya que normalmente cuando un menor ha intentado suicidarse o ha logrado hacerlo, ya llevaba tiempo pensándolo y había señales en su conducta que tal vez nos estaban dando la voz de alerta sin nosotros darnos cuenta.
Datos alarmantes de suicidio entre los adolescentes
Según el Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en España (2012-2022) de la Fundación ANAR, el número de casos con conducta suicida en niños y adolescentes ha experimentado un acentuado crecimiento en el periodo 2012-2022 (1.921,3%), destacando el incremento producido en el periodo post-COVID-19, entre 2020 y 2022 (128%).
Entre 2012 y 2022, los casos atendidos en la Fundación ANAR por ideación suicida se han multiplicado por 23,7 y los intentos de suicidios por 25,9.
Además, los riesgos psicosociales que influyen en las conductas suicidas de niños y adolescentes, es decir, el aislamiento, el maltrato intrafamiliar, el abuso de tecnologías, la pobreza, etc., han aumentado a raíz de la crisis sanitaria.
Bullying, ciberbullying y suicidio
Entre los factores de riesgo de suicidio más destacados en la niñez y la adolescencia se encuentra el hecho de sufrir bullying o ciberbullying, así como estar inmerso en cualquier situación de violencia, tanto en el rol de víctima como en el de agresor.
De hecho, el fenómeno de quitarse la vida a raíz de una experiencia así recibe el nombre de bullycide, y en menores de 12 años el motivo principal para quitarse la vida es el acoso escolar.
Según Save The Children, los menores que son víctimas de bullying tienen 2,23 veces más riesgo de padecer ideaciones suicidas y 2,55 veces más riesgo de realizar intentos de suicido que aquellos que no lo han sufrido.
Y en el caso del ciberacoso, el impacto es todavía mayor. Incluso los adolescentes perpetradores de ciberbullying tienen un mayor riesgo de manifestar ideaciones y comportamientos suicidas, aunque en menor medida que las víctimas.
Pensamientos de muerte, autolesiones y conducta suicida
Es importante diferenciar aquí los pensamientos de muerte de las autolesiones y la conducta suicida. En el primer caso, tener ideas de muerte no necesariamente significa que uno quiera quitarse la vida.
Pensar en la muerte puede ser una forma de aliviar temporalmente el malestar, saber que "hay una solución", pero eso no significa que lo acabemos llevando a cabo. Las autolesiones son otra forma de canalizar el malestar (el objetivo aquí no es quitarse la vida, sino hacerse daño; más adelante profundizamos en esto).
Y la conducta suicida ya sería tener un plan para quitarse la vida y llevarlo a cabo a través de uno o más intentos.
Señales de alerta del suicidio
Algunas de estas señales de alerta también serían aplicables a la depresión, otra de las causas más frecuentes del suicidio. Conozcámoslas:
1. Cambios en el estado de ánimo
Un cambio en el estado de ánimo o en el humor (mostrarse por ejemplo más irritable de lo normal, o más decaído y triste, etc.), puede ser una señal de alerta del suicidio. Este cambio, eso sí, debe ser prolongado en el tiempo y acentuado, ya que no hablamos solamente de "un día de bajón".
2. Cambios en el comportamiento (sueño, alimentación...)
Los cambios de comportamiento también son posibles señales de alerta. Se trata de cambios en los patrones del sueño, en la alimentación (por ejemplo, tener más o menos apetito), cambios en la personalidad (mostrarse de repente más cerrado...).
3. Aislamiento
El aislamiento, y que tu hijo quiera estar siempre encerrado en su habitación, también podría ser una señal de alerta. Es decir, el hecho de que se vaya distanciando cada vez más de sus amigos, e incluso de la familia; que se encierre en sí mismo, evite hablar de ciertos temas, no explique nunca cómo está...
4. Disminución del rendimiento escolar
La disminución del rendimiento escolar, sobre todo si ésta es repentina y sin otra causa que la explique, también está detrás de muchos trastornos del estado de ánimo que podrían desembocar también en pensamientos suicidas.
5. Ideas relacionadas con la muerte
Verbalizar ideas relacionadas con la muerte, preocupaciones a raíz de este tema, también puede ser un indicador. Por ejemplo, que verbalice estar preocupado por la muerte al conversar, al escribir o dibujar. Que pregunte mucho sobre el tema, que investigue en internet, o incluso que diga en voz alta que tiene ganas de morirse; por supuesto eso sería una señal muy clara.
6. Autolesiones
Las autolesiones son otra señal de alerta del suicidio. Se trata de una estrategia inadecuada de regulación emocional. Las autolesiones "sirven" para afrontar ese malestar, cuando no se disponen de habilidades de afrontamiento adecuadas para ello.
Algunas de las funciones de autolesionarse serían: aliviar tensión y relajarse (la herida puede generar endorfinas), distraerse de los pensamientos, eliminar una sensación desagradable de vacío y poder experimentar sensaciones, comunicar su sufrimiento al entorno, castigarse y redimir un sentimiento de culpa (como forma de “castigo”).
No siempre las autolesiones derivan en suicidio, pero puede ocurrir que sí, por eso es tan importante prevenir y observar.
7. Descuidar el aspecto personal
Que tu hijo pase de ser alguien muy pendiente de su aspecto personal a descuidarlo totalmente también es otra señal de alarma, porque puede indicar síntomas depresivos o una falta de sentido vital (junto a otros síntomas).
Pedir ayuda: un paso fundamental
¿Qué podemos hacer como padres si detectamos alguna de estas conductas? Lo primero de todo, hablar abiertamente con nuestro hijo sobre el tema y preguntarle. "¿Has pensado en acabar con tu vida?" "¿Has tenido ideas de muerte?". Es importante que este tema no se convierta en tabú. Hablar del suicidio no lo promueve, al contrario, lo previene.
A la hora de hablarlo con él también podemos abordar la charla a través de una noticia de actualidad, por ejemplo; preguntarle qué piensa sobre eso y profundizar en el tema. ¿Cómo lo ve? ¿Se ha sentido alguna vez así? ¿Por qué?
Y lo segundo, pedir ayuda especializada con un psiquiatra y un psicólogo clínico especializado en infancia y adolescencia. Por otro lado, disponéis de dos teléfonos a los que llamar en caso de emergencia, para conductas potencialmente suicidas, que son:
- Teléfono de la esperanza: 717 003 717 (en todo el mundo)
- Teléfono contra el suicidio: 024 (en España)
Recuerda, ¡no estáis solos! Vuestro hijo os necesita, y vosotros también necesitáis ayuda para ayudarle a él. Daros la oportunidad de pedirla.
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