Aunque no queramos verlo, la vuelta al cole está ya próxima y muchos padres ya estamos preparando los libros, uniformes, pensando en las actividades fuera del aula...
Pero no debemos angustiarnos en exceso por la adaptación de los niños tras las vacaciones. Según los expertos, después de un largo paréntesis sin obligaciones escolares, les cuesta volver, pero mucho menos que a la mayoría de los adultos regresar al trabajo.
Así lo asegura Ramón Novella, el psicopedagogo y profesor de Psicología de la Universitat Abat Oliba (Barcelona), que da algunos consejos a los padres para ayudar a nuestros hijos a establacer sus nuevas rutinas.
Los padres debemos dar ejemplo
"Transmitir un mensaje positivo respecto al inicio del nuevo curso escolar", es uno de los consejos del experto para ayudar a nuestros hijos en la vuelta al cole. Y la mejor forma de lograrlo es, que los padres demos ejemplo.
Añade el profesor Novella que “aunque a algunos les cueste volver, en muchos de ellos se da el efecto contrario y tienen la ilusión de volver al colegio para encontrarse con sus amigos”.
Por estos motivos, es infrecuente encontrar en los más pequeños un síndrome postvacacional equiparable al que sufren muchos adultos.
Pero va más allá, al afirmar que “en muchos casos el síndrome postvacacional de los niños viene generado por sus propios padres”:
“Si continuamente estamos transmitiendo el pesar por el final de las vacaciones y la vuelta al trabajo, queramos o no, estamos generando en nuestros hijos la misma actitud de queja y negativismo”.
Síntomas de estrés e ideas para que regresen felices
Pero no todos los niños se enfrentan al regreso a las aulas de igual modo y algunos pueden llegar a sentir inquietud y angustia. Según el profesor, los padres podemos detectar que hay un problema si:
Rechaza hablar del nuevo curso
Demuestra nervios
Dificultades en el sueño o en la alimentación
Para intentar evitar esta angustia, Novella recomienda “anticiparse a los cambios, explicando adecuadamente qué pasará en este futuro próximo, cómo serán las cosas, qué experiencias se vivirán. Y luego es importante, durante los primeros días, estar muy atentos a sus reacciones”.
Sigue explicando que no suele ser necesaria una estrategia de aterrizaje, ya que las vacaciones tampoco deben haber supuesto una ruptura radical con las rutinas del resto del año. O al menos eso es lo que hay que procurar hacer:
“Las vacaciones son para descansar, pero no para perder las rutinas y los hábitos. Cuando un niño rompe totalmente el ritmo durante las vacaciones, se le hace más difícil la incorporación al ritmo escolar. Es recomendable que durante las vacaciones los niños sigan con un ritmo y unos horarios dentro de un ambiente de descanso y cambio de actividad”.
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