Los niños son esponjas, y aunque en un momento dado podamos pensar que no están pendientes de las noticias que salen en televisión o de las conversaciones de los adultos, lo cierto es que sí lo están. Captan información de aquí y de allá, y sus cabecitas tratan de procesar ideas que, en ocasiones, pueden resultar complejas para su edad.
A raíz de la situación política que actualmente estamos viviendo, varias amigas me han cometado que sus hijos les han planteado preguntas y dudas al respecto. Muchas dudan sobre lo que deben responderles, e incluso si deben entrar en este tema. ¿Hay que hablar de política con los hijos? ¿Cuándo y cómo debemos hacerlo? ¿Debemos transmitirles nuestras ideologías políticas o informarles desde la objetividad? El debate está servido.
¿Informar o adoctrinar?
En ocasiones, la política puede ser un tema complejo e incluso conflictivo a la hora de debatir. Durante estos días, la situación que estamos viviendo en nuestro país está siendo muy difícil y los niños no son ajenos a ella.
A las imágenes y comentarios que escuchan a través de los medios de comunicación, se suman las opiniones de los adultos que les rodean y que a veces van cargadas de odio, rabia e incluso insultos. Sentimientos y manifestaciones verbales, sin duda, poco apropiados para un niño.
Algunas familias hablan abiertamente de política delante de sus hijos, e incluso les inculcan desde la infancia sus ideas, y ante este tipo de mensajes y, sobre todo, ante la forma de transmitirlos conviene preguntarse:
¿Dónde está el límite entre la información política y el adoctrinamiento?
¿Debemos hablar delante de nuestros hijos de nuestra ideología e incluso inculcársela desde la infancia?
¿Debemos llevar a nuestros hijos a manifestaciones políticas o hacerles partícipes de nuestro sentir tras los resultados obtenidos en unas elecciones?
Cuando un niño pregunta siempre debemos atender sus dudas, teniendo en cuenta nuestro mensaje y adecuando el contenido a su edad, entendimiento y curiosidad.
Claves para hablar de política con nuestros hijos
Se debe cuidar mucho lo que decimos delante de nuestros hijos, aunque no hay porqué evitar hablar de política, puesto que ésta forma parte de la sociedad y de la vida de todos los ciudadanos.
Es importante que los niños entiendan qué significa vivir en democracia, qué repercusión tienen las decisiones que se toman en el Congreso de los Diputados y el Senado, y cómo las leyes que se aprueban pueden afectar a nuestra vida.
Además, es bueno que sepan qué significa votar y cómo los ciudadanos debemos ser coherentes con la responsabilidad que tenemos a la hora de elegir a nuestros gobernantes ejerciendo nuestros derechos y obligaciones en las urnas.
Pero, ante temas políticos conflictivos o que generan ciertan polémica, ¿cómo hablar de ello a los niños cuando nos preguntan?. Los psicólogos y expertos aconsejan seguir las siguientes directrices:
1) Hablar siempre desde el respeto y omitir palabras que inciten al racismo o al desprecio hacia otros ciudadanos o colectivos.
2) No inculcarles la división o la intolerancia, ni generar en ellos sentimientos negativos u hostiles hacia otras personas o colectivos por el simple hecho de opinar diferente.
3) Utilizar siempre un lenguaje positivo, cargado de palabras que transmitan los valores relacionados con la democracia, el respeto, la paz, la convivencia y la tolerancia.
4) No usar palabras que denoten desprecio, hostilidad, intolerancia o ira.
5) Informar a los niños acerca de las distintas alternativas políticas que existen, e inculcarles que al igual que existe la diversidad racial o cultural, la diversidad política enriquece la sociedad en la que vivimos.
6) No polarizar, sesgar o radicalizar nuestro mensaje. Aunque como adultos hayamos decidido pensar de esa forma, los niños deberían tener libertad de pensamiento.
7) Ayudarles en la comprensión, exponiéndoles las ideas con sencillez y claridad, evitando dar detalles excesivos y terminología poco adecuada para su edad.
En definitiva, debemos transmitir a los niños la importancia de respetar los mensajes e ideologías de quienes piensan diferente, apostar por el diálogo, y considerar que hay otras culturas, idiomas, prácticas religiosas y pensamientos diferentes a los nuestras pero igual de respetables.
Y si esta premisa la llevamos a la práctica, estaremos dando a nuestros hijos la posibilidad de aprender mediante el ejemplo y de crecer en libertad. Además, fomentaremos el desarrollo de su pensamiento crítico y les estaremos educando en valores positivos y necesarios para vivir en sociedad.
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