Hace ya cuarenta años que nació Louis Brown, la primera "niña probeta" de la historia de la humanidad. Esta mujer vino al mundo en 1978 marcando el primero de los muchos hitos de la medicina reproductiva. Desde entonces, la investigación ha abierto puertas que no se pueden cerrar.
Tras ellas hay esperanza, pero también inquietud. A día de hoy, tener descendencia es más fácil que nunca en nuestra historia: fecundación artificial, selección genética, modificaciones... Algunos de los descubrimientos no dejan de ser fruto de amargas controversias. ¿Qué hemos vivido durante estas cuatro décadas?
Desde el nacimiento del primer "bebé probeta"
El primer bebé nacido a partir de la fecundación in vitro, o FIV, y reimplantación, se llama Louise Brown. Esta mujer tuvo hace unos años a su propio retoño, lo que terminó de cerrar el que es el primer gran hito de la medicina reproductiva. Al ser la primera, el papel de Louise en la historia es esencial. La polémica ha estado ligada en todo momento a su vida.
Desde el comienzo, ha tenido que pasar numerosos análisis para demostrar que su salud es buena y que el procedimiento no tuvo ninguna consecuencia negativa. A día de hoy no vemos donde está el problema, pero aún existen dudas (cada vez menos justificadas) sobre los peligros de la fecundación in vitro. ¿Qué peligros? Esa es la cuestión, que no lo sabemos.
Pero el miedo "es gratis", cada cual toma el que quiere, y no hay nada que produzca más miedo que lo desconocido. Así que el nacimiento del hijo de Louise, en 2007, terminó por convencer a la mayoría de expertos: Louise es una mujer normal, saludable y con capacidad reproductiva. Las terribles consecuencias desconocidas no han aparecido.
A partir de Louise, las técnicas de la FIV fueron mejorando rápidamente. En 1984 se introdujo la técnica GIFT, o gamete intrafallopian transfer; en 1986 apareció la ZIGT, zygote intrafallopian transfer y en ese mismo año se da el primer nacimiento tras congelación y descongelación de los ovocitos. En 1988 aparece la SUZI, subzonal sperm insertion, y en 1989 la partial zonal dissection,que ayuda al espermatozoide a entrar más fácilmente en el ovocito.
Ya en los 90 aparecen las que son, posiblemente, las dos técnicas más significativas de la medicina reproductiva: la microinyección intracitoplasmática de espermatozoides, o ICSI, y el diagnóstico genético preimplantacional, DGP. Todas estas, repasadas rápidamente, nos indican una cosa: el miedo fue superado por las ganas de celebrar la vida.
Eso, por supuesto, unido a una capacidad técnica y una mayor seguridad, acallaron las dudas, poco a poco. A día de hoy nadie se plantea seriamente si tener un niño mediante FIV o cualquier técnica de reproducción asistida supondrá un problema de salud grave más allá que cualquier tratamiento médico convencional.
La polémica de la gestación subrogada
Casi al mismo tiempo que el nacimiento de Luois aparece otra polémica de carácter social, y no tanto médico: las mamás de alquiler. En 1976, el abogado Noel Keane firmó el primer acuerdo entre una pareja casada y una madre sustituta. La gestación subrogada es todo un avance tecnológico, pero también una fuente de discusiones legales.
Esta consiste en que una mujer gesta el bebé de una pareja que no tiene esa posibilidad (por cuestiones fisiológicas). Aunque la gestación se realiza con la ayuda del cuerpo de un "vientre de alquiler", la relación filial es exclusiva de los padres. Existen muchos países donde esta práctica no es legal. En España, concretamente, esta situación entra dentro de un curioso vacío legal: según el artículo 10 de la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida no se permite.
Sin embargo, sí se permite la relación paterno-filial siempre que el niño se haya gestado fuera de las fronteras españolas. Por tanto, si la pareja tiene dinero puede someterse a esta técnica de reproducción asistida fuera de España. La polémica sigue siendo enorme ya que mucha gente ve en esta práctica el interés lucrativo por encima de la salud o el derecho a la vida.
Esto ocurre en numerosos países, especialmente en los que más diferencias sociales donde este tratamiento se puede convertir un elemento que acentúa más dichas diferencias. Por el momento, la gestación subrogada sigue siendo uno de los temas más debatidos a lo largo y ancho del planeta. Pero no podemos negar que también marcó un antes y un después en la historia de la reproducción artificial.
Un bebé y tres padres
A medida que hemos avanzado técnicamente, también lo han hecho las posibilidades reproductivas. Y con ellas, las dudas éticas y morales. Un ejemplo de ello lo podemos situar en 1996: los doctores Neill y Wallace demostraban la posibilidad de realizar una transferencia citoplasmática completa. Esto consiste en sacar el contenido de un óvulo para introducirle el de otro.
Esta técnica sirve para solucionar un problema de carácter genético procedentes de la madre. La técnica, aunque efectiva, debería esperar hasta 2016 para terminar de asentarse. En Reino Unido, el doctor John Zhang, director del New Hope Fertility Center de Nueva York, utilizó con éxito una terapia de reemplazo de mitocondrias que no se había utilizado antes en humanos.
Esta terapia es la culminación de la transferencia citoplasmática y se utiliza en casos muy concretos de enfermedad mitocondrial. Esta enfermedad ocurre cuando la mitocondrias maternas originales presentan un problema, provocando un síndrome conocido como enfermedad de Leigh. Esta provoca la muerte cerebral paulatina de los niños.
Con la sustitución mitocondrial, este problema puede salvarse. Para ello solo hacen falta las mitocondrias de otra mujer. Por tanto, lo que tenemos al final es, un bebé "de tres padres", dos mamás y un papá, que han dado parte de su material genético. El material de la tercera mamá está solo en las mitocondrias sanas, pero no tiene ningún tipo de manifestación en el bebé, más allá de que ya no padecerá la disfunción.
Aun así, la confusión técnica provocó en Reino Unido un intenso debate. Las cortes de este país, sin embargo, decidieron legislar el uso de esta técnica de forma coherente. Actualmente, está prácticamente zanjado, aunque todavía hay ligeras dudas al respecto a largo plazo.
Las primeras niñas modificadas genéticamente
Esta misma semana vivíamos el último de los grandes hitos de la reproducción asistida: el nacimiento de un bebé modificado genéticamente. Esta es la barrera que todavía no habíamos pasado en el mundo de la medicina reproductiva. Y no lo habíamos hecho, principalmente, por cuestiones éticas y morales.
Tal y como dice haber demostrado el doctor He Jiankui, es posible modificar el genoma de un ser humano por completo. Lulu y Nana han nacido sanas, según anunciaba, con una modificación para el gen CCR5 que hace inmunes a una de las hermanas contra el VIH. El logro es importantísimo ya que abre la puerta, de facto, a la alteración genética.
Sin embargo, el dilema ético y legal no ha hecho más que comenzar. Por el momento la ley no permite hacer lo que ha hecho este médico en la mayoría de países. Eso no le ha impedido realizar sus experimentos en China, donde no son ilegales ni tampoco legales, sino que están en una suerte de limbo alegal.
Con esta demostración se abre el último capítulo de los avances en reproducción hasta la fecha, un capítulo que está muy lejos de terminar. Los expertos todavía ven muy lejos el día en el que modifiquemos a los bebés de forma "rutinaria", como un procedimiento médico más para eliminar ciertas enfermedades. No obstante, también hubo un tiempo en el que la fecundación in vitro era motivo de alarma.
¿Ocurrirá lo mismo con CRISPR y la modificación genética? Solo el tiempo lo dirá. Por el momento, este resultado ha puesto contra la espada y la pared al propio investigador, que ha sido denunciado abiertamente por la comunidad científica. Nadie dijo nunca que marcar un antes y un después fuese fácil, pero no podemos olvidar que ante cualquier avance científico deben reinar el bienestar y el progreso de toda la sociedad.