Cosas que no se heredan de madres a hijas: no tener leche o tener un mal parto

En lo relacionado a la maternidad y los procesos naturales hay todavía muchos mitos que deberían irse desterrando por el bien de las nuevas generaciones, ya que creer en ellos es poner una piedra para que de verdad acaben por suceder.

Uno de esos mitos es el que dice que los problemas que tuvo una mujer en sus embarazos, partos o lactancias, los heredan las hijas. Así, se habla de que "Como yo tuve problemas para dar a luz, es probable que tú también los tengas", "Como me dijeron que tengo la cadera estrecha, tú también la tienes" o "Como no tuve leche suficiente, es probable que tú tampoco tengas".

Y así se alimenta la creencia de que las mujeres no tienen mucho que hacer, o mucho por lo que luchar, porque piensan que el fracaso está predestinado al haber nacido en una familia de mujeres con partos muy largos o una familia de mujeres que producen poca leche y que apenas pueden amamantar por esta razón.

No es verdad que se herede un mal parto

La realidad es que no hay dos partos iguales. Una misma mujer puede tener dos partos muy diferentes y el que el primero sea problemático no significa que el segundo deba serlo también. Claro que si hay alguna condición problemática o malformación afectará al segundo parto, pero en condiciones normales, hay primeros partos que acaban en cesárea y segundos partos que son partos normales (los conocidos Parto Vaginal Después de Cesárea o PVDC).

De hecho, se puede decir que una mujer puede tener un parto muy diferente según sea el lugar en el que vaya a parir, según sean los profesionales que la atienden y según sea su preparación previa al parto, o el apoyo que recibe de la pareja, entre muchos otros factores.

Un mismo parto puede ser muy diferente según sea la atención

Sabemos que el papel de la pareja afecta al parto de manera que, cuanto más se implique durante el embarazo, mayor es la probabilidad de parto vaginal normal. Sabemos que el papel de los profesionales es determinante, porque cuando hay confianza en ellos y adoptan un papel de observadores (interviniendo solo en caso de que se considere necesario), el parto transcurre con menos problemas y menor necesidad de intervenir. Y sabemos que cuanto más preparadas están las mujeres, cuanto más mentalizadas para tener un buen parto, mayor es la probabilidad de que suceda de verdad, porque en cierto modo abrazan el dolor, aceptan las contracciones como ráfagas o como olas que acercan a su bebé al mundo, evitando la lucha contra las contracciones, no les tienen miedo, no se defienden, que lo haría todo más difícil.

Así que, como decimos, un mismo parto puede ser muy diferente según haya sido la preparación y según sea la atención. Está claro, entonces, que el hecho de que una mujer tenga un mal parto no es indicativo de que su hija, cuando tenga que dar a luz, lo vaya a tener también.

¿Y si se tiene la cadera estrecha?

Tener la pelvis estrecha es una consecuencia de un desarrollo inadecuado del cuerpo. Son casos muy puntuales y en la mayoría de ocasiones se debe a una mala nutrición en la infancia, enfermedades frecuentes o que afecten al crecimiento, lesiones de la pelvis o raquitismo.

Es muy habitual que a muchas mujeres se les diga que tienen desproporción cefalopélvica, que es una manera de decir que el bebé que la mujer está gestando no podrá salir por el canal del parto. Como decimos, en algunos casos podría ser realidad si la mujer ha tenido algún problema en el desarrollo, sin embargo no es tan habitual como pueda pensarse, porque a la hora de valorar la capacidad de una pelvis de abrirse en un parto hay que contar con que tiene la capacidad de expandirse.

La pelvis no es una estructura única, está conformada por varios huesos unidos entre sí por ligamentos que en el parto son muy elásticos por acción de la hormona relaxina (la misma que hace que los pies cambien de tamaño en el embarazo). Esto quiere decir que cuando el bebé descienda, la pelvis modifica su forma para abrirse y dejarle paso. Para que esto suceda, claro, la mujer no debería estar tumbada, porque entonces se estará limitando sobremanera la capacidad de la pelvis de abrirse, así como la capacidad del sacro de desplazarse hacia atrás. Una posición de manos rodillas, con el cuerpo muy echado hacia adelante (muy flexionado), por ejemplo, hace que la pelvis se abra muchísimo.

No es verdad que se hereden los problemas de lactancia

Los problemas de lactancia también son personales e intransferibles. De nuevo, son muchas las mujeres que tienen serios problemas de lactancia con un primer hijo, que creen que no son capaces de producir leche suficiente, y que luego con un segundo bebé ven como todo va perfectamente.

Cuando parece que el niño se queda con hambre, lo que se considera como baja producción o "no tener leche", tiene muchos factores que lo provocan: un parto problemático con hemorragia importante, que la mujer tenga hipotiroidismo, que el agarre del bebé al pecho sea inadecuado y como tal el estímulo no sea efectivo, que... y estos factores son exclusivos de cada persona.

Así que no se puede decir que haya familias de mujeres poco productoras de leche materna, porque no es cierto. Lo ideal es pensar en cada lactancia como un evento único, que se empieza desde cero y que puede ir bien desde el primer momento, que es lo normal y habitual. En caso de fallar, en caso de que haya problemas, hay que pensar lo mismo, que es una lactancia única y que las probabilidades de encontrar soluciones son las mismas que las del resto de mujeres, o que como mínimo no se ven afectadas por la historia familiar.

Fotos | iStock
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