Un nuevo estudio revela algo sorprendente sobre la memoria de los bebés: con tan solo 12 meses pueden formar recuerdos

Un nuevo estudio revela algo sorprendente sobre la memoria de los bebés: con tan solo 12 meses pueden formar recuerdos
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Un nuevo estudio publicado en Science ha revelado algo sorprendente sobre la memoria de los bebés, desafiando lo que creíamos hasta ahora sobre cómo recordamos nuestras primeras experiencias en la vida.

Utilizando una tecnología avanzada llamada fMRI (resonancia magnética funcional, por sus siglas en inglés), que midió la actividad cerebral de bebés de 4 a 25 meses, los investigadores han descubierto que los bebés de tan solo 12 meses ya pueden codificar recuerdos.

Esto sugiere que la razón por la cual no podemos recordar los primeros años de nuestra vida no es que no formemos recuerdos, sino más bien que tenemos dificultades para recuperarlos más adelante.

¿Por qué no tenemos recuerdos de cuando éramos bebés?

Normalmente, los seres humanos no podemos recordar lo vivido durante la primera infancia, fenómeno que se conoce como amnesia infantil. Es alrededor de los tres años (algunos antes, otros después) cuando el cerebro del niño comienza a guardar vivencias en el cajón de los recuerdos.

Los científicos han estado tratando de entender por qué ocurre esto, y una teoría apuntaba a que el hipocampo (la parte del cerebro encargada de almacenar recuerdos) no se desarrolla completamente en la infancia. Sin embargo, investigaciones en animales, como por ejemplo roedores, han demostrado que los recuerdos se forman desde una edad temprana, pero con el tiempo, se vuelven inaccesibles.

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El estudio con bebés mostró que, aunque los pequeños no pueden recordar de manera consciente como los adultos, sí muestran señales de memoria, como al reconocer caras o imitar acciones.

Pero lo más interesante es que, al hacer un escaneo de sus cerebros mientras miraban imágenes de objetos y personas, los científicos descubrieron que el hipocampo de los bebés puede almacenar recuerdos de experiencias específicas a partir de los 12 meses. Esto sugiere que, aunque los recuerdos de esa edad son efímeros, efectivamente se forman en el cerebro.

"Lo que muestra este estudio es una prueba de concepto de que existe la capacidad de codificación", afirma el coautor del estudio, Nick Turk-Browne, psicólogo cognitivo de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut.

“Aunque observamos esto en todos los bebés de nuestro estudio, la señal fue más fuerte en aquellos mayores de 12 meses, lo que sugiere una especie de trayectoria de desarrollo para la capacidad del hipocampo para codificar recuerdos individuales”, dice Yates.

Cuando hablamos de codificar recuerdos, estamos hablando de cómo el cerebro organiza y convierte la información sensorial (como lo que vemos, oímos o sentimos) en una forma que pueda ser almacenada en diferentes áreas del cerebro, principalmente en el hipocampo (una parte clave para la memoria). Esta codificación es el primer paso para que los recuerdos puedan ser recuperados o recordados en el futuro. Sin la codificación, no podríamos guardar recuerdos a largo plazo.

El estudio apunta a que la amnesia infantil probablemente se deba a la dificultad para recuperar estos recuerdos, más que a la imposibilidad de formarlos.

Los recuerdos están, pero necesitan un disparador

En resumen, los recuerdos de la infancia pueden persistir hasta la edad adulta, pero no siempre podemos acceder a ellos a menos que haya una señal que nos los recuerde, como cuando se activa el hipocampo en momentos específicos.

“Una posibilidad realmente interesante es que los recuerdos sigan ahí en la edad adulta. Simplemente no podemos acceder a ellos”, afirma Tristan Yates, coautor del estudio y neurocientífico de la Universidad de Columbia en Nueva York.

Su grupo estudia ahora el desarrollo de la memoria infantil a lo largo del tiempo. Se espera que el trabajo revele si la amnesia infantil es un problema para recuperar recuerdos o si, en realidad, se trata de una falla en su almacenamiento. "Podría ser que, a medida que los bebés crecen, la velocidad a la que olvidan disminuye", afirma.

Este hallazgo ofrece una nueva perspectiva sobre cómo funciona la memoria en los primeros años de vida y podría ayudar a entender mejor los mecanismos detrás de la memoria en general.

Foto portada master1305 en Freepik

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