El motivo por el que los gatos odian que cierres las puertas en casa: tienen FOMO

El motivo por el que los gatos odian que cierres las puertas en casa: tienen FOMO
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El famoso efecto o síndrome FOMO, que proviene del inglés fear of missing out, se define como el temor o ansiedad a perderse algo o sentirse "desconectado" de los demás.

Las redes sociales, donde es fácil caer en compararse y ver lo que están haciendo los demás (y nosotros no), son uno de los principales motivos por los que actualmente miles de personas lo sufren.

Pero aunque cuando hablamos de este efecto solemos hacer referencia a las personas, para sorpresa de muchos hay unos animales que también lo sufren: los gatos.

Tener un gato en casa nos hace familiarizarnos con algunas de sus rutinas y preferencias, notando en ellos ciertos comportamientos que les gustan y otros que... no tanto.

Si este es tu caso, probablemente habrás notado que tu gato suele mostrarse inquieto, incómodo o incluso molesto o alterado cuando cierras la puerta. Desde maullidos lastimosos e insistentes, hasta arañazos en la puerta, tu gato te hace notar que eso de encontrarse ante una puerta cerrada no le agrada. ¿Por qué detestan tanto las puertas cerradas?

Instinto, curiosidad... ¿y ansiedad?

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Foto | Aburrell en Pexels

Los gatos son animales curiosos por naturaleza: les gusta observar, explorar y analizar el entorno en el que se encuentran. Su instinto, por más doméstico que sea el gato, sigue presente y lo deja ver en determinadas situaciones que resultan peculiares cuando se trasladan al interior del hogar.

Un ejemplo claro de ello es este de las puertas cerradas, que explica para LiveScience la doctora Karen Sueda, veterinaria experta en comportamiento animal, señalando que es ese temor o ansiedad a perderse algo: "Es un poco de FOMO", dice Sueda. "El FOMO de pensar: 'No sé qué hay al otro lado, y quiero ir a verlo y descubrirlo'".

La consultora de comportamiento felino Ingrid Johnson explicó al mismo medio que esto también es parte de su instinto cazador:

"A los gatos les gusta controlar el acceso a los espacios, las necesidades básicas vitales y su territorio. Eso no los hace malos ni nada por el estilo, simplemente son una especie que es tanto depredadora como presa, que necesita cazar para sobrevivir pero también sentirse segura y protegida en su entorno".

Las expertas señalan que lo ideal para prevenir esta situación es mantener la coherencia siendo consistentes: sin cerrar puertas que usualmente están abiertas (para evitar esa incomodidad y sorpresa de encontrarlas repentinamente cerradas), así como manteniendo siempre cerradas las puertas de las zonas a las que no queremos que entren los gatos.

Foto de portada | Tim Raack en Pexels

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