¿Embarazada? Descubre por qué estás más predispuesta a las infecciones vaginales en verano y las claves para vencerlas

El calor, los baños frecuentes y el aumento de la transpiración implican mayores posibilidades de desarrollar hongos y bacterias en la flora vaginal. Esto provoca que el número de infecciones vaginales aumente en verano.

Si a esto unimos los cambios hormonales y en la flora vaginal que se producen durante el embarazo, nos encontramos con que las infecciones aún son más frecuentes para las futuras mamás, tal y como explica la doctora Elena Barrajón, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Severo Ochoa de Madrid.

Infecciones más frecuentes

Durante el embarazo, la futura mamá puede padecer candidiasis vulvovaginal (infección por hongos) o vaginosis bacteriana.

Aparecen en cualquier momento de la gestación, aunque es en el tercer trimestre cuando la mujer está más predispuesta, debido a un aumento del flujo vaginal y de la vascularización, que unido a los cambios hormonales, favorecen el crecimiento de los hongos.

  • Candidiasis vaginal

Según la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) es tan común, que se calcula que el 90% de las mujeres la padece al menos una vez en su vida.

Las Cándidas son parte de la flora normal de la vagina y del tubo digestivo. La Asociación Americana del Embarazo (American Pregnancy Association) explica que:

“La infección por hongo vaginal se produce cuando los niveles normales de ácido y la cándida (hongo) en la vagina están desequilibrados. Esto permite que la bacteria crezca demasiado causando la candidiasis vaginal, muy incómoda aunque no peligrosa”.

  • Vaginosis bacteriana

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDV) comenta que:

“Se trata de la infección vaginal más frecuente en las mujeres de 15 a 44 años, aunque muchas veces no presenta síntomas".

Admiten que "se desconoce la causa que la provoca aunque está asociada a un desequilibrio de las bacterias 'buenas' y 'dañinas', que normalmente se encuentran en la vagina de la mujer. Parace que se transmite por relaciones sexuales y suele precisar un tratamiento con antibióticos".

¿Sospechas? Consulta a tu médico

Algunas veces pueden pasar inadvertidas y solo son diagnosticadas cuando el ginecólogo realiza un análisis del flujo vaginal.

Aún así hay una serie de síntomas que hacen sospechar su presencia: picor vaginal o vulvar, flujo blanquecino, con aspecto grumoso o con olor desagradable, ardor, irritación o enrojecimiento de la vulva, o incluso dolor al orinar o mantener relaciones sexuales.

Sobra decir que es fundamental visitar al ginecólogo que lleva tu embarazo ante la más mínima molestia porque algunas infecciones, como la vaginosis bacteriana, se asocia a complicaciones en la gestación (como puede ser un parto prematuro). Así lo aseguran los CDC de Estados Unidos

Esta precaución es aún más importante cuando el nacimiento de tu bebé está cerca, ya que si nace por vía vaginal podría contagiarse con las bacterias nocivas de tu vagina.

El especialista hará un cultivo de tu flora para saber si hay o no infección y qué la provoca para ponerte el tratamiento necesario, siempre seguro para ti y tu bebé.

Se puede tratar aplicando crema en la zona o de óvulos vaginales. Si la infección está causada por bacterias, quizás sea necesario tomar antibiótico.

La Dra. Barrajón también ve recomendable que:

“Las mujeres con antecedentes de infecciones de repetición antes del embarazo, usen probióticos vaginales (óvulos) en verano, siempre con supervisión médica".

La infecciones vaginales suelen volver a aparecer (incluso después de un adecuado tratamiento), ya que es difícil restaurar la flora vaginal una vez que ha sido alterada.

¿Cómo evitarlas?

La ginecóloga del Hospital Gregorio Marañón, Elena Barrajón y La Asociación Americana del Embarazo, aconsejan:

  • Asegurar una higiene correcta, usando jabones neutros que no irriten. Hay que ducharse después de bañarse en el mar o la piscina para prevenir posibles irritaciones en las zonas genitales por la sal, la arena o el cloro.

  • Usar ropa interior de algodón y holgada para garantizar una transpiración adecuada. Así se evita el aumento de temperatura y humedad en la zona vaginal.

  • Controlar la humedad después de los baños. En verano es habitual conservar el bañador mojado, una práctica nada recomendable porque la humedad favorece las infecciones. Es recomendable llevar uno de repuesto y no permanecer con él mojado más de 30 minutos.

  • Beber agua en abundancia. Es primordial para no deshidratarse durante el embarazo, cuando la mujer está más vulnerable, pero además también ayuda a prevenir infecciones ya que el agua evita que se acumulen gérmenes en el tracto urinario, eliminándolos en la orina.

Utilizar un secador de pelo (con aire fresco) para ayudar a secar el área genital, después de la ducha.

Limpiarse de adelante hacia atrás después de ir al baño, para evitar contaminar la zona vaginal con posibles restos fecales.

No hacer duchas vaginales porque modifican la microbiota vaginal y esto favorece la aparición de hongos.

No usar productos de higiene femeninos perfumados, porque pueden irritar.

• Incluir en la dieta diaria yogur con lactobacillus acidophilus.

Limitar la ingesta de azúcar, ya que el azúcar promueve el crecimiento de estas bacterias.

Descansar bien para que el cuerpo pueda combatir mejor las infecciones.

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