Los bebés recién nacidos no pueden sujetar la cabeza. Por eso, cuando les cogemos, debemos tener especial cuidado y destinar una de las manos a sujetarles la cabeza.
Según van creciendo, van siendo capaces de sujetarla por sí mismos y hacia los tres meses la mayoría de los bebés lo han logrado. No conseguir este hito del desarrollo, o tardar más en hacerlo, puede indicar, entre otras cosas, que el bebé es hipotónico.
¿Qué es la hipotonía?
La hipotonía es una disminución del tono muscular. El tono muscular es el encargado de mantener la postura y es necesario también para la movilidad activa. Es la tensión que presenta un músculo para realizar una tarea, o la resistencia que ofrece el músculo a la distensión pasiva.
La hipotonía puede ser de predominio axial (el tronco), periférica (de las extremidades) o global.
¿Qué bebés tienen hipotonía?
La hipotonía no es una enfermedad, sino un signo, y puede aparecer en bebés con distintas patologías. Puede haber hipotonía por lesión cerebral, por lesión en la médula espinal, en los nervios, en los músculos o en los tendones.
Los bebés con síndrome de Down suelen tener una hipotonía marcada, especialmente del tronco. También tienen hipotonía los bebés prematuros. Además, aparece en bebés con otros síndromes genéticos como Prader-Willi, bebés con parálisis cerebral , miopatías congénitas, distrofias musculares…
¿Cómo saber si mi bebé tiene hipotonía?
Los recién nacidos suelen estar encogidos; tienen los brazos y las piernas flexionados y próximos al cuerpo, así como los puños cerrados. En ellos predomina el tono flexor y aductor.
Sin embargo, cuando un bebé tiene hipotonía suele tener una postura que llamamos en libro abierto, con las piernas flexionadas y separadas del cuerpo, como una rana. Los bebés hipotónicos son “blanditos”, no ofrecen mucha resistencia a los movimientos.
Además, los bebés con hipotonía suelen tener dificultades para alimentarse. Les cuesta engancharse al pecho, no son capaces de hacer bien el vacío para extraer la leche y tienen dificultades de succión; los bebés alimentados con biberón tienen también dificultades similares.
Por otro lado, como hemos comentado, los bebés con hipotonía tienen dificultades para alcanzar hitos del desarrollo psicomotor. Una de las primeras cosas que podemos notar es que no consiguen sujetar bien la cabeza. No tener sostén cefálico con 4 meses es un signo de alarma. Posteriormente vamos a notar que no son capaces de voltearse o tardan más en hacerlo, les cuesta mantenerse sentados… y más adelante veremos que tienen dificultades para ponerse de pie y caminar.
Además estos bebés pueden tener dificultad respiratoria y un llanto débil característico.
¿Cómo se diagnostica?
Por un lado, debemos valorar si un bebé tiene o no alteración del tono muscular. Por otro, debemos encontrar la causa de la hipotonía.
Para lo primero, es fundamental que un pediatra o un neuropedaitra explore al bebé. Tenemos diferentes maniobras para valorar el tono de un bebé: tracción de brazos, suspensión ventral, suspensión vertical…
Para lo segundo, deberemos realizar diferentes pruebas complementarias dirigidas a encontrar la causa de la hipotonía: analítica de sangre, pruebas de imagen, estudios genéticos…
¿Cuál es el tratamiento?
En el manejo de los bebés hipotónico intervienen diferentes profesionales: pediatra, neurólogo, rehabilitador, fisioterapeuta, logopeda…
La atención temprana es fundamental en estos casos. La fisioterapia, la psicomotricidad y la estimulación en estos niños son vitales, y cuanto antes se empiece, mejor. Además de las terapias, suele enseñarse a los padres diferentes ejercicios y actividades para que estimulen y trabajen con el niño en casa. La logopedia también suele ser importante en estos niños, especialmente si tienen dificultades para comer, o más adelante, para hablar.
Los bebés con algunas enfermedades concretas pueden beneficiarse de otros tratamientos médicos.
¿Cuál es el pronóstico?
Como hemos mencionado, la hipotonía no es una enfermedad sino un signo, por lo que el pronóstico dependerá de la causa que la origine.
La hipotonía de bebés con Síndrome de Down o el Síndrome de Prader Willi evolucionan hacia la mejoría, como también sucede en el caso de bebés prematuros.
Otros niños con malformaciones del sistema nerviosos central o distrofias complejas pueden tener una evolución menos favorable.