
La serie de Netflix, 'Adolescencia', está en boca de todos porque ofrece una visión honesta y cruda de las complejidades que enfrentan los adolescentes hoy en día. Muestra situaciones de las cuales los padres a veces no estamos ni enterados y la miniserie nos enseña con un bofetón de realidad a mano abierta. Como madre de tres adolescentes, desde que la he visto no he podido dejar de darle vueltas a la cantidad de señales de alerta que nos deja.
Por eso creo que es una serie que todos los padres deberían ver, aunque su hijo o hija sea un angelito, porque esto no va de ser bueno o malo. También deberían verla si sus hijos son aún pequeños, porque la infancia es el origen de todo, y cuando llega la adolescencia puede ser demasiado tarde.
Hay que verla no para acusar o para decir “a mí nunca me va a pasar” (lo mismo pensaron los padres de la serie), sino para abrir los ojos, estar atentos, escuchar, mirar y conversar con nuestros hijos. Con la menor cantidad de spoilers posible, estas son las razones por las que considero que todos los padres deberían ver la seria ‘Adolescencia’ si aún no lo han hecho, o incluso volver a verla.
Además, si vuestros hijos son mayores de 12 años (que es la calificación de la serie), os recomiendo muy sinceramente verla juntos y comentarla. Porque si genera una conversación, ya es terreno ganado. Os permitirá conocer mejor el mundo de vuestros hijos, sus pensamientos, sus relaciones, sus emociones e inquietudes.
Por qué ver la serie 'Adolescencia' si eres padre o madre: cinco motivos poderosos
Porque nos ayuda a entender mejor las luchas emocionales de nuestros adolescentes
Los padres estamos metidos en nuestros propios problemas y a veces no llegamos a comprender la dimensión de las luchas emocionales con las que pueden estar batallando nuestros hijos: temas como la presión social, el bullying, la identidad, la amistad, los primeros amores y desamores, el despertar sexual…
La serie no solo brinda una mejor comprensión de los desafíos que enfrentan los adolescentes, sino que también ofrece valiosas lecciones sobre cómo los padres pueden ser una influencia positiva en la vida de sus hijos ayudándoles a gestionar sus frustraciones durante estos años tan complejos.
Porque nos abre los ojos sobre el impacto de las redes sociales en nuestros hijos
En la serie se muestran las repercusiones de las redes sociales en la vida de los adolescentes, desde el bullying hasta la presión por cumplir con las expectativas que se tienen a esas edades.
La mayoría de los padres desconocemos los “códigos” de los adolescentes, no entendemos la forma de comunicarse entre ellos, cómo un emoji o un comentario pueden hundir profundamente la autoestima de un niño y avergonzarlo frente a sus pares, incluso hasta el punto de llevar esa frustración hasta lo más extremo.
Esto puede ayudar a los padres a estar más atentos a lo que hacen sus hijos en las redes sociales, porque es el mundo en el que ellos se comunican, y darles las herramientas para que puedan gestionarlas con responsabilidad.
Porque nos anima a fomentar una comunicación abierta y sincera con nuestros hijos
Los adolescentes se pasan horas solos en su habitación, mientras que los padres los dejamos porque creemos que necesitan ese espacio de intimidad y de encontrarse a sí mismos. Eso está bien, pero no hay que descuidar los momentos compartidos en familia, guardar momentos especiales sin móviles de por medio para conversar con ellos sobre lo que sea.
Una mala comunicación y el no estar presentes en su día a día puede ir distanciándonos de nuestros hijos hasta el punto de ignorar lo que pasa en su vida. Tenemos que ser la oreja que les escuche sin juzgarlos, ser el hombro en el que puedan apoyarse y los faros en los que puedan confiar si algo va mal.
Esto puede inspirar a los padres a fomentar un ambiente y crear espacios de encuentro donde sus hijos se sientan cómodos hablando abiertamente sobre sus problemas.
Porque nos hace conscientes de que somos su espejo
Es duro, pero no somos conscientes de hasta qué punto nuestros hijos aprenden nuestros comportamientos, incorporan nuestros prejuicios y asumen nuestras expectativas. Cómo una mirada de reprobación, un comentario, la forma de hablarnos en casa o de relacionarnos con el sexo opuesto cala en nuestros hijos sin darnos cuenta.
No se trata de culpabilizarnos como padres, se trata de revisar comportamientos propios que pueden estar influyendo negativamente en nuestros hijos.
Porque nos hace reflexionar sobre cuán disponibles estamos para ellos
Aunque no lo pidan explícitamente y se sientan incomprendidos, los adolescentes nos necesitan igual o más que cuando eran niños.
Vemos que se están haciendo mayores y nos hacen creer que no nos necesitan, pero sigue siendo fundamental el apoyo emocional constante de los padres, así como seguir marcándoles los límites que le indiquen el rumbo.
Ofrecerles nuestra disponibilidad y apoyo incondicional es crucial en el proceso de crecimiento de nuestros hijos.