Estrés, ansiedad, hipertensión... son palabras que nos vienen a la mente cuando hablamos de una agenda apretada. Hombres y mujeres que trabajan mucho, que no tienen tiempo libre, son susceptibles de padecer esos síntomas. ¿Qué pasa con los niños? Un estudio señala que sobrecargar la "agenda" de los niños tiene consecuencias negativas.
El nuevo estudio, publicado en la revista "Frontiers in Psychology", pretendía determinar si un estilo de vida con actividades programadas y estructuradas afecta al modo en que se desarrolla el cerebro de un niño. Y los pequeños con actividades "libres" tenían más iniciativa propia y eran capaces de conseguir objetivos en mayor medida.
En definitiva, los niños menos ocupados mostraban tener mejores funciones ejecutivas, que se refieren a un conjunto de habilidades cognitivas que permiten la anticipación y el establecimiento de metas, la formación de planes y programas, el inicio de las actividades y operaciones mentales, la autorregulación de los pensamientos y de las tareas y la habilidad de llevarlas a cabo eficientemente, es decir, la resolución de problemas.
Los investigadores pidieron a los padres de 70 niños de 6 años de edad que registraran las actividades diarias de sus hijos durante una semana. Anotaron el grado en que el tiempo de 70 niños estaba dedicado a actividades estructuradas (clases, deportes, coros...) o no estructuradas (juego libre, lectura...).
El estudio se titula "Less-structured time in children's daily lives predicts self-directed executive functioning" ('El tiempo menos estructurado en la vida diaria de los niños predice el funcionamiento ejecutivo autodirigido') y ha sido elaborado por psicólogos de las Universidades de Colorado Boulder y Denver (Estados Unidos).
En las conclusiones se señala que no se ha demostrado la causa-efecto y tendrán que hacerse más estudios, pero lo que parecen intuir los autores es que el estrés que conlleva tener una agenda apretada provocaría un menor desarrollo de las funciones ejecutivas.
No se trata del primer estudio que apunta en esta dirección. Por eso os hemos hablado de que las actividades extraescolares hay que tomarlas en su justa medida, y valoramos enormemente el tiempo libre de los niños, en el cual siguen aprendiendo y divirtiéndose.
Entonces, deberíamos plantearnos, ¿tienen tiempo libre nuestros hijos? ¿O les marcamos todos los pasos que han de dar cada día? ¿Dejamos solo las vacaciones para ese tiempo de ocio? ¿O también las llenamos de actividades?
Sobrecargar la agenda de los niños puede tener consecuencias negativas no solo en cuanto al estrés que sufran, también su desarrollo cerebral puede verse afectado y no estimular ciertas funciones que son importantes para la vida diaria.
Vía | Medline Plus
Más información | Frontiers in Psychology
Foto | Thinkstock
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