Un estudio demuestra que la leche materna expone a los bebés a compuestos tóxicos, pero amamantarles sigue siendo lo mejor
Lactancia

Un estudio demuestra que la leche materna expone a los bebés a compuestos tóxicos, pero amamantarles sigue siendo lo mejor

Llevo unos días viendo en la prensa varios artículos que avisan de que la leche materna está exponiendo a los bebés a compuestos tóxicos. Cada vez que los he visto me he hecho el sueco... vamos, que he mirado para otro lado, por aquello de ver si dejan de aparecer y nadie dice nada al respecto.

Sin embargo, han empezado a saltar a las redes sociales y están empezando a generar preocupación en las madres, madres que dan el pecho, madres que dan el pecho y también biberón, mujeres embarazadas que pensaban amamantar: ¡¿los bebés están tomando leche contaminada?! ¿Qué hay que hacer ahora? ¿Es hora de dar leche artificial en vez de la tan recomendada leche materna?

Qué dicen esos artículos: qué dice el estudio

Los artículos (Europa Press, RTVE, Bajo Palabra, IntraMed, Noticias de la Ciencia, etc.) hablan de un estudio realizado en la Universidad de Boston, en Estados Unidos, en el que han visto que algunos compuestos químicos llamados perfluorados (PFC) pueden transmitirse de madres a hijos mediante la lactancia materna.

Al parecer, la presencia de PFC en los niños amamantados aumenta entre un 20% y un 30% cada mes que pasa, mientras toman pecho. Los autores comentan esto:

Sabíamos que pequeñas cantidades de PFCs podían aparecer en la lecha materna, pero los análisis de sangre en serie que hemos realizado revelan ahora una acumulación en los bebés mientras amamantan.

Para llegar a estas conclusiones realizaron un seguimiento a 81 niños nacidos en las islas Feroe entre 1997 y el 2000, y analizaron la presencia de cinco tipos de PFC en su sangre al nacer, a los 11 meses, 18 meses y cinco años. También miraron los niveles en las madres en la semana 32 de embarazo.

Vieron lo que hemos comentado, que cada mes los niveles iban aumentando, y que comparándolos con los que toman lactancia mixta, las concentraciones no aumentaron tanto.

Además, observaron que cuando las mujeres dejaban de amamantar, las concentraciones de los cinco tipos de PFC disminuían en los niños. Por ello concluyeron lo siguiente:

No estamos desanimando a la lactancia materna, pero estamos preocupados por el hecho de que estos contaminantes se transfieran de generación en generación a una edad muy temprana.

Y si ellos están preocupados, pues imaginad las madres, que lo último que quieren es hacer algún mal a sus hijos.

Pero, ¿qué son los PFC?

Los PFC, tal y como podemos leer en ECODES, son compuestos muy utilizados en detergentes, disolventes, en la industria del teflón para utensilios de cocina, el velcro, como retardantes de llama en muebles o alfombras, y también en algunos tipos de envoltorios y envases.

Entran en nuestro organismo a través del agua, puesto que se han hallado en el agua del grifo de las principales ciudades españolas, a través de la alimentación, sobre todo por los efectos de los envoltorios y por el polvo, por aspiración, sobre todo en lugares con mobiliario que tiene retardante de llama.

Los posibles efectos para la salud dependen de la edad y el peso (en los bebés es más peligroso porque pesan poco) y, pese que aún se están estudiando porque no se sabe muy bien cómo nos perjudican, se piensa que pueden afectarnos a la tiroides, la glándula endocrina que tenemos en el cuello que segrega hormonas que regulan nuestro metabolismo y nuestro crecimiento.

Entonces, ¿la leche de las mujeres está contaminada?

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Claro, desde hace muchos años. Hace décadas, de hecho. Donde veas una fábrica, donde veas una industria, donde veas materiales que no están en la naturaleza, habrá personas contaminadas. La leche materna está contaminada, pero también lo estás tú, y tu pareja, y tu madre, tu padre, tus primos, tus hijos. Todos lo estamos en mayor o menor medida porque inhalamos, respiramos e ingerimos contaminantes continuamente.

Hace unos meses comentamos que ganar poco peso durante el embarazo podría aumentar el traspaso de contaminantes de la madre al bebé vía placenta. Los contaminantes se adhieren a nuestra grasa corporal, y el feto se alimenta de parte de esa grasa y de la que recibe la mujer a través de la dieta, así que si la mujer come poco, la placenta tiene que tirar de las reservas de la mujer y entonces recibe más tóxicos. Os copio además un fragmento curioso y bastante terrible:

El estudio forma parte del proyecto Infancia y Medio Ambiente (INMA), financiado por el Instituto de Salud Carlos III y en él buscaron no sólo los compuestos organohalogenados, sino también policlorobifeniles (PCB) y policlorobifeniles éter (PBDE). Todos los bebés tenían niveles detectables de contaminantes organohalogenados, aunque vieron que la mayor concentración de contaminante fue el insecticida DDT, encontrado en el 99,7% de los bebés. Esto es curioso, porque el DDT fue prohibido hace más de 40 años, pero es tan contaminante que sigue formando parte de nosotros y, lo que es peor, se transmite a los bebés vía placentaria.

El 99,7% de los bebés nacen ya con DDT y con diversos tóxicos. Que en el estudio que hemos comentado hablan solo de PFC, pero es que hay muchos más, como acabáis de leer.

¿Cuán contaminados estamos?

Si un bebé nacido hoy está contaminado con DDT, que lleva prohibido más de 40 años, esto quiere decir que nosotros lo heredamos de nuestros padres, o que lo hemos comido de los animales, de sus grasas, o que... vamos, que estamos todos contaminados. ¿Cómo saber cuán contaminados estamos? Muy fácil: donamos para la ciencia un trozo de nuestra grasa corporal para que lo analicen y listo.

Bueno, no es tan fácil... hacer un estudio con mucha gente a la que hay que extraer un trozo de grasa no es tan fácil, así que hay que pensar en algún tejido rico en grasas que pueda conseguirse con menos complicaciones. ¡Sí! ¡La leche materna!

La leche materna contiene grasa, es un tejido vivo, forma parte de las mujeres, es líquido, se analiza fácilmente y además se consigue sin mucha dificultad.

Pues este es el quid de la cuestión. No han descubierto que la leche materna está contaminada. Han descubierto que todos estamos terriblemente contaminados, porque la leche materna no es más que un indicador de la contaminación de una población.

Entonces, ¿no hay que pasarse ya a la leche artificial?

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Pues no, porque como he dicho llevamos décadas contaminados. Seguramente ahora lo estamos más que antes, pero es que los estudios que comparan la leche artificial y la leche materna siguen demostrando que es mejor, pese a la contaminación, seguir amamantando.

El día que la leche materna salga verde y a tropezones por culpa de las industrias (porque la culpa de que la leche esté contaminada no es de las madres, sino de la contaminación ambiental), pues habrá que ver qué es mejor, si dar el pecho o comprar leche artificial (fabricada en esas industrias que también ayudan a contaminar la leche materna).

Hay que tener en cuenta, además, que la leche artificial no está libre de peligro. Por desgracia, son muchos los casos de lotes contaminados que han supuesto verdadero peligro para los bebés. En China, hace unos años, unos lotes con un compuesto que no debía estar ahí acabó con la vida de muchos niños y con cerca de 10.000 niños hospitalizados. También en los países asiáticos retiraron leche artificial por riesgo de botulismo. En España se han retirado lotes por riesgo de salmonella y lotes de leche para alérgicos a la proteína de la leche de vaca, por contener proteínas de la leche de vaca. Y en Argentina, hace no mucho, por contener la bacteria Cronobacter Sakazakii.

Vamos, que sí, que por culpa del mundo en el que vivimos la leche materna está más contaminada de lo deseable, pero que no, sigue siendo mejor que los niños tomen pecho, porque no todo es velar por la tiroides de los bebés (que también, y por eso los gobiernos tienen que velar por nuestra seguridad a nivel ambiental), pues hay que tener en cuenta muchas cosas más, como las que comentamos al hablar de las diferencias entre leche materna y leche artificial. Por desgracia, los que no son amamantados porque sus madres no pueden, se ven afectados por las desventajas de la leche artificial, que aún está lejos de parecerse a la leche materna.

Más información

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Como este tema de los contaminantes en la leche materna es recurrente (cada dos o tres años sale un estudio diciendo lo contaminada que está) y siempre que sale uno la gente se preocupa por ello, la Asociación Española de Pediatría (AEP) publicó en el 2011 un artículo muy explicativo en el que hablaba extensamente sobre ello. Si queréis más información al respecto, y además saber cómo disminuir los niveles de contaminación, no os lo perdáis, porque es muy interesante. Podéis leerlo aquí.

Así, con esta información, y hasta que la leche salga radioactiva, tendréis claro, cada vez que salga una noticia que diga que estamos casi matando a los niños con los pechos femeninos, que sigue siendo mejor amamantar que dar leche artificial. Y probablemente lo será siempre, porque el día que la leche materna sea tan tóxica será señal de que estamos tan intoxicados todos que ya dará igual lo que los bebés tomen.

Fotos | iStock
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