El sentido del gusto en el recién nacido

De todos los sentidos, el gusto es el más importante en los recién nacidos. Dentro del útero materno, el bebé oye amortiguados los sonidos provenientes del exterior, ve a corta distancia, el tacto y el olfato no han evolucionado tanto, pero el sentido del gusto en el bebé es el que más se desarrolla en el periodo prenatal.

En sentido del gusto se forma y madura pronto debido a las experiencias sensoriales que ha vivido el bebé durante la gestación. En el vientre ha probado diferentes sabores recibidos a través del líquido amniótico.

Las papilas gustativas del bebé

Las papilas gustativas son células receptoras del sabor que se encuentran en la lengua. Dependiendo de su localización, detectan mejor cierto tipo de sabores según sean dulce, amargo, ácido, etc.

Aparecen en la octava semana de gestación y cuando el bebé comienza a tragar líquido amniótico, alrededor de la semana 12, comienzan a estimularse los receptores del gusto.

Se dice que la sensibilidad de una persona ante un sabor determinado depende del número de papilas gustativas que tenga. Hay personas que tienen unas 500 papilas en total y hay otras que pueden llegar a tener hasta 10.000. Éstas últimas son las que se consideran supercatadoras.

Probando nuevos sabores en el vientre materno

El líquido amniótico cambia su composición a lo largo del embarazo. Hasta aproximadamente la semana 17 es producido por la madre y está compuesto por proteínas, carbohidratos, lípidos y fosfolípidos, urea y electrolitos. Hacia el final del embarazo la mayor parte del líquido amniótico está compuesto por orina fetal.

Por su parte, los sabores de la dieta materna llegan al líquido amniótico, por lo que el bebé va teniendo diferentes experiencias gustativas. De hecho, tienen preferencia por ciertos alimentos incluso antes de nacer.

En el tercer trimestre de gestación ya se puede observar como el bebé reacciona con expresiones faciales ante sabores amargos y muestra agrado por los dulces.

Esa preferencia por los sabores dulces, que se mantiene durante la infancia, tendría una explicación evolutiva, como un "sabor de seguridad".

Al nacer, siguen entrenando el gusto

Aunque en la vida fetal ha tenido numerosas experiencias con los sabores, al nacer el bebé continúa experimentando nuevos sabores a través de la leche materna.

Al igual que en el vientre materno, la leche materna también influye en las preferencias del recién nacido. La variedad de sabores que recibe a través de la leche materna, influidos por la alimentación de la madre, los hace más proclives a aceptar nuevos sabores cuando comienzan a consumir alimentos.

Hay estudios que relacionan los alimentos que ha comido con frecuencia la madre durante el embarazo y la lactancia con una mayor preferencia por parte del niño cuando puede elegir qué comer.

A partir de los seis meses

Cuando el niño comienza a los seis meses a probar nuevos alimentos a través de la alimentación complementaria, se le abre todo un abanico de posibilidades. Es por eso que se recomienda ofrecerle variedad de texturas y sabores para que el pequeño pueda experimentar por sí mismo. Si es posible, cortarle en trocitos los alimentos para que pueda cogerlos con sus propias manos y probarlos.

Al introducir alimentos nuevos en la dieta del niño se recomienda hacerlo siempre con un sabor ya aceptado. Es lo que se conoce como “aprendizaje sabor-sabor”. Es más probable que se acepten nuevos alimentos si se combinan con sabores conocidos que si se prueban solos.

La neofobia, o miedo a probar nuevos alimentos, es un trastorno bastante frecuente en los niños, especialmente entre los 18 y los 24 meses, pero superable con el paso del tiempo, siempre sin forzarles y con mucha paciencia.

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