Parece ser que durante los episodios febriles, los niños con autismo mejoran la interacción social. Más del 80% de los niños participantes en el estudio mostraron mejoras en el comportamiento, la concentración, hablaban más y tenían un mejor contacto visual.
Los resultados del estudio son importantes porque muestran que el cerebro autista es plástico o capaz de alterar las conexiones actuales y la formación de otras nuevas en respuesta a las diferentes experiencias o condiciones", dijo el Dr Andrew Zimmerman, un neurólogo pediátrico, uno de los autores de los estudios.
La idea de la investigación publicada en el Journal Pediatrics surgió a partir de las anécdotas de los padres que encontraban más sociables a sus hijos cuando padecían de fiebre.
Vía | ParentDish
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