Claro, dicen que los días siguientes son peores porque el primer día el niño no sabe a lo que va, ni cuánto tiempo estará. La primera vez es para ellos toda una novedad.
En cambio, los días posteriores ya saben que mamá “los abandona" en la guardería y se quedan allí solos, hasta que descubren que se lo pasan bomba con sus amigos y se divierten más que en casa, pero mi niña todavía no ha visto esa faceta.
Hoy hace dos semanas que empezó el cole. Poquitos días teniendo en cuenta que la semana pasada hubo dos feriados. Demasiado pocos para crear un hábito. Todavía falta, aunque creo que vamos en el buen camino.
Recién hoy ha sido el primer día que no se quedó llorando ni tuve que despegarla de mi cuello en un mar de lágrimas. Salvo el primero, los demás días fue un suplicio, en el que ella pataleaba y lloraba y yo sufría como una condenada cuando llegaba la hora de despedirse.
Pero claro, los padres tenemos que ser fuertes de cara a la galería, aunque todas las mañanas me planteo si hice bien en inscribirla. Pero si le demuestro a ella mi inseguridad, arruinamos la adaptación.
Dicen que los viernes es el mejor día porque los niños ya están acostumbrados a la rutina de la semana. Pero luego viene el fin de semana y otra vez el fatídico lunes. Y vuelta a acostumbrarse.
Cuando la voy a buscar está contenta y las maestras dicen que participa. En casa cuenta qué hizo en el cole. Esa es una buena señal.
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