En la vida pasamos situaciones difíciles que nos obligan a poner en marcha una serie de recursos conductuales y emocionales, que son las llamadas habilidades de afrontamiento. Sin embargo, estos recursos no siempre se tienen, ya que se adquieren con el tiempo y la experiencia.
Los adolescentes se encuentran en una etapa temprana de aprendizaje emocional, por ello no siempre disponen de los recursos necesarios para transitar cierto tipo de situaciones (estrés, conflictos...). Explicamos tres tipos de estrategias (con ejemplos de cada grupo) que pueden ayudarles a afrontar y gestionar los conflictos de forma saludable.
La importancia de escuchar las emociones
Cómo afrontamos lo que nos sucede tiene un impacto en nuestras emociones, y escuchar las emociones es clave para gestionar el estrés. Un estudio de investigación realizado en Penn State en 2018 examinó las habilidades de los adolescentes para procesar el estrés y las emociones.
Los resultados fueron que aquellos que no afrontaron (o procesaron) cómo se sentían experimentaron tasas más altas de inflamación, inmunidad más débil y presión arterial en comparación con aquellos que procesaron sus sentimientos y emociones frente al estrés en su hogar.
El impacto en la salud no apareció de forma inmediata, sino que lo hizo más adelante, cuando los adolescentes ya eran adultos. Además, esta afectación en su estado de salud los hacía más susceptibles a desarrollar enfermedades como el cáncer con el tiempo.
La necesidad de aprender habilidades de afrontamiento
Por otro lado, los hallazgos de la investigación muestran que los niños y adolescentes que viven en entornos domésticos de alto estrés tienen una mayor necesidad de apoyo mental y emocional de un terapeuta que les ayude a aprender cómo desarrollar habilidades de afrontamiento saludables.
Unas habilidades que les permitirían funcionar mejor fuera y dentro de casa, y aprender a manejar el estrés de forma más saludable. Pero, ¿qué son exactamente estas habilidades?
¿Qué son las habilidades de afrontamiento?
Las habilidades de afrontamiento son estrategias que utilizamos para hacer frente a situaciones de estrés y/o conflicto que nos ayudan a resolverlas (o a adaptarnos a ellas en caso de no poder cambiarlas).
Los psicólogos Lazarus y Folkman (1986), dos grandes estudiosos del estrés, citados en un artículo de la International Journal of Psychology and Psychological Therapy, definieron el afrontamiento como:
"Aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas, externas y/o internas, que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo."
Tres tipos de estrategias para ayudar a los adolescentes a gestionar conflictos
También Lazarus y Folkman definieron tres tipos de afrontamiento a la hora de gestionar los conflictos y/o el estrés. Dentro de cada uno de ellos, encontramos estrategias útiles que los adolescentes pueden desarrollar, y que conoceremos a continuación.
1. Estrategias activas o centradas en el problema
Se trata de emplear acciones directas dirigidas a alterar la situación problemática y minimizar las consecuencias negativas.
Ejemplos de este tipo de acciones o estrategias serían:
- Buscar información sobre el problema.
- Visualizar las diferentes opciones de solución que existen evaluando cuál puede ser la más efectiva.
- Planificar la estrategia de acción.
- Organizar cómo llevar a cabo los distintos pasos que conducen a la solución.
- Buscar apoyo en otras personas para que le den información, lo aconsejen, le presten ayuda económica, etc.
2. Estrategias centradas en la emoción
Se trata de regular las consecuencias emocionales negativas del problema; lo que se busca es reducir el impacto del evento en cuestión. Ejemplos de estrategias psicológicas concretas que pueden utilizar los adolescentes, siguiendo un afrontamiento centrado en la emoción, son:
- Mirar la parte positiva del problema (y el aprendizaje, en caso de que haya alguno) y relativizar.
- Gestionar las emociones de forma saludable (por ejemplo, a través de técnicas de regulación emocional, de mindfulness, etc.).
- Buscar apoyo emocional en amigos y familiares (es decir, buscar empatía y comprensión).
- Aceptar el problema.
3. Estrategias basadas en la distracción (o evitación)
Este grupo de estrategias serían las menos adaptativas, ya que en este caso la persona espera que el problema se resuelva por sí mismo o no lo afronta directamente (son estrategias de evitación).
Sin embargo, podemos convertirlas en estrategias adaptativas. Por ejemplo, si el adolescente las utiliza junto a otras estrategias más activas.
Es decir, si combina el afrontar el problema con el buscar momentos de desconexión de lo que le preocupa (para recuperar fuerzas, reponerse, tomar distancia...), a través de estrategias distractoras como:
- Hacer alguna actividad relajante.
- Practicar deporte.
- Permitirse desconectar del tema por un tiempo.
- Practicar yoga, meditación...
- Descansar.
- Utilizar el humor para intentar quitarle importancia a la situación.
Y tú, ¿conocías alguna de estas estrategias? ¿Cuáles has trabajado con tu hijo adolescente?
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