La necesidad de comunicarnos con los demás, la sensibilidad, la empatía para integrar a aquellos que tienen más dificultades son comportamientos que nos humanizan y que en demasiadas ocasiones olvidamos.
En Gualba, un pueblo barcelonés de mil quinientos habitantes, no se han olvidado del único vecino sordo del pueblo a la hora de programar la fiesta de la “noche de las brujas” y han conseguido hacer todos los espectáculos adaptados también para él a través de la lengua de signos.
Gualba tiene mil quinientos habitantes censados pero la “Nit de Bruixes” el pasado 30 de julio, fueron más de cinco mil los asistentes a su fiesta.
Por cuarto año consecutivo celebraron la “Noche de las Brujas” con cuentacuentos, desfile de gigantes y cabezudos, obra de teatro, mercado, puestos de comida y artesanía y la representación nocturna de la leyenda local “Las brujas de la Gorge Negre”.
Pero por primer año se han preocupado mucho de que ninguno de sus vecinos se sintiera excluido, ni siquiera el único vecino sordo, de once años.
El pueblo entero estaba emocionado, algunos incluso no podían contener las lágrimas.
En este enfoque integrador de la fiesta ha participado el ayuntamiento y distintas asociaciones del municipio y sin duda ha sido todo un éxito, de hecho, llegaron por primera vez más personas sordas (entre ellas una veintena de niños) al conocerse cómo se habían integrado en esta fiesta, por primera vez, las personas con discapacidad auditiva.
Un entorno amable y festivo para todos es evidente que sólo se consigue con la solidaridad de todos, como en este caso, esperemos que sea muy contagioso y podamos leer muchas más noticias como esta.
Vía | verne.elpais.com
Fotos | pixabay
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