Una de las infecciones más frecuentes en el embarazo es la infección en vías urinarias, conocida como cistitis, que sufre alrededor del 10 por ciento de las mujeres gestantes.
Los cambios hormonales producidos en el organismo producen un aumento de las secreciones vaginales y la relajación del tono muscular de los uréteres, haciendo que el flujo de orina sea más lento.
Por consecuencia, la orina tarda más tiempo en recorrer las vías urinarias y salir, lo que puede ocasionar que las bacterias se multipliquen y provoquen una infección.
Asimismo, hay que tener en cuenta que las infecciones de orina son más frecuentes en las mujeres "porque la uretra es más corta que en los varones y los microorganismos existentes en la flora intestinal colonizan la vagina y pueden ascender a la vejiga", explica el doctor Manuel Ramírez, urólogo del Hospital Universitario de Torrejón.
En verano, más cistitis
Además, durante el verano, factores ambientales como el calor y los baños en piscinas aumentan el riesgo de infección urinaria debido a que el agua puede alterar la flora defensiva y facilitar, así, la aparición de las cistitis.
“El calor favorece la sudoración y disminuye el volumen de diuresis u orina, que es un factor de riesgo para las infecciones”, explica el doctor. Además, añade, “los baños en playas y piscinas condicionan otro claro factor de riesgo, la humedad de forma mantenida en la vagina, que facilita las cistitis debido al enfriamiento y a la falta de transpiración”.
Síntomas de cistitis
La cistitis indica la presencia de microorganismos en la orina, asociados a sintomatología miccional, por ejemplo:
- Micciones frecuentes durante el día (polaquiuria)
- Dificultad y dolor o escozor al orinar (disuria)
- Sensación persistente de deseo miccional (tenesmo)
- A veces, sangrado en la orina hematuria (hematuria)
Cómo prevenir la cistitis
- Beber entre dos y tres litros de agua al día.
- Realizar micciones frecuentes: “un paciente con infecciones de repetición no deber estar más de tres horas sin orinar”, asegura el doctor Ramírez.
- Cambiar el bañador mojado por ropa seca, para evitar la humedad prolongada y facilitar la transpiración
- Utilizar ropa interior de tejidos naturales.
- Consumir extractos de arándano rojo, D-Manosa y Vitamina C, además de probióticos, sobre todo si se han tomado antibióticos de forma recurrente.
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