Si le das a tu hijo pasta de modelar, lo primero que hace es amasarla, presionarla, hacer bolitas... Pero la plastilina además de ser un pasatiempo divertido, también estimula varias facetas como el tacto, la creatividad y la destreza manual.
Con la plastilina puedes enseñar a tu hijo los colores, como mezclándolos aparecen otros, asimilar conceptos de grande/pequeño, etc.
Los niños antes de los cuatro años, suelen apretar y estirar la plastilina, pero cuando ya superan esta edad, empiezan a intentar representar cosas. Es un regalo ideal para tu hijo, plastilina de colores y unas herramientas improvisadas para moldearla, una botellita de plástico que funcionará a modo de rodillo, una tarjeta del banco caducada que servirá para cortar la plastilina, etc.
Lo más importante es que al iniciarle con la plastilina, tú estés con él para ayudarle y para divertirte también.
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