"La educación emocional es la vida", asegura con rotundidad la psicopedagoga Mar Romera, experta en inteligencia emocional, al principio de la entrevista concedida a Bebés y Más.
Esta maestra, explica en su último libro 'La escuela que quiero' que nuestro sistema educativo necesita una transformación total para que prime "el sentir sobre el saber". Y ese cambio implica educar a los niños con emociones (educación emocional) y desde el afecto (emocionante), con el objetivo de prepararles para la vida.
Nos interesa su punto de vista y queremos saber más sobre cuál es la mejor educación para nuestros hijos.
"La imaginación y la ilusión siempre ganan a la razón"
Mar Romera apuesta por estas capacidades que nacen antes y condicionan todo tipo de conocimientos. Está convencida de que padres y educadores debemos buscar la alegría y la felicidad en la vida de los niños por encima de todo, y eso se consigue educando desde las emociones.
De hecho, asegura que es la capacidad que tiene el ser humano de ilusionarse e imaginar, lo que nos diferencia del resto de los mamíferos. "Podemos crear, disfrutar al mirar una obra de arte, llorar y reír. Somos capaces de desarrollar esas emociones, un parte sustancial del ser humano".
Como explica la experta en inteligencia emocional, "a un niño es necesario amarle de manera incondicional, sin que eso implique no ponerle límites, que también son necesarios".
Señala que nuestros hijos deben aprender 'Educación emocional y emocionante', título de otro de sus libros, donde habla de "la necesidad de combinar las emociones con el afecto".
La educación emocional debe incluir:
Alfabetización. Deben saber cómo se llaman y por qué se produce cada una de las emociones (todas, y no solo las seis más habituales). Cada una de ellas tiene una respuesta química diferente y hay que conocerlas desde la fisiología.
Conciencia emocional. Deben reconocer cuándo les pasa y por qué. Por ejemplo, cuando por falta de seguridad o miedo le tiembla la voz o las manos. Si conoce las razones por las que reacciona así, sabrá qué esperar y no se asustará más en ese momento.
Asegura que "trabajamos mucho la autoestima, pero es necesario trabajar también el autoconcepto". Si una madre repite a su hija constantemente lo guapa que es, tendrá una autoestima alta pero un mal autoconcepto real: "no confío en 'el tú puedes'".
- Sociabilización emocional. Porque para empatizar con el resto de niños y personas queridas, el pequeño debe reconocer las emociones de cada uno de ellos y entenderlas.
En cuanto a la educación emocionante, es la afectiva, aquella que queremos y que debe estar activa desde 10 minutos antes de entrar a clase y hasta 10 minutos después, al menos. Eso implica, según la licenciada en psicopedagogía, que "las escuelas deberían trabajar desde el respeto a la infancia, teniendo en cuenta los derechos de los niños, escuchando sus opiniones a la hora de diseñar las didácticas educativas, algo que pocos centros hacen".
"La enseñanza debe ser transdisciplinar"
Señala Mar que la enseñanza afecta a toda nuestra vida, "así que debe estar integrada en todo lo que se hace en el colegio". También es cierto que, aunque la mejor manera de educar en emociones no es como asignatura obligatoria, tal y como se ha hecho en los colegios canarios, al menos da visibilidad.
Es la opinión de Mar Romera, quien sostiene que "en la sociedad hay muchas cuestiones problemáticas (adiciones, medio ambiente, acoso escolar...) y si optáramos por convertir cada una de ellas en asignatura para solucionar el problema, no tendríamos horas suficientes para abarcar todo".
Afirma la experta en inteligencia emocional que la rapidez y la volatilidad con las que sucede todo convierte a esta etapa que vivimos en más problemática que las anteriores:
"Todo dura un momento efímero y lo que hoy es válido, mañana ya no lo es y eso crea desasosiego".
Por eso, Mar defiende que no necesitamos innovar en educación, sino que nuestros hijos aprendan a adaptarse a los cambios, que sean creativos, que utilicen un pensamiento crítico para decidir qué hacer según las circunstancias.
"El colegio y los padres deben escuchar al niño"
Entre las claves para que funcione, "contar con profesores bien formados y buenas personas. Se puede dar la vuelta a la forma de educar en un centro si los docentes son receptivos, demócratas y respetan los derechos de la Convención internacional sobre los derechos del niño".
Asegura la psicopedagoga que en el 90 por ciento de los colegios españoles no se respeta el artículo 3, que recoge que "siempre prevalece el interés del menor".
Y nos pide que nos preguntemos "¿cuántas decisiones tomamos sobre ellos sin tenerles en cuenta, sin escucharles?" Porque asegura que "es cierto que buscamos su bienestar, pero es mejor tener en cuenta su opinión, aunque se equivoquen". Y asegura que la sobreprotección no es la mejor forma de educarles.
Resumiendo, según la experta las dos claves para lograr una educación completa en los niños:
Profesorado involucrado. "Si el docente se siente maltratado, humillado y triste se convierte en mediocre y nuestros hijos serán mediocres", explica Mar. Por eso, es necesario apoyarles, porque hay profesores que está dejándose la piel, incluso en su tiempo libre, para ayudar a mejorar la educación en sus centros, tanto públicos como privados.
Escuchar a los niños. La pedagoga añade una cita de J.A. Fernández Bravo que resume sus intenciones.
"Las notas no son lo importante"
La experta en inteligencia emocional recomienda a los padres que antes de elegir un colegio para sus hijos, evalúe el proyecto educativo y que se den tiempo para percibir si sus pretensiones son ciertas.
"Es mejor no dejarse llevar por el nombre o la fama que tenga en centro o el método educativo, ya que hay colegios públicos anónimos que desarrollan una completa educación de las emociones, demostrando que las notas no son necesarias para tener éxito en la vida".
Así lo reconoce Mar Romera, que entiende que "los padres nos quedamos con lo superfluo, en las notas y no entramos a discutir el proyecto educativo del centro, que debe contar con la opinión de los alumnos y los padres, trabajando todos juntos".
"El niño necesita más atención que tiempo"
Añade que "nuestros hijos nos quieren muchísimo, aunque en algunas etapas de su vida (como puede ser la adolescencia) pensemos que no es así". Por eso, asegura que "nosotros también debemos demostrarles nuestro amor y cuidarles, porque son un reflejo de lo que viven".
Explica, además, que no se trata tanto de dedicarles tiempo como atención: "De nada sirve la idea de que le dedico mucho tiempo a mi hijo porque todos los días le llevo al parque varias horas, por ejemplo, si no hablas con él, le prestas atención a lo que dice y siente".
Asegura la maestra y psicopedagoga que nuestros hijos necesitan mirada y atención, límites que les ayuden a vivir en un ambiente seguro y que sea 'no' cuando tiene que ser 'no'.
Está convencida Mar Romera que el niño debe tener la posibilidad de vivir todas las emociones, buenas y malas. Y es que las claves para una vida cotidiana más plena están en “la escucha, dar sentido a todo lo que hacemos y reconocer nuestro potencial”.
Fotos | Integratek
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