Una de las peores experiencias que vive una madre con su hijo es el momento en que, por la razón que sea, se le debe hacer un análisis de sangre. Es un momento en que hay que inmovilizar el brazo del bebé, hay que controlar también su cuerpo para que se le pueda pinchar y para que no se haga daño y hay que saber que si todo va bien puede ser una experiencia dura, pero rápida, y que si no todo sale a la primera puede tardarse un poco más.
Como es un momento tan angustioso vale la pena hacer todo lo posible por lograr que el bebé o niño lo pase lo mejor posible, o lo menos mal, y una de las opciones que tienen las madres y los profesionales, y que todavía se utiliza poco, es la "Tetanalgesia". En esta foto tan increíble tenéis un claro ejemplo de dicha "técnica", una foto que resultó premiada en el concurso anual de la World Alliance for Breastfeeding Action (WABA) del año pasado y de la que vamos a hablar a continuación.
Qué es la "Tetanalgesia"
"Tetanalgesia" es un término coloquial que se utiliza para describir el efecto calmante que tiene el amamantamiento sobre los niños. Son ya varios los estudios que han comparado el efecto con otras estrategias y se ha llegado a la conclusión de que funciona, que calma a los niños cuando algo les preocupa o les hace daño, con un efecto similar al que se obtiene si les das algo dulce.
Lo que se les haga les va a doler igualmente, ojo, que mágico no hay nada en este mundo, pero entre darle el pecho y no hacerlo hay una diferencia evidente, documentada, que hace que sea recomendable para las madres, pensando en sus hijos, amamantar al bebé cuando haya que hacerle algo que les duela: una analítica, una vacuna, etc.
La humanidad de los profesionales que atienden a los niños
La foto resultó ganadora, seguramente por lo insólito de lo que vemos en la imagen. Tal y como leemos en Sant Feliu - Lactancia materna y más, fue realizada por los profesionales de pediatría del Equipo de Atención Primaria de Els Monjos en el Alt Penedès, en Cataluña. Ante la situación de tener que hacerle un análisis de sangre a un bebé de 14 meses los adultos allí presentes (profesionales y madre) decidieron hacer todo lo posible para ayudar al interesado. Permitieron que ambos se tumbaran, que se unieran a través del pecho, que el bebé succionara, mamara, y que mientras mamá le decía y hacía cositas, las profesionales le sacaran sangre. ¿Dolerle? Seguro que le dolió mucho, probablemente lloró, pero al menos se supo acompañado y protegido.
Esto es lo que se espera de los profesionales que atienden a los niños: compromiso, dedicación y actualización, porque a veces no es cuestión de no querer, sino de no saber que los bebés amamantados pueden utilizar el recurso "teta" para llevarlo mejor. En otras ocasiones, por desgracia, sí es un no querer, que es lo que viví yo hace unos años en un centro de atención primaria de mi ciudad cuando de manera sistemática dejaban pasar por la puerta al niño pero no a los padres "porque si estáis se ponen más nerviosos", violando así, en cierto modo, uno de los Derechos del Niño Hospitalizado que dice que el niño tiene derecho "A estar acompañado de sus padres o de la persona que los sustituya el mayor tiempo posible durante su permanencia en el hospital, sin obstaculizar la aplicación de los tratamientos necesarios para el niño". Que es cierto, no hablamos de un hospital, pero no deja de ser una prueba invasiva y dolorosa y en tal situación lo más lógico es buscar el mayor confort y acompañamiento, y no la situación contraria, esa en que se aprovechan del miedo y pavor de un niño que de repente se queda con desconocidos que no solo le alejan de sus padres, sino que, además, le hacen daño.
Por eso la foto es tan maravillosa, porque seguro que cientos, qué digo cientos... miles de madres, la verán y sentirán envidia, por no haber hecho algo así el día en que a sus bebés les tuvieron que sacar sangre.
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