Se acerca el fin del verano y con él, la hora de que los niños que lo necesiten se pongan a estudiar "en serio" para los exámenes de septiembre. Lo sé, no apetece demasiado, pero con planificación, buena actitud y nuestro apoyo, podrán sacarlo adelante.
Hemos hablado con expertos y os damos algunas claves para que estudiar en vacaciones sea lo más llevadero posible.
¿Cuánto tiempo dedicarle al estudio?
Los niños necesitan unos días de desconexión de los estudios, así que tras unas semanas de descanso en las que han ido a un campamento o se han ido de viaje, hay que reorganizar las rutinas para dedicarle un tiempo al estudio. Javier Arroyo, cofundador de Smartick nos da algunas claves:
"El mejor momento es a primera hora de la mañana, después del desayuno y vestirse, ya que están descansados. El tiempo de estudio varía mucho en función de la edad y los hábitos de cada niño. En principio una dedicación entre 30 minutos y una hora para niños de 6 a 10 años debería de ser razonable. De hecho, es mucho más efectivo realizar a diario sesiones cortas (15 minutos) que “atracones” de última hora".
Si hablamos de niños a parir de 11-12 se podrá extender el horario a entre una y dos horas, en función del contenido y del tiempo disponible.
Lugar de estudio
Es importante que estudien siempre en el mismo lugar, que sea cómodo y luminoso. Evitar los sitios de reunión de la familia como el salón o la cocina para evitar distracciones.
También es recomendable que tenga todo a mano antes de comenzar para evitar que se levanten a cada rato.
La organización es clave
Lo primero que hay que hacer es un plan de estudios con las horas que se van a dedicar cada día. "Tener objetivos y lograrlos tranquilizará tanto al niño como a las familias", apunta Guillermo Bautista, profesor de Ciencias de la Educación en la UOC.
Trucos para motivarles
Arroyo aconseja "no recurrir a los mismos libros y materiales que se han utilizado durante el curso. Debemos evitar los deberes “convencionales” e intentar ser creativos y aprovechar las posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías y nuestra disponibilidad de tiempo. De esa manera, revisan los conceptos que no dominan con una actitud y predisposición diferente".
Sumergirse en los libros les desanima bastante, y aunque es necesario, es aconsejable que consoliden lo aprendido con recursos alternativos como documentales, una visita al museo o películas.
Refuerzos positivos
"Tenemos estudiado que un adecuado sistema de refuerzo positivo cuando los alumnos realizan su tarea tiene unos claros beneficios", apunta Javier. "En Smartick, por ejemplo, se ganan tics que luego se pueden utilizar en el mundo virtual (juegos cognitivos) para comprar complementos para el avatar o la mascota, decorar la habitación…"
En el mundo real, puedes animarle con algún premio que puede ser una salida especial, como por ejemplo ir al cine, una actividad que le guste, una tarde de juegos juntos o su comida preferida.
Apoyarles
No debemos estudiar con ellos, pero sí apoyarles y animarles. Siempre estar disponibles para lo que necesiten, pero sin presionarles. Puedes ayudar a tu hijo a organizarse y hacer el plan de estudios. Y muy importante, ayudarle a pensar en positivo.
"Si los padres permanecen ejerciendo una presión excesiva tan solo creará estrés y desmotivará al estudiante, por lo que la familia puede supervisar su trabajo, pero desde una perspectiva alejada", aconseja Bautista.
El papel de los padres
Para Javier, "el papel de los padres es fundamental para que los niños consigan los objetivos por varias razones: generarles una rutina que ayude a conseguir al alumno desarrollar el hábito de estudio, así como motivarles constantemente mostrando interés y estando pendiente del trabajo que realiza".
Por último, no debemos olvidar que los niños también deben realizar tareas sin ayuda de los padres. Es importante que el niño aprenda a trabajar de forma autónoma y sea capaz de desarrollar sus habilidades de forma independiente.
Encontrarle un sentido
También es importante que vean la utilidad de lo que estudian. Por ejemplo, las matemáticas están en presentes en todos los aspectos de la vida y ayudan a enfrentarse a muchas situaciones; no son teóricas y abstractas (son básicas para elaborar una receta de cocina, para entender los resultados electorales, por ejemplo) y el dominarlas les permitirán estudiar lo que quieran de mayores.
No olvidar el deporte
Aunque el niño tenga que estudiar, conviene que no descuide la actividad física al aire libre. El ejercicio y la práctica del deporte ayuda a mejorar la capacidad cognitiva, por lo cual tras una mañana de estudio, nada mejor que despejarse con alguna actividad física.
Aprender jugando en vacaciones:
Para todos los niños, tengan o no que rendir exámenes, hay algunas recomendaciones de los expertos que debemos apuntar para reforzar conocimientos de forma lúdica y entretenida. Según recomienda Javier hay que centrarse en repasar dos aspectos fundamentales: la lectura-ortografía y las matemáticas.
No dejar de leer
Dedicar todos los días un tiempo a fomentar la lectura con libros que se adapten a la edad y los intereses del niño. Leer con él alternando páginas o párrafos, comentarlo, hacerle algunas preguntas sobre lo que ha leído, pedirle que te lo resuma… Otro rato a hacer redacciones, preferiblemente de forma creativa. Proponiéndole por ejemplo que escriba un diario, o inventando un cuento entre varios hermanos, primos o amigos en el que cada día uno continúa la historia. Haced sopas de letras con ellos, jugad juntos al apalabrados.
Matemáticas en el día a día
En cuanto a las matemáticas. Arroyo sugiere que le propongamos al niño que resuelva situaciones de la vida diaria donde tenga que utilizar lo que ha aprendido de matemáticas: ir a comprar el pan y pagar él.
Hacer manualidades
También fomentar las manualidades, ya que contribuyen a fijar la atención, desarrollan la creatividad. Combinar esto con la práctica de varios deportes, y a ser posible compartirlos con ellos. Limitar el tiempo que los niños pasan frente a “las pantallas” : TV, teléfono móvil, videojuegos, ordenador.
Fotos | iStockphoto y Pixababy
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