La polémica ha vuelto a surgir, esta vez en Suecia, donde un grupo regulador llamado Reklamombudsmannen ha reprendido a la juguetería Top-Toy (que forma parte del grupo Toys"R"Us) por un catálogo en el que mostraba a niñas jugando con juegos de té y a niños jugando con pistolas por considerarlo discriminatorio y denigrante (según las propias palabras del grupo) por lo que Top-Toy después de esta reprimenda, muestra en su catálogo de Navidad 2012 tanto a niños como a niñas jugando con muñecas, pistolas y cocinitas alegando que el debate sobre género ha aumentado mucho en Suecia en los últimos años y el mercado debe ajustarse a los cambios sociales.
La duda que plantea este nuevo hecho es si la publicidad es la culpable de este sexismo o si la culpa es de la sociedad, es decir, ¿crea la publicidad esa discriminación o simplemente recrea la discriminación existente en una cultura y un entorno social concreto?
¿Qué son los juguetes sexistas?
Para contextualizar, entendemos por juguetes sexistas aquellos que reproducen y por tanto perpetúan los roles tradicionales del hombre y la mujer en la sociedad, es decir, los estereotipos clásicos que a lo largo de los años se han relacionado con los dos sexos: a las niñas se les suele regalar juguetes domésticos con los que recrea la vida de un ama de casa como las cocinitas, bebés, tocadores y juegos de maquillaje o sets de limpieza mientras que los niños tienen coches, trenes o juegos de construcción. Reproducen el estereotipo de sociedad patriarcal, machista, en la que la mujer limpia y cuida de los bebés limitando su potencial para abarcar otras tareas mientras que el hombre construye, inventa y crea ajeno a las tareas del hogar. ¿Por qué, sin embargo, estos modelos de juguetes siguen pisando fuerte en nuestra sociedad cuando el papel de la mujer ha evolucionado y cambiado tanto?
Los juguetes son un arma de doble filo porque por una parte son las herramientas que les empujan a experimentar, explorar, aprender, socializar o crear, potencian su imaginación y les enseñan valores, mediante los juguetes los niños representan e imitan los roles y los personajes a los que tienen acceso tanto en la familia, el colegio, la calle o en los medios de comunicación . Por otra parte, los juguetes también pueden potenciar modelos de conducta negativos como la agresividad, la violencia, la competitividad, darle poco valor las cosas por ser de usar y tirar o la importancia del aspecto físico. Por eso es tan importante la elección de un juguete que no reproduzca unos valores discriminatorios y arcaicos.
Ahora bien, la elección del juguete no depende tantas veces de los padres como de los niños y de la influencia que reciben que, a menudo, como he comentado viene dada por la escuela, la calle, otros niños, otros padres y los medios de comunicación. ¿Es posible cambiar los juguetes cuando la sociedad todavía reproduce modelos discriminatorios? ¿Cómo puedes cerciorarte de que, aunque tú potencies una educación igualitaria, tu hijo no se contamine con factores externos?
El caso de Egalia: la escuela sin sexo
Un caso curioso, también en Suecia, es el de la escuela de preescolar Egalia que está basada en la igualdad y en la no distinción de género. Los alumnos no son “niños” y “niñas”, son simplemente “colegas” o “amigos” (buddies y friends, en inglés), para ellos todo es neutro, utilizan el pronombre finlandés “hen“ que sirve para refererirse tanto a hombre como a una mujer. En la escuela cuidan extremadamente la ausencia de referencias y estereotipos sexuales: crean sus propios cuentos para no influir a los pequeños con historias como La Cenicienta o Blancanieves e incluso cuidan la colocación de los juguetes (los Lego están al lado de las cocinitas) para no hacer la clásica distinción entre juguetes “de niño o de niña”. Según Lotta Rajalin, directora del centro, el objetivo de la escuela es “hacer que los niños tengan una perspectiva amplia de la vida y no se queden sólo con una mitad. No queremos que crezcan como si estuvieran dentro de cajas cerradas, según una mentalidad que espera de ellos que sean de una determinada manera, hombre o mujer. Queremos que sean tal como ellos quieran ser, que se conviertan en seres humanos libres“.
Egalia quiere alejarse al máximo de estos estereotipos dando libertad a sus alumnos, así no se sentirán acomplejados si son chicos y deciden jugar con una muñeca o si son chicas y se sienten atraídas por los coches. Liberar a los niños de complejos de tipo sexual y conseguir que apliquen lo aprendido en sus casas.
Si un niño se siente atraido por un juego de cocina no hay nada de malo ni de raro en ello. Es posible que ese niño vea en su casa la colaboración entre sus progenitores a la hora de asignarse las tareas del hogar y por tanto, no encuentre extraño o anormal decantarse por ese tipo de juego, incluso jugar con muñecos que tradicionalmente se asignan a las niñas puede enseñarle conceptos tan importantes como la responsabilidad o el cuidado de los otros. Lo importante a la hora de comprar un juguete es buscar el componente educacional del mismo, es decir, que va a aprender o va a aportarle dicho juguete además de la diversión, siempre y cuando comulgue con los valores que quieres transmitirle a tu hijo, ¿qué importa si ese juguete es tradicionalmente “de niñas” o es “de niños”?.
Discriminación página a página
Tengo justo delante una serie de catálogos de juguetes de Navidad de varias tiendas como Alcampo, Leclerc, Carrefour, Imaginarium, Toys R Us y Dideco. Los dos únicos catálogos no sexistas son los de Imaginarium y Dideco, el resto son una representación de todos los estereotipos de género que se nos puedan pasar por la cabeza: muñecos, bebés y cocinas se presentan sobre un fondo rosa, en las imágenes, las niñas son las que aparecen cocinando salvo en una ocasión.
En el caso de los juguetes para niños el fondo es azul o verde y en los casos de juguetes “neutros” o unisex, se decantan por un fondo amarillo o blanco. Dentro de los jueguetes para niñas encontramos muñecas (tanto bebés como la clásica Barbie o similares), cocinas y juegos de limpiar (lavadora, plancha y tabla), carritos de bebé y cunas y casitas mientras que en el de niños vemos coches, camiones, helicópteros aviones y motor en general, pistolas, juegos de mesa, muñecos de superhéroes, robots, barcos y castillos. Es decir, que mientras que un niño puede vivir muchas aventuras, una niña solamente puede jugar a cocinar, a planchar y a cuidar bebés. La diversión de las niñas queda por tanto limitada al hogar y a las tareas domésticas según estos catálogos, algo igual de negativo para las niñas como para los niños, a los que les exigen ser siempre fuertes, duros y varoniles, en definitiva, machotes de cinco años.
Por el contrario, en Imaginarium no encontramos esta diferenciación: se olvidan de utilizar los tópicos del rosa y el azul y muestran a niños de ambos sexos jugando a cocinitas, muñecos, hay disfraces y accesorios para multitud de oficios. Dideco tiene juguetes educativos y tampoco aparece una distinción, salvo la de edad, en su catálogo.
Los roles de género son una construcción social y por tanto, tu hijo puede elegir jugar con lo que quiera, a fin de cuentas lo más importante es que se divierta y aprenda jugando y que esos juguetes le transmitan buenos valores y conductas. A menudo los catálogos consiguen con esta división sexista que los pequeños reduzcan la elección de sus juguetes al fondo rosa o al fondo azul, cuando en realidad tiene una amplia gama de posibilidades con la que entretenerse y jugar. Lo más importante es no obligar a los niños a la elección de un determinado juguete simplemente porque es con lo que se espera que juegue y darle esa libertad de elección y decisión sobre lo que quiere y con lo que quiere jugar.
¿Qué pensáis vosotros al respecto? ¿Consideráis estos catálogos sexistas y discriminatorios? ¿Creéis que los catálogos de juguetes influyen en la toma de decisión de vuestros hijos?
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