“Esta vez no tuve que rezar mes tras mes con los ojos clavados en las ventanitas de resultados del test. Fue claro, rápido y a la primera: positivo. Se viene el segundo bebé, se agranda la familia, nomás.
Habrá sido por la inesperada rapidez, tal vez por el hecho de ser el segundo o por el antecedente de un aborto espontáneo, mi marido y yo nos tomamos la noticia con mucha tranquilidad aunque con mucha felicidad, claro.
A la 8va semana llegó la confirmación con la primera ecografía. Es increíble como una pequeña manchita de 12 milímetros con un puntito latiendo en el centro puede despertarte tanta emoción. Me pareció mentira que es mínimo ser ya tenga forma humana y esté creciendo dentro mío segundo a segundo. Creo que eso no dejará de sorprenderme, sea el primero, el segundo o el quinto (aunque no tengo planes de llegar a tanto).
Al mes, en la semana 12 pude verlo otra vez, por supuesto, más grande y muy movedizo. Se veía un cuerpito perfecto con manitos y bracitos que no paraba de botar y moverse. Tanto que para el médico era casi imposible medirlo. Ya tenía 5 cm y una gran vitalidad.
El primer trimestre es sin lugar a dudas una mezcla de felicidad, ilusión e inseguridad combinada con los típicos malestares, náuseas, cansancio y otras molestias inevitables.
Ya en la semana 14 me encuentro más tranquila y siento que empiezo a disfrutar de mi embarazo junto con mi familia: mi marido y mi hija de año y 7 meses que aunque no entiende mucho de qué se trata ya toca la panza y le da besos.
Ahora espero el momento en que las dichosas náuseas desaparezcan y empiece a sentir al bebé moviéndose dentro mío. Es una sensación que echo de menos y que me encanta, supongo que porque me da seguridad y a la vez porque es nuestra primera toma de contacto."
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